La
devastación local que dejó tras sí el huracán Katrina fue inmensa pero,
por suerte, menor a la temida. Su efecto, sin embargo, se hará sentir
globalmente. Expertos opinan que lo peor aún está por venir.
Las compañías petroleras localizadas en el golfo de México pararon su
producción debido al huracán Katrina y, debido a la inseguridad en el
mercado, el precio del barril del petróleo sobrepasó los 70 dólares por
algunas horas para luego bajar a 69,87. Aunque aún no se sabe a ciencia
cierta en qué medida han sido afectadas las refinerías de la región del
golfo ni a cuánto ascienden los costos, los efectos en la economía
mundial se hacen sentir ya.
Debido a Katrina y sus destrozos, la Asociación de Industriales
alemanes redujo su pronóstico de crecimiento económico: para el año
2006 será difícil que alcance el 1%, así lo manifestó Reinhard Kudiß,
economista de la Asociación Alemana de Industriales.
Por su parte, Jürgen Pfister, economista jefe del banco Bayerische
Landesbank, en entrevista con DW-TV, declaró que, en caso de que los
precios del petróleo sigan así, el endeble crecimiento que se esperaba
en Alemania para el año entrante tendrá que ser corregido hacia abajo.
A pesar de que se cuenta con que los precios vuelvan a un rango entre
55 y 60 dólares, la inseguridad al respecto es demasiado grande.
Distribución global del daño
Muchas empresas no han tenido aún en cuenta en sus cálculos un precio
de la energía tan alto, pues se presume que este encarecimiento será
pasajero. Sin embargo, en la misma medida en que los precios del
petróleo y, con ello, los de la energía se incrementen, los clientes lo
sentirán en su bolsillo: cada kilómetro de su auto costará más y la
calefacción en el invierno será más cara. Si bien el consumidor está,
entre tanto, acostumbrado a pagar su cuota individual por cada
catástrofe natural, por cada guerra o ataque terrorista ante las
distribuidoras de gasolina, mucho parece indicar que lo peor está por
venir.
¿Una venganza de la naturaleza?
La mayoría de los expertos de todo el mundo está de acuerdo en que si
bien los huracanes tienen sus ciclos de mayor o menor presencia, la
furia con la que aparecen en éste se debe claramente al calentamiento
global debido al efecto invernadero. Y los pronósticos son aterradores:
según las últimas declaraciones de investigadores, tanto alemanes como
estadounidenses, los huracanes, los vientos y las lluvias por venir
aumentarán en intensidad.
Por lo pronto, según los primeros cálculos Katrina no ha tenido la
intensidad temida y ha causado daños que superan los 21.000 millones de
euros y el presidente norteamericano, George W. Bush, plantea recurrir
a la reserva estratégica de petróleo de Estados Unidos para paliar los
efectos del daño en las plataformas petrolíferas y la paralización de
la producción en esa región. Diversos economistas, sin embargo,
no excluyen una subida del precio del barril de petróleo hasta los 80
dólares. Y entonces, hasta el siguiente huracán.
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