La rata topo desnuda africana (Heterocephalus glaber) es un pequeño roedor de apenas unos pocos centímetros y no más de 50 gramos de peso. Esta especie forma colonias muy numerosas de varios cientos de individuos y vive en túneles que ellos mismos excavan en los subsuelos de Somalia, Etiopía y Kenia.
Carecen de una visión desarrollada, dado que este sentido no es de gran ayuda en las profundidades de la tierra. Por el contrario, poseen un extraordinario sentido del tacto con el que son capaces de percibir vibraciones y un increíble olfato que les permite identificar cualquier tipo de raíz o tubérculo. Gracias a un par de fuertes dientes que se encuentran fuera de la boca, pueden roer las rocas más duras. Las orejas están tapadas por una fina capa de piel para evitar que el sustrato se introduzca en ellos.
El comportamiento social de las ratas topo desnudas es único entre la clase de los mamíferos. Según el biólogo Edward Osborne Wilson, esta especie, junto a la rata de Demoreland, son las únicas de tipo eusocial, es decir, que posee un nivel de organización en el que se alcanzan las formas de cooperación más extrema del Reino Animal. Estos animales son muy sociales y comparten la comida entre ellos. Todos trabajan por el bien común de la colonia y la división del trabajo es la base del sistema social. La sociobiología cree que esto es así porque todos los miembros de la colonia comparten una alta proporción de sus genes, ya que casi todos son hijos de la misma hembra reina. Este suele ser frecuente entre los insectos, como por ejemplo abejas, termitas y hormigas, pero nunca se había visto en mamíferos.
Como en el caso de las abejas, toda actividad gira alrededor del cuidado y protección de la reina, que es alimentada por el grupo y se dedica exclusivamente a la reproducción. Las hormonas que esta segrega anulan la ovulación del resto de las hembras de la colonia. De los machos del grupo, solo unos pocos copularán con la reina. Los individuos más grandes de la colonia suelen ser los soldados y vigilan la madriguera, evitando así que entren serpientes y escorpiones. Los obreros se encargan de limpiar los túneles. Cuando la reina muere o desaparece, y con ello, también el efecto de las sustancias químicas que segrega, otras hembras inician un proceso de lucha por el poder hasta que una de ellas se convierte en la nueva reina.
También sabemos que son muy inteligentes, ya que para excavar sus kilométricos túneles, se colocan una astilla detrás de los dientes y de esta manera no tragan tierra; por lo que podemos considerar que, a un nivel básico, también son capaces de usar herramientas.
Pero lo más interesante de esta especie y la razón por la que están siendo investigados en profundidad por varios equipos de todo el mundo, es que se les considera inmunes al dolor y a enfermedades como el cáncer, la diabetes o la osteoporosis. Viven hasta diez veces más que un ratón común y su tejido cerebral resiste la privación de oxígeno durante media hora. Esta es una característica extraordinaria si tenemos en cuenta que viven en ambientes empobrecidos de oxígeno y con altos contenidos en dióxido de carbono. Los análisis revelan que su sangre supera a la de los alpinistas en cuanto a capacidad de retener el oxígeno.
Por todas estas razones, se está investigando el genoma de este asombroso ser; esfuerzos todos ellos que sin duda aclararán algunos de los misterios más apasionantes de la biomedicina humana, como son el dolor y el envejecimiento.
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