Los océanos son uno de los mayores catalizadores de la contaminación
ambiental. "De los 11 kilos de dióxido de carbono producido, a diario,
por los terrícolas, los océanos absorben 4", dice el profesor Reiner
Schlitzer, del Instituto alemán Alfred Wegener de Investigaciones
Marinas y Polares, con sede en Bremerhaven.
Flora y fauna marinas: más susceptibles
La capacidad renovadora de los mares no es infinita. Aunque la
absorción de gases tóxicos por parte de los océanos amortigua un tanto
sus efectos, las aguas marinas reaccionan con su acidificación a la
excesiva carga de dióxido de carbono. El océano más afectado por dicho
efecto es el Antártico y los organismos en mayor peligro son los
calcáreos, plantas o animales, habitantes de las gélidas aguas de las
profundidades del cono sur.
Sobre
los efectos de la contaminación ambiental en los océanos la revista
Nature publicó, recientemente, los resultados de un estudio
internacional desarrollado por 27 oceanólogos, entre ellos, el profesor
alemán Schlitzer y su equipo de científicos que aportaron diferentes
modelos de calculación. Otros países europeos, Japón, Australia y
Estados Unidos, estuvieron, igualmente, vinculados al proyecto.
Los expertos encontraron que en los mares, sobre todo en los polares, y
"en particular en el océano Antártico, desaparecería la flora y fauna
calcárea en 50 ó 100 años si el alto grado de emisiones contaminantes
persisten", confirma Schlitzer. Hasta ahora los cálculos partían de que
dichos efectos se harían visibles mucho más tarde.
El hombre: víctima de sus propio invento
Ya que los organismos más afectados son una fuente importante de
alimentación para crustáceos, salmones y ballenas, la cadena de
afectados terminaría, tarde o temprano, regresando al hombre, el
depredador y consumidor final de los frutos del mar. Amén de los
efectos nocivos que se temen en los ecosistemas marinos de los polos.
Claro está que el mayor responsable de la acidificación de los mares es
el hombre mismo y el excesivo uso de carburantes, por lo que los
científicos involucrados en el estudio hacen un llamado a actuar a
favor de una reducción de las emisiones.
Corales en peligro de extinción
Si hay una mala noticia para los polos, hay una menos trágica para el
trópico. "La composición de ácidos ocasionada por dióxidos de carbono
es más lenta en los mares de aguas cálidas", expresa Schlitzer.
Pero no todo está seguro y menos en los polos. La concha de los
caracoles de alas que vive en aguas frías, se compone de aragonito, una
de las formas más difundidas de carbonato de calcio, atacado,
directamente, por la acidificación.
Sólo si las aguas marinas contienen suficiente aragonito, los caracoles
pueden sobrevivir. Según los cálculos científicos "las concentraciones
de aragonito bajaran en todos los mares en el presente siglo". La
amenaza es ahora real: grandes poblaciones de corales pueden
desaparecer.
Los resultados del estudio deberían mover y conmover a activistas y
políticos encargados de tomar las decisiones necesarias para frenar o
parar la contaminación ambiental en todo el mundo.