"Si se extinguieran todas las hormigas el desequilibrio produciría un caos global... Si desaparecieran tendría lugar un evento ligado a la extinción mucho más dramático que el que causó el gran meteorito que acabó con los dinosaurios. En cambio, ¿qué ocurriría si se extinguiera de pronto la especie humana?". Así arranca el documental científico "La Decisión de Gaia". Se compara a los seres de tres pares de patas con la especie humana, ya que, "además de vivir en sociedad, tener reinas y reyes, ejércitos y esclavos, tienen también la misma biomasa que la especie humana: existen, según Edward O. Wilson –considerado el mayor experto en hormigas a nivel internacional–, 168.000 hormigas por cada persona, es decir, que pesan lo mismo que nosotros".
Con esta premisa, se aborda la discusión del cambio climático y, tras poner en duda casi todo lo que dicen los que están a favor y los negacionistas, se concluye que "lo importante es utilizar la lógica, más gente, que consume más y un mismo planeta. En resumen, que los recursos son limitados y, o empezamos a pensar en que las estanterías llenas no es lo que nos hace felices o vamos a morir de riqueza unos y de pobreza otros... si es que Gaia –nuestro planeta, según la metáfora del Dr. Lovelock– no decide antes deshacerse de la oveja negra de la familia: el hombre".
Pero, ya que si el ser humano desapareciese muchas especies lo agradecerían (las palomas y las cucarachas seguramente no), ¿qué pasaría en el hipotético caso de que las que lo hicieran fueran las hormigas?
"Si no hubiera ninguna, el efecto sería muy grave. A medida que se perdieran los servicios que desempeñan en los ecosistemas, éstos se deteriorarían rápidamente. Indirectamente se potenciaría la pérdida de especies", explican Xavier Espadaler y Víctor Bernal, del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología (Creaf), de la Universidad Autónoma de Barcelona.
"Probablemente lo primero que observaríamos sería la acumulación de grandes cantidades de cadáveres de otros insectos en el suelo", añaden. El motivo, que no les hacen ascos a un buen manjar.
Sin ellas, "el planeta perdería gran parte de su diversidad biológica", afirma Olmo Hernández Cuba, investigador del Instituto del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad (Cibio), de la Universidad de Alicante. De hecho, sólo ellas son más de 12.000 especies de hormigas en el mundo (cuando de mamíferos se conocen en la actualidad 5.487 especies). En concreto, "a fecha de 2 de febrero hay censadas 12.567 especies en el mundo. En España estamos a punto de llegar a las 300", explican Espadaler y Bernal. "En los fragmentos de bosque del Vallès (al norte de Barcelona) –prosiguen– hay una media de 7,4 especies en cada 100 metros cuadrados, por ejemplo". Y eso en lo que se refiere a diversidad, porque en número... "Según Bert Hölldobler y Edward O. Wilson hay unos diez mil billones. En peso, sería el mismo que el de todos los seres humanos juntos", añaden.
Como explica Hernández –que vive ahora inmerso en su tesis sobre hormigas–, "son el 15 por ciento de la masa de organismos vivos terrestres. En una casa de tres pisos, por ejemplo, puede haber más de 500 hormigas. Por lo que, de desaparecer, las consecuencias serían incalculables, son muy numerosas y lamentablemente se desconoce la ecología para muchas especies". "Lo más probable –prosigue–es que las plantas que ofrecen recompensas alimenticias o cobijo a las hormigas desaparecieran y el efecto se iría amplificando desde ahí".
Roles en el medio ambiente
El motivo es que las hormigas, además de entretener nuestras horas muertas –más de uno seguro que ha detenido su vista para ver cómo una hormiga izaba sobre su exosqueleto (en vez de esqueleto interno tienen armadura exterior hecha por la quitina que producen los tejidos vivos que rodean al cuerpo, digamos por su piel)–, cumplen con un importante número de roles en el medio ambiente.
Dispersan las semillas simples que caen de la planta al suelo, proceso conocido como mirmecocoria. Sin este tipo de organismos no podrían alejarse de la planta madre. Las plantas las requieren para extenderse o para crecer, porque algunas especies impiden el crecimiento de más plantas a su alrededor, por eso deben alejarse unas de otras.
Si bien esta dispersión de semillas las pueden hacer otros organismos, algunas de las plantas necesitan tanto de las hormigas que generan "una masa llamada elaiosoma que tienen las semillas de algunas plantas y cuya función es atraer a las hormigas y que éstas se llevan la semilla que, eventualmente, se separa de esta masa y cae en el camino al hormiguero", explica Hernández. Es el caso de la jara pringosa (Cistus ladanifer), entre otras. Esta planta ha desarrollado estructuras por donde la hormiga puede sujetar la semilla, y que de hecho las atrae. Como está unida débilmente a la semilla se acaba separando y la hormiga, al tener que elegir, se lleva ese asa (elaiosoma) al hormiguero mientras que la semilla queda libre para germinar. Sin esta ayuda, muchas semillas no germinarían, al quedar cerca unas de otras y usar sustancias que inhiben la germinación de plántulas vecinas", precisa.
