Frente a invertir en un nuevo equipo, podemos hacer mucho (sino bastante) para reciclar y operar con inteligencia antiguos equipos de audio y darle a la fuente digital el mejor de los finales acústicos posibles. ¿Cómo? Ahí van 5 opciones:
1) Una radio a válvulasDesaparecidas de la cotidianidad y relegadas a casas de pueblo y desvanes o a meros objetos de decoración, las radios a válvulas se han quedado en un asunto de coleccionistas.
Aquellas radios completamente mono, fabricadas en baquelita, tardaban unos minutos en calentarse y generar sonido adecuadamente. Sin embargo, son pocos los que reparan que muchos modelos clásicos, como la mítica Philetta de los años cincuenta (que Philips ha reeditado en plástico y chips digitales) incorporan una entrada posterior fácilmente convertible a fuentes externas.
Esta entrada para antiguos giradiscos no está sobrealimentada y con un pequeño cable de jack alimentará cualquier fuente externa, ya sea teléfono o un iPod. Los modelos clásicos, como las Philips, Grundig o Sharp, que se pueden conseguir en eBay a unos U$D 125, suenan superiores a cualquier altavoz de ese precio. Aunque delicadas, son todo romanticismo: huelen a cable quemado, al polvo tibio encima de las lámparas, generan calor y segregan la música en planos diferentes, según la dimensión espacial de los instrumentos, sin ninguna ecualización artificial, liberando el sonido en su dimensión espacial orgánica.
2) Un streamer ecológico y 'lowcost'El británico Paul Cocksedge ha inventado The Vamp, un pequeño amplificador mono que se conecta a ellos en segundos a cualquier altavoz y transmite vía Bluetooth la música digital de smartphones y PCs.
"Me preguntaba qué podría hacer para dar una vida a los viejos altavoces, para salvarlos... Así que creé el Vamp", contaba en su estudio de Londres antes de su lanzamiento. Con 4 vatios de potencia y rematado en aluminio, su criatura incluye una batería interna con recargable por USB e imanes de fijación.
3) Un estéreo 'vintage' y un minijackRecuperar los viejos estéreos compactos o hacerse con un amplificador a transistores más o menos decente es más que posible hoy en día. La gran mayoría de las marcas japonesas de los setenta y los ochenta (Sony, Sansui, Pioneer), incluso joyas jamesbondianas tipo Bang&Olufsen o Braun de esos años se consiguen hoy por muy poco dinero.
Sus ventajas: la alimentación de las cajas acústicas con carácter plano, sin trucos ni delirios audiófilos y las circuiterías sólidas, de espíritu "caliente". Cuando la música digital termina en un dispositivo analógico, pierde esa frialdad de la compresión y comienza una nueva vida, se escucha distinto.
4) Un adaptador inalámbricoPuedes tener el equipo que quieras, retro o ultramoderno, pero también querer pinchar con el móvil, sin cables, a través de tu servicio de streaming favorito (que además pagas), como rezan las bondades de todo altavoz multimedia e hiperdigitalizado que ahora abundan.
Para estas soluciones intermedias, basta un adaptador Bluetooth inalámbrico (los hay de marcas mainstream como Belkin o Logitech) o alguna solución WiFi, como el Airport Express de Apple, donde se pierde menos calidad en la transmisión y se gana distancia de alcance.
5) Un amplificador DIY¿Eres habilidoso? De nuevo en la web, si eres capaz de soldar un par de cables y tres condensadores, decenas de fabricantes ofrecen kits de amplificadores a válvulas EL34 con una respuesta decente. Si además sustituimos esas válvulas nuevas por algunas vintage de alguna radio o televisor, prepárate a despeinarte por la presión.