Ante el alto nivel de fracaso de las medidas que se han intentado imponer para paliar el calentamiento global, y teniendo en cuenta que éste avanza demasiado deprisa como para que basten los recortes en las emisiones de CO2 que se intentó poner en práctica tiempo atrás, hay científicos que proponen adoptar medidas mucho más contundentes: La manipulación directa del medio ambiente a gran escala para contrarrestar el calentamiento del planeta. A este concepto se le conoce como ingeniería climática o geoingeniería.
Aunque un aumento significativo de los gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre alteraría para bien o para mal los patrones de precipitación a escala mundial, lo cierto es que la geoingeniería también interferiría con la precipitación y las nevadas, y quizá de forma más negativa, según las conclusiones a las que se ha llegado en una nueva investigación.
Este estudio internacional, conducido por científicos del Centro Nacional estadounidense para la Investigación Atmosférica (NCAR) en Boulder, Colorado, indica que el calentamiento global causado por el desmedido aumento de los gases de efecto invernadero provocaría un aumento de casi un 7 por ciento en el promedio de las precipitaciones, en comparación con las condiciones preindustriales. Otra cosa es, por supuesto, la influencia del calentamiento global en cada región de la Tierra; en unos sitios lloverá más que ahora y en otros menos. Y aparte, más lluvia no necesariamente es algo bueno, ya que si en vez de repartirse en un espacio de tiempo aceptable se concentra en episodios de precipitaciones torrenciales, causará daños en vez de ayudar a mantener una buena provisión de agua para la población.
Por contra, intentar resolver el problema del calentamiento global usando la geoingeniería podría provocar una disminución global de la precipitación media de aproximadamente un 4,5 por ciento. Y eso no excluiría aumentos locales de lluvia torrencial. Por ejemplo, los resultados del estudio indican que la geoingeniería podría impulsar precipitaciones estacionales de tipo monzónico en Asia Oriental, América del Norte, y en otras regiones, mientras que en otras áreas la lluvia menguaría entre un 5 y un 7 por ciento en comparación con la pluviosidad local justo antes de iniciarse la Revolución Industrial.
"La geoingeniería no curará al planeta", afirma tajantemente Simone Tilmes, científica del NCAR y coautora del nuevo estudio.
Las estrategias específicas de geoingeniería que han sido analizadas en esta investigación son las encaminadas a interceptar una parte de la luz que nos llega del Sol, como por ejemplo la de liberar, por medio de aviones u otros medios, cantidades colosales de partículas de sulfato en la estratosfera, para bloquear una parte de la luz solar, o realizar este bloqueo mediante la táctica de situar en órbita a la Tierra escudos y espejos que desvíen el calor solar para evitar que éste llegue a la superficie del planeta.
Tal como resume John Fasullo del NCAR, miembro del equipo de investigación, mitigar un poco el calentamiento global a cambio de reducir la lluvia útil no aporta ningún beneficio neto; lo que se gana por un lado, se pierde por otro. Y además, el clima de la Tierra no volvería fácilmente a su estado preindustrial aún cuando el calentamiento fuese mitigado con éxito.
En la investigación también han trabajado científicos de otras 14 instituciones, de Estados Unidos, Canadá, Noruega, Francia, Reino Unido, Alemania, Dinamarca, China y Japón.
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