Un nuevo estudio geológico proporciona "evidencias incuestionables" de que una "super erupción" volcánica en la isla de Toba, en Sumatra, fue la responsable hace 73.000 años de la deforestación de la mayor parte de la India central, a casi 6.000 km de distancia del catastrófico acontecimiento. Y también, de paso, de llevar hasta el borde mismo de la extinción a los antepasados de los humanos modernos.
El super volcán eyectó a la atmósfera una cantidad inusitada de cenizas (los cálculos indican que fueron unos 800 km cúbicos) y dejó un cráter (que hoy es el mayor lago volcánico del mundo) de cien km de largo y 35 de ancho. Cenizas procedentes de esa gigantesca erupción han sido encontradas a miles de km de distancia en la India, en el Océano Índico, en la Bahía de Bengala y en el Mar del Sur de China.
La acción combinada de la ceniza lanzada por el volcán (que actuó de filtro para la luz solar) junto a la gran cantidad de gases de azufre emitidos, tuvo el efecto de bloquear los rayos solares durante por lo menos seis años, dando lugar a una "edad de hielo instantánea" que, según los análisis realizados en muestras de hielo de Groenlandia, duró por lo menos