 La
empresa brasileña Anaconda busca en la Bolsa de Río de Janeiro un
comprador que la premie por su respeto al medio ambiente. Tiene
previsto la instalación de una tecnología que reduce la emisión de gas
metano en el tratamiento de residuos sólidos, y espera embolsarse unos
millones de dólares a cambio.
El 15 de septiembre se inauguró el Banco de Proyectos de Reducción de
Emisiones, una iniciativa de la Bolsa de Mercaderías y Futuros de Río
de Janeiro, en la que las empresas con planes de reducción de emisiones
contaminantes se pueden inscribir para vender derechos o créditos de
emisión.
Es el primer paso para crear el Mercado Brasileño de Reducción de
Emisiones, pionero entre los emergentes, que empezará a funcionar antes
de fin de año y que servirá de ejemplo para otros países pobres que se
esperan beneficiar del Tratado de Kyoto. Un mercado líquido permitiría,
por ejemplo, que las empresas europeas con exceso de emisiones
comprasen el derecho a hacerlo en estos países a un precio menor,
ahorrando dinero porque los derechos son más baratos y fomentando la
energía limpia.
"Las empresas que reconozcan la oportunidad de negocio tendrán una
ventaja competitiva. Esto no es filantropía, no es necesariamente sobre
hacer el bien. Es sobre hacer negocios y ser responsable a la vez",
explica Andrei Marcu, presidente de la International Emissions Trading
Association.
Según el Tratado de Kyoto, en vigor desde febrero, los países
industrializados deben reducir una media del 5% sus emisiones
contaminantes antes de 2012. Para ello el acuerdo prevé varios
mecanismos, como la negociación de derechos de emisión que se realiza
en los países desarrollados. Para los países pobres el instrumento es
el Mecanismo de Desarrollo Limpio: como no están obligados a reducir
sus emisiones, cualquier recorte voluntario se convierte en derechos
que se pueden vender.
En Europa ya funciona un mercado de derechos de emisión que empezó a
operar en abril y en el que se mueve una media de un millón de
toneladas de CO2 al día. El precio es de 25 a 30 euros por tonelada,
muy por encima de como se venden las toneladas generadas por los MDL en
Brasil, entre 4 y 5 euros.
El país latinoamericano ha visto la oportunidad y no quiere
desaprovecharla: es el que más proyectos tiene, 74, en la ONU en espera
de certificación. Según el Banco Mundial, Brasil ha captado el 13% del
volumen de carbono negociado hasta abril, sólo por detrás de India, que
absorbió el 31%. Además, el primer proyecto aprobado por la ONU, por el
que el Gobierno de Holanda financia la eliminación ecológica de
residuos en Nova Iguaçu, en Río.
"Es una gran oportunidad para el país. Estamos haciendo un esfuerzo
fiscal, dando credibilidad a las finanzas públicas y tenemos el grado
de inversión. Si todo esto pasa al tiempo que ese mercado se
desarrolla, éste acabará siendo uno de los focos del mercado mundial de
carbono", afirma Carlos Iván Simonsen Leal, presidente de la Fundación
Getúlio Vargas, que ha promovido el Banco de Proyectos. La UE,
principal comprador
Los países de la UE son los principales compradores de derechos de
emisión de todo el mundo. Entre enero de 2004 y abril de 2005, Holanda
compró el 16% del volumen negociado, seguido del Reino Unido, con el
12%. El resto de la UE suma el 32%. Japón absorbió el 21% del total y
EE UU, que no ha ratificado el tratado, un 4%.
La evolución del mercado de emisiones sustenta el optimismo para el
futuro. "En los últimos años las instituciones multilaterales y los
Gobiernos han liderado los fondos de carbono. Y hay más de una docena
creados. Lo más interesante ahora es que el sector privado está
entrando en ellos", apunta Frank Joshua, director general de la Climate
Investment Partnership, organización suiza que gestiona las inversiones.
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