Página 1 de 2 El
gobierno de Argentina anunció una inversión millonaria en el sector de
energía eólica para aumentar la producción de electricidad y fabricar
molinos. Empero, ambientalistas plantean dudas sobre la eficacia y la
transparencia del proyecto.
Azotada por vientos fuertes y constantes, la austral región de la
Patagonia es privilegiada para el desarrollo de la energía eólica. Sin
embargo, existen hasta ahora sólo 10 parques de este tipo de generación
eléctrica que producen, en conjunto, unos escasos 27 megavatios para un
mercado que demanda 23.800 megavatios.
Alrededor de 90 por ciento del consumo de electricidad en Argentina se
abastece de la quema de combustibles fósiles, como petróleo y gas
natural, recursos no renovables y de precios ascendentes que además
contribuyen al recalentamiento del planeta con sus consecuencias en el
cambio climático.
El resto de la matriz energética tiene fuente hidráulica (4,7 por
ciento), nuclear (1,3 por ciento), y en una medida casi insignificante
la leña, el bagazo, eólica y solar.
Desde mediados de los años 90, organizaciones ambientalistas procuran
que el Estado y las empresas privadas aprovechen el inagotable viento
patagónico para hacer más sustentable la matriz energética. Pero sus
demandas y propuestas para un desarrollo paulatino fueron casi
sistemáticamente desairadas hasta ahora por las autoridades.
Pero el gobierno se comprometió el año pasado a aumentar hasta ocho por
ciento el aporte de electricidad de fuentes renovables antes de 2013.
Esa meta también parecía una mera declaración de buena voluntad hasta
que al fin el Estado puso la mira en el viento y anunció una fuerte
inversión. Pero el modo no convence a los expertos.
El gobierno de la provincia Santa Cruz, que integra la Patagonia y de
donde proviene Kirchner, firmó un acuerdo con la empresa estatal de
tecnología industrial Invap para destinar 55 millones de dólares a la
fabricación de 34 aerogeneradores de alta potencia para la producción
de energía para el ámbito local y vender al mercado internacional.
"Primero vamos a desarrollar el prototipo de molino, luego habrá que
homologarlo y en cinco años podremos estar surtiendo la demanda local y
participando en subastas internacionales con un producto propio, que
pueda servir para instalar en condiciones climáticas severas", adelantó
Hugo Brensdrup, ingeniero de Invap.
"Para recuperar esta inversión habrá que ir aumentando el componente de
energía eólica en la demanda, de manera de ir generando un mercado",
abundó el técnico. En este sentido, Brensdrup celebró la decisión
gubernamental de completar las conexiones para sumar la energía eólica
patagónica al sistema eléctrico nacional.
Según Brendsrup, el desarrollo no sólo permitirá sustituir molinos
importados y proveer a otros mercados, sino que además creará una
industria que utiliza mano de obra de manera intensiva. "Para fabricar
100 aerogeneradores van a hacer falta entre 3.000 y 4.000 trabajadores
en todas las fases del proceso", se entusiasmó.
Este planteo de producir molinos sin haber desarrollado previamente el
mercado de la energía, despierta dudas y críticas de los impulsores de
esta energía.
Laura Gianelli, de la Asociación Argentina de Energía Eólica, explicó
que "para desarrollar una línea de producción hace falta capacidad
tecnológica y mercado".
"Siempre es bueno fomentar el desarrollo tecnológico local, pero hay
que evaluar en cada caso el costo-beneficio de una inversión de esta
magnitud, porque el mercado de molinos eólicos no está desarrollado a
nivel local, ni tampoco a nivel regional", advirtió Gianelli, directora
de Normativa y Regulación de la asociación.
Del mismo modo, Juan Carlos Villalonga, director del capítulo argentino
de la organización ambientalista Greenpeace, alertó respecto de que el
tan ansiado desarrollo eólico se inicie en este país mal por falta de
transparencia.
"No se puede atar el proyecto eólico a una sola empresa, no es sano,
preferiríamos que haya reglas claras para todas las compañías",
comentó.
Tanto Gianelli como Villalonga destacan el modelo de Brasil, donde se
puso en marcha el Programa de Incentivo a las Fuentes Alternativas
(Proinfa) por el que el Estado garantiza un precio sostén para la venta
de 1.400 megavatios de electricidad de fuente eólica, por una
determinada cantidad de años.
El Proinfa también prevé financiamiento oficial y fija un porcentaje de
fabricación local en las partes. Al garantizar la compra de la energía
con un precio fijado de antemano, Brasil crea un mercado y permite la
participación de todas las empresas del sector, no de una sola que
puede no ser la mejor, explicó Villalonga.
"No es que, si lo fabrica Invap no sirve", sostuvo Gianelli. "Es muy
bueno que se plantee la discusión sobre estos temas y que haya
preocupación por hacer algo, pero yo tengo muchos recaudos", confesó.
"¿A quién le van a vender esos molinos? ¿Cuánto mejor será la calidad
que los que existen hoy en el mercado?", se preguntó.
Gianelli remarcó que la tecnología de los molinos es muy sofisticada y
lo será más cuando se le exija competir en resultados con la energía de
fuentes convencionales.
Al respecto, Oscar Balestra, gerente local de Vestas, la empresa
holandesa que fabrica molinos para el mercado mundial, respaldó los
planteos de los ecologistas y reclamó al Estado "un juego más abierto",
en el que puedan participar en competencia las distintas empresas del
sector.
Balestra dijo que la idea de crear una fábrica argentina "es muy
loable", pero planteó muchos interrogantes respecto de los desafíos que
esa compañía deberá enfrentar si quiere salir al ruedo en un mercado
muy exigente, que ya tiene jugadores de larga trayectoria.
"¿Qué experiencia tiene Invap para competir con (la firma alemana)
Siemens, con (la estadounidense) General Electric o con Vestas que
tienen planes de entrega ya para 2008?", se preguntó el ejecutivo. "Y
si se logra aquí un desarrollo competitivo ¿qué cliente va a comprar un
molino a un país sin experiencia de instalación?", alertó.
En este sentido, el empresario advirtió que los grandes bancos de
inversión, que financian la incorporación de este tipo de equipamiento,
no van a aceptar aerogeneradores sin garantías de que no habrá fallas
en el funcionamiento de corto o mediano plazo, objetó.
Finalmente, Villalonga apuntó que, si bien es cierto que la tecnología
es cara y difícil de incorporar, la fabricación propia de molinos no
debería ser un requisito para dar el salto en la mayor producción de
energía eólica. El camino para avanzar está en el subsidio a la
demanda, según coinciden los ecologistas.
"Se le exige a lo eólico lo que no se exige a ninguna otra industria",
sostuvo. "Si hay competidores fuertes en el mercado ¿porque no
establecer reglas claras para que todos puedan participar?", añadió.
Las preguntas están planteadas y los expertos aguardan que a las respuestas no se las lleve el viento patagónico.
Marcela Valente
Fuente: IPS
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Intereses Escrito por Invitado el 2007-08-06 11:25:19 Me pregunto porqué las empresas extranjeras con experiencia en el tema, tienen tanto interés en que se las considere en primer lugar, antes que el desarrollo local. ¿No tuvieron que lidiar con su inexperiencia también?. Por otra parte (piensa mal y acertarás) ¿A qué precio nos venderán su tecnología? y... ¿quién irá "prendido" en el medio del negocio resultante?. Disculpen mi escepticismo, pero muchos argentinos estamos aprendiendo recién ahora a no tragarnos cualquier bagre. Saludos... |
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