Página 1 de 2 Mientras los efectos del cambio climático avanzan y la mayoría del planeta se alarma por la inminencia de escenarios catastróficos, hay quienes ya están viendo las ganancias que se podrían obtener gracias al calentamiento global.
Según el último informe publicado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, las latitudes más altas tendrán impactos positivos: allá donde había nieve, se cubrirá de cultivos; de cómo el deshielo abrirá caminos y hará posible la extracción de valiosos recursos, mientras que otros ya invierten en la compra de tierras con acuíferos.
Aunque, como explica Jorge Gutiérrez, investigador del Instituto Humboldt, “cuando se habla de estos impactos positivos, también hay que pensar que hay unos costos no menores para el conjunto del planeta. Son beneficios momentáneos”.
Presentamos cuatro bloques o sectores que ya se están viendo beneficiados.
Los frutos del deshielo
Según datos de Naciones Unidas, el hielo del océano Ártico ha ido disminuyendo un 2,7 por ciento cada decenio, y como señala el periodista McKenzie Funk, autor de Windfall: The Booming Business of Global Warming, “el deshielo en el Ártico abre paso a la explotación de las petroleras” y a nuevas rutas de navegación y comercio.
Groenlandia y la Antártida perdieron 400 km cúbicos de hielo en un período de cinco años, y la ruta de navegación que uniría Canadá con Rusia está cerca de ser una alternativa viable durante el verano, lo que está haciendo que las grandes navieras se froten las manos.
Actualmente el trayecto que une Inglaterra y Japón supone 23.300 km por Panamá y 21.200 km por el canal de Suez. Por el paso nórdico quedaría reducido a solamente 15.700 km.
Del deshielo también sacarán provecho compañías como Barrick Gold, que opera proyectos mineros con unas reservas de 104,1 millones de onzas de oro. Esta empresa planea aprovechar el deshielo del glaciar Pascua-Lama, en Chile, que alberga uno de los mayores recursos de oro y plata del mundo, con más de 15 millones de onzas de oro y 675 millones de onzas de plata hasta ahora inaccesibles.
Los recursos hídricos no renovables
Se estima que el volumen total del agua subterránea ocupa una región de entre 8 y 10 millones de kilómetros cúbicos, 200 veces más que el agua superficial. Pero la tasa de extracción se ha triplicado en los últimos 50 años, aumentando a una ritmo anual de entre el 1 y el 2 por ciento, según la Unesco. A ello se suma que casi la mitad de la población mundial vivirá en 2030 en condiciones graves de estrés hídrico, según advierte la Ocde.
Todo ello ha provocado que cada vez más inversores acaparen tierras en África y Latinoamérica para asegurarse reservas acuíferas. Por ejemplo, el Centro de Investigación Periodística de Chile (Ciper) denunció al empresario Isidoro Quiroga, conocido como ‘el zar del agua’, que obtuvo más de US$ 25 millones por la venta de derechos acuíferos.
El agua se considera el oro del futuro, en una época que abre paso al “hidrocolonialismo”, como lo define Gustavo Duch, de la revista ‘Soberanía Alimentaria’.
Uno de los resultados de este cálculo es el bono S&P Global Water, que según la gestora Fidelity ha dado más dinero a los inversores que el petróleo, el gas o las materias primas en la última década.
Apuesta por la innovación
Combatir el cambio climático es también negocio para la industria energética. La iluminación led, los biocombustibles o incluso los seguros meteorológicos para los agricultores forman parte de este grupo de visionarios, de los que forma parte NGP Global Adaptation Partners, que propone nuevos sistemas de riego, tratamiento y potabilización del agua.
Los cultivos se trasladan al Norte
Dos tercios de las tierras cultivables en África podrían perderse para el 2025 debido al cambio climático, según Naciones Unidas, mientras que vastas extensiones de Canadá y Siberia podrían convertirse en aptas para la agricultura con el incremento de 1,8 grados en las temperaturas.
Erick Fernandes, asesor en Cambio Climático del Banco Mundial, lidera un estudio en Latinoamérica, en el que se comparó la resistencia de los cultivos de maíz, soja, trigo y arroz en la región. De estos, el último es el único que podría ver cómo sus cosechas rinden hasta un 20 por ciento más para el 2050. “En este momento Latinoamérica es un importador neto de arroz, pero tendremos condiciones muy buenas para producirlo”, señala Fernandes. El cambio más drástico se dará en la Europa boreal, con mayor productividad de sus cultivos de hasta el 34 por ciento en el 2080, según el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). En Groenlandia, por ejemplo, el calentamiento y el deshielo hacen posible el cultivo de verduras como brócoli y pepinos y ya se experimenta con la papa. Pero no son los únicos: hacia mediados de siglo, el calor hará más rentable el cultivo del olivo en la cuenca del Mediterráneo, especialmente en el Norte de África, donde el incremento medio de la cosecha será del 4,1 por ciento, según una investigación de la Academia de Ciencias de EE. UU.
Es también la primera vez que Inglaterra ostenta el título de los mejores champaña tras tres décadas en las que la industria del vino británico ha duplicado su tamaño gracias al calentamiento global, según el New York Times.
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Serenidad Escrito por Invitado el 2014-08-10 11:02:34 Ojalá tomemos con seriedad los cambios que estamos causando con nuestra forma de vivir. Es el futuro de las próximas generaciones que jamás sabrán que existió un continente congelado. | |