Y aquí encontramos una tendencia en el sector de alimentos que puede
ser una interesante veta de negocio, en especial si usted emprende un
criadero de caracoles, más allá de su jardín. Cabe decir que a la carne
precocida de este molusco se le denomina escargot.
Los restaurantes que tradicionalmente han ofrecido especialidades con
escargots tienen proveedores regulares, pero hay nuevos negocios que
están integrando en sus menús platillos con caracoles, que exigen
suministros, además de la compra de enlatados. Estos restaurantes están
comprando la carne de caracol entre 100 y hasta 400 pesos el kilo,
indican miembros de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes
y Alimentos Condimentados, Canirac. (México)
El precio depende del tipo de caracol. Digamos que si los caracoles son
de cría, su precio aumenta. Los caracoles de jardín pesan entre seis y
12 gramos cada uno, mientras los de cría tiene un peso entre 12 y 15
gramos cada uno.
Algunos otros usos de estos moluscos se encuentran en la medicina y en la industria de cosméticos.
Considerando esto, iniciar una empresa de crianza de caracoles
representa una opción no sólo para empresarios medianos y pequeños,
sino para aquellas personas que no cuentan con un gran capital.
Pese a que normalmente la producción mexicana es destinada al mercado
nacional --que está en crecimiento-- los países con mayor cultura de
consumo de caracoles buscan exportadores mexicanos, indica la entidad.
En este sentido, se abren los espacios de oportunidad ya que la
producción actual de estos moluscos aún es insuficiente para atender la
demanda de mercados extranjeros como Estados Unidos, Europa y Asia, por
lo que tendría sus ventas aseguradas.
¿Negocio complementario?
En un principio, el cultivo de caracol podría tenerse como una segunda
fuente de ingresos, ya que al comienzo el negocio será pequeño, además
de que estos moluscos de tierra nacen en verano, crecen en otoño, en
invierno están en letargo y hasta la primavera comienzan a
reproducirse, por lo que se trata de una inversión a largo plazo,
señala la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.
Para comenzar se pueden buscar ingresos extras con caracoles
recolectados que se ponen en cuarentena, sin agua ni alimento, para
eliminar la posibilidad de enfermedades. Así, cuando se comience la
alimentación, se asegurará un caracol de mejor calidad.
Posteriormente se colocan en un pequeño lugar con una malla, agua y
luz, en donde se colocan las harinas, que tiene la consistencia de la
arena de playa. El negocio en pequeño requiere de una sola persona que
se haga cargo, dedicando dos horas diarias a cuidar a los caracoles, y
exige una inversión inicial aproximada de cinco mil pesos.
Este monto abarca la colocación de módulos sobreelevados, tipo
invernadero con malla, así como pasto silvestre para crianza, o bien,
módulos con alimento, de dos por dos metros mínimo, divididos en dos:
zona de reproducción y de engorda.
La inversión también incluye techo, luz, y agua por aspersión para cada
módulo. En este caso se pueden obtener entre 20 y 30 Kilos, en
promedio, con ventas aproximadas de cuatro mil pesos.
Ahora bien, hablando de un invernadero de mínimo 500 metros cuadrados,
donde se obtienen 12 kilos de caracol por metro cuadrado --se
reproducen dos veces al año--, se hablaría de un monto de inversión de
entre 50 mil y 100 mil pesos, por requerirse de un espacio para el
almacenaje de los miles de caracoles que se comercializarán.
En un invernadero de estas dimensiones, se puede obtener una producción
de hasta seis mil kilos de caracoles en dos cosechas, lo que implicaría
unos 30 mil dólares por su venta, si tomamos como referencia el precio
mundial de este producto, que es de cinco dólares por kilo de acuerdo
con la Asociación de Helicicultores.
Así, un empresario que decida dedicarse a la exportación de caracoles,
en un espacio de cinco mil metros cuadrados obtendrá 60 toneladas que
le darán 300 mil dólares en ventas anuales.
Requisitos técnicos
Criar caracoles para consumo humano implica engordarlos con agua y
harina de cereales enriquecida con calcio. A los seis meses se
recolectan, de manera cuidadosa, cuando su cáscara tiene una especie de
rebaba y están listos para su venta. Se colocan en un módulo aparte.
Por otro lado, en términos de cuidados en la época de reproducción, los
lugares fríos no son recomendables para su crianza debido a que será
necesaria mayor inversión para mantenerlos a temperaturas templadas de
18 grados; de 22 grados para incubar los huevos, y arriba de 10 grados
cuando sacan los cuernos. Por ello, en épocas de frío, el kilo de
caracoles es mucho más caro, indica el Instituto Internacional de
Helicicultura.
Con el empleo de calefacción permanente la inversión se incrementa
entre un 10 a un 20 por ciento de acuerdo con empresarios consultados.
Asegure la rebanada
Tal vez se preguntará qué puede hacer un pequeño productor de caracoles
ante un reto tan grande, como la de ser proveedor de otros países. Pues
bien, según el Instituto Internacional de Helicicultura, una persona
que comienza una empresa de crianza de caracoles sí tiene parte en el
mercado, ya que puede convertirse en proveedor de acopiadores.
Estos emprendedores reúnen, con pequeños volúmenes, grandes toneladas
para exportarlas hacia Estados Unidos, Asia y Europa en donde Francia
es el mayor consumidor del mundo con 50 mil toneladas anuales.
La tendencia, según el órgano especializado en este tipo de producción,
es que se multiplique por cinco el nivel de consumo anual de caracoles,
durante los próximos 20 años, es decir, la demanda crecerá a un millón
500 mil toneladas, lo que significa un aumento de ocho por ciento
anual. Y además que ese aumento es sostenido, es decir, será permanente
y cada vez mayor. ¡Hay que aprovecharlo!
Los derivados de los caracoles son carne, huevos, conchas, baba, vísceras y heces que se utilizan en:
Gastronomía (patés, caviar, pasta con caracoles, caracol marinado).
Productos enlatados (carne de caracol enlatado, carne de caracol con salsas, carne de caracol con crema, crema de caracol).
Conservas (jugo de caracoles en envase de vidrio, caracoles completos
en envase de vidrio, caracoles con concha empacados al vacío).
Productos estéticos (base de cosméticos, gel para reducir la celulitis,
cremas exfoliantes, cremas para desvanecer arrugas, cremas para
eliminar estrías).
Industria farmacéutica (base para medicamentos que ayudan a reconstruir
la mucosa gástrica, base para crema contra afecciones pulmonares, base
para pastillas con calcio, y para combatir el colesterol).
Mercado en crecimiento
¿Qué debemos saber de los caracoles terrestres?
Existen cuatro mil especies de caracoles: la Hélix Aspersa o caracol de
jardín es la más demandada en platillos, crece en cautiverio
rápidamente; la Hélix Pomatia o de Borgoña tiene carne más fina, pero
es más lenta en crecer.
La carne precocida se le denomina escargots.
El caracol de tierra es utilizado en platillos que se cocinan o fríen.
Su carne es rica en proteínas y baja en grasas, sin colesterol.
Crecen en cautiverio y alcanzan su madurez a los seis meses.
Los caracoles de jardín pesan entre seis y 12 gramos cada uno. Los de cría, entre 12 y 15 gramos cada uno.
Por ser hermafrodita, cada caracol pone de 80 a 120 huevos al año.
Entre 15 y 25 días dura la incubación y el desove dura más de un día.
Sus periodos de letargo son en verano e invierno.
No tienen oído, ni olfato, sólo poseen tentáculos oculares.