El segundo miércoles de octubre de cada año se celebra el día internacional para la reducción de los desastres naturales, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1990. Dejado de lado en el año 1999 se retomó en el 2001 para promover una cultura mundial de reducción de los desastres naturales.
El sentido del día internacional para la reducción de los desastres naturales tiene como objetivo prevenirlos, mitigarlos y lograr que se esté preparados para enfrentarlos.
Se busca disminuir las pérdidas de vidas, la afectación económica, social y ambiental derivada de los peligros naturales y los desastres tecnológicos y ambientales conexos. El día internacional para la reducción de los desastres naturales pretende la colaboración solidaria de todos los estados del planeta, dado que ninguno está exceptuado de ser una posible víctima. La estrategia se basa en las asociaciones de colaboración donde participan todos los individuos y las comunidades con el fin de que las consecuencias se reduzcan al máximo. Cuatro son las bases de este plan, esgrimido en cada día internacional para la reducción de los desastres naturales: aumentar la conciencia del público respecto de los riesgos y la vulnerabilidad de los desastres, pues cuanto más información posean las personas, las organizaciones y los gobiernos, el modo de hacer frente a los desastres será más eficaz. Lograr el compromiso de las autoridades de cada estado tanto para la colaboración con otros estados como en la educación y legislación fronteras adentro. Estimular alianzas interdisciplinarias. Por último, aumentar los conocimientos científicos sobre el tema, lo que implica inversión y reconocimiento nacional e internacional.
Existen diversos organismos para llevar adelante este plan; entre los principales se encuentra el Equipo de Tareas Interinstitucional encabezado por el Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Secretaría Interinstitucional de la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres.
El 75 por ciento de la población mundial vive en zonas que han sufrido al menos una vez un terremoto, un ciclón tropical, una inundación o una sequía entre los años 1980 y 2000. El saldo es de casi doscientas personas muertas por día en todo el mundo y pérdidas que ascienden a cifras económicas siderales.
Los desastres naturales están íntimamente ligados al desarrollo humano, pues lo ponen en peligro; atender las consecuencias de los desastres implica muchas veces desatender cuestiones esenciales de un país, como la seguridad, la vivienda, el medioambiente, educación, etc. Otro aspecto que se destaca en cada día internacional para la reducción de los desastres naturales es que estos, a veces, son producto del mismo desarrollo (urbanización, agricultura intensiva, etc).
El PNUD ha desarrollado una variable para que se comprenda mejor la relación entre el desarrollo y los riesgos de desastre en el mundo: el IRD (Índice de Riesgos de Desastre). Este parámetro sirve para medir y comparar entre países los niveles relativos de exposición física al peligro, la vulnerabilidad y los riesgos, así como hallar indicadores de vulnerabilidad. Se determinó que el 94 por ciento de los muertos por desastres naturales se deben a ciclones tropicales, terremotos, inundaciones y sequías (sin perjuicio de otras inclemencias); un millón y medio de personas murieron entre los años 1980 y 2000 detrás de los cuales, por cada uno, se debe contabilizar 3000 seres humanos más que resultaron afectados.
Lo más importante es que se determinó que los países desarrollados solo albergan al 15 por ciento de la población en riesgo de sufrir consecuencias por los desastres naturales; es decir, que la pobreza determina una mayor exposición y producción de los desastres. Por otro lado se constató que 113 millones de personas se hallan expuestas anualmente a los terremotos, 119 millones a los ciclones tropicales, 196 millones a las inundaciones y 220 millones a las sequías. Todos estos desastres se han acrecentado en magnitud y frecuencia por el abuso y ataque del ser humano al medioambiente, por lo que una política ecologista podría disminuir estos datos.
El día internacional para la reducción de los desastres naturales es un día para reflexionar sobre la importancia de hacer frente velozmente a los riesgos de su producción y comprender que es fundamental una buena gobernabilidad si se desea integrar los riesgos en la planificación del desarrollo y lograr la mitigación de los existentes.
La afectación a la naturaleza, los asentamientos en zonas de riesgo, la pobreza, la ignorancia, la imprevisión, son solo algunos de los factores que acentúan la peligrosidad de los desastres naturales.
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