Además, las hormigas pueden polinizar. "Si bien no vuelan como las abejas, pueden cargar el polen a plantas cercanas o a plantas con muchas flores cuando no hay otros insectos voladores que puedan realizar este trabajo, lo que permite la fecundación de las plantas". Además, algunas especies superan en su labor a las abejas. "En Sierra Nevada la Proformica longiseta, gracias a sus pelos largos y curvados, puede albergar más granos de polen que una abeja". Curiosidades de la naturaleza, que no deja de asombrarnos.
Así que, sin hormigas, "se perdería la dispersión de muchas semillas de plantas importantes para especies ganaderas y cinegéticas, como lo es la jara pringosa para el venado, y otras no serían polinizadas y desaparecerían de ciertas zonas geográficas", añade.
Por otra parte, también controlan las poblaciones de otros invertebrados. Es el caso de las depredadoras. "Las hormigas comen multitud de invertebrados, desde pequeños insectos hasta reptiles del tamaño de una salamanquesa en algunos casos. En los trópicos, cualquier animal que no vuele o no pueda ir lo suficientemente rápido es presa de las hormigas legionarias", afirma Hernández. Estos insectos himenópteros–también conocidos como hormigas guerrera o marabunta– tienen un comportamiento depredador, de ahí aquella película de "Cuando ruge la marabunta".
La ausencia de estos seres vivos de tres pares de patas disgustaría seguro a muchos arácnidos, así como a algún vertebrado, como cerdos y osos hormigueros, que ya no podrían saborearlas. También afectaría a lagartijas, sapos, ranas y algunas aves. "Y eso a pesar de que es uno de los insectos que tiene más cáscara (esqueleto externo) en relación a su contenido (chicha aprovechable). Los enjambres de hormigas son un festín para los murciélagos, que sólo se comen el abdomen, con reservas de grasas, y dejan estar cabeza, tórax y alas (las hembras aladas después de ser fecundadas se desprenden de las alas y se convierten en reinas de un nuevo “clan”). Pero sus peores enemigos son otras hormigas", precisan Espadaler y Bernal.
En cambio, su ausencia sería celebrada por algunas especies, ya que, aunque una vez "han madurado pueden subsistir sin tantas proteínas –sólo con néctar de flores o melaza de pulgones–, las hay que se alimentan sólo de huevos de arañas o sólo de ciempiés", añaden.
A esta celebración se uniría seguro más de un agricultor. "Si en América del Sur desaparecieran las hormigas arrieras, que cortan hojas y cultivan hongos sobre las mismas, seguro que sería beneficioso para los agricultores que las sufren como plaga en sus plantaciones", explican Bernal y Espadaler. Otra cosa sería cómo afectaría en los hábitats naturales su desaparición. En fin, algo más que improbable que desaparecieran, de ahí que, según Hernández, ninguna de las grandes plagas de hormigas hayan sido eliminadas del todo en ningún país por muchos medios que se destinen a tal fin; o por aquello de que estos insectos, muy resistentes a la radiactividad, poco han cambiado desde que están en la Tierra, quizás porque no les sea necesario para seguir teniendo éxito.
Por descubrir
Y eso que "están ahí desde el Cretácico, y eso, muy aproximadamente, significa diez millones de sus generaciones, cuando nuestra especie sólo lleva cien mil, aunque nuestro efecto en la Tierra es casi como el de un meteorito", recuerdan los científicos de Creaf.
Por último, en ese hipotético caso no sólo perderíamos un recurso gastronómico, sino lo mucho que aún nos queda por descubrir de ellas. "Si ahora navegamos por internet mejor que hace 10 años es en parte gracias a un estudio sobre cómo en algunas especies de hormigas se seleccionaba la ruta óptima al recurso y se calculaba qué recurso era más rentable explotar en cada momento. Se extrajo el algoritmo y se aplicó en la resolución de atascos en la red", recuerda Hernández.
Pero su desaparición, nada probable, tendría tanta importancia como la de muchísimos organismos. "Por ejemplo, se calcula que África albergaría un metro de excrementos sin la presencia del escarabajo pelotero", añade.
El último comentario se muestra en esta página, los anteriores podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios requieren de la aprobación del administrador. No se publicarán consultas, las que sugerimos realizar a través del formulario de contacto.Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios. Por favor valídate o regístrate. Powered by AkoComment 2.0! |