El día 12 abril es el elegido por la comunidad internacional para la concienciación individual y colectiva contra una forma de contaminación que en los últimos tiempos se hace omnipresente: la acústica. Se llama contaminación acústica al exceso de sonido que altera las condiciones normales del medio ambiente en una determinada zona. Si bien esta contaminación no se acumula ni se traslada ni se mantiene en el tiempo como otros tipos de contaminación, también puede causar graves daños en la calidad de vida de las personas si no se controla adecuadamente.
El término contaminación acústica hace referencia o está estrechamente relacionado con el ruido (entendido como sonido excesivo y molesto), provocado por las actividades humanas (tráfico, industrias, locales de ocio, las aglomeraciones de gente,…), que puede producir efectos nocivos fisiológicos y psicológicos para las personas.
Los organismos internacionales advierten que los ambientes ruidosos son insalubres. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), considera los 50 dB, (decibelios), como el límite superior deseable. En España, la normativa establece como nivel de confort acústico máximo los 55 dB, por encima de este nivel, el sonido resulta pernicioso para el descanso y la comunicación. Según estudios recientes de la Unión Europea al menos 80 millones de personas están expuestos diariamente a niveles de ruido ambiental superiores a los 65 dB y otros 170 millones, lo están a niveles entre 55-65 dB.
El aparato auditivo es el que más se resiente ante una exposición prolongada a la fuente de un ruido, aunque esta sea de bajo nivel. El déficit auditivo provocado por el ruido ambiental se llama socio-acústica. Una persona cuando se expone prolongadamente a un nivel de ruido excesivo nota un silbido en el oído, esta es una señal de alarma. Inicialmente, los daños producidos por una exposición prolongada no son permanentes, sobre los 10 días desaparecen. Sin embargo, si la exposición a la fuente de ruido no cesa, las lesiones serán definitivas. La sordera irá creciendo hasta que se pierda totalmente la audición.
En cualquier caso, se hace absolutamente necesario rebajar los niveles de ruidos en los ambientes en los que nos encontremos, bien por la salud personal, pública y por las repercusiones socioeconómicas, como por la de los organismos de los medios naturales en los que introducimos los ruidos.
Fuente: Siringa Verde
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