Esta historia no es nueva. Tampoco es del todo vieja: sigue ocurriendo en el corazón del Amazonas brasileño. Pero ahora que el jefe Almir Narayamoga, de la tribu de los Surui, fue elegido como una de las 100 personas más creativas de 2011 por la revista Fast Company, parece un buen momento para compartir esta historia que quizás no muchos conocen.
Lejos de sentirse amenazado por la modernidad que ha invadido las vidas de su gente, el jefe Almir se aprovechó de ella y consiguió a un aliado improbable para salvar al medioambiente: a Google.
La tribu Surui tuvo su primer contacto con el mundo externo hace 42 años. Imagínense cómo debe haber sido de chocante encontrarse con el mundo moderno, que trajo consigo a gente extraña, enfermedades, violencia y a los madereros, que destruían los territorios de los Surui talando árboles.
Al principio los surui trataron de adaptarse y ser brasileños, y Almir fue el primero de la tribu en ir a la Universidad. Estudió biología en Goiâna y volvió a ser jefe a su tribu porque su padre había sido jefe antes que él.
Después de que 11 jefes de tribus de la zona murieron baleados – por madereros y mineros en la zona – el jefe Almir decidió que había que buscar una forma de combatir esto. En un cibercafé, Almir descubrió Google Earth y YouTube, y pensó que estas herramientas podían ayudarle. En 2007, contactó a la empresa y les pidió ayuda.
La idea de Almir era que la compañía le enseñara a los jóvenes surui a usar YouTube para recopilar las historias de los mayores y mantener viva la cultura de la tribu. Además, que Google Earth los ayudaran a proteger su bosque.
Google les ayudó a crear un mapa geográfico de todo su territorio con GPS, entregándoles smartphones a la tribu para que pudieran hacer el trabajo. En 2009, un grupo de empleados de la empresa viajó y le enseñó a los surui a usar los equipos con Android para tomar fotos y videos de las talas ilegales de árboles. Ahora, los surui pueden capturar imágenes que están geolocalizadas y subirlas inmediatamente a Google Earth. La policía ya no puede decir que no sabían que había una tala ilegal, porque la evidencia está disponible directamente en internet. La tarea igual queda en manos de las autoridades, pero al menos ya no se puede decir que el problema no existe.
El plan para proteger la selva amazónica no se termina allí. Almir se unió al programa REDD de la ONU, que busca conseguir que compañías interesadas en reducir su huella de carbono colaboren para mantener vivos a los árboles de la selva. Almir quiere que los surui se encarguen de la tarea de reforestar. Varios surui están estudiando negocios, biología, turismo y otras disciplinas para llevar a cabo esta misión, que pretende unir la modernidad y las tradiciones, haciendo que los surui se sientan orgullosos de ser indígenas, y que nadie los mire en menos por serlo.
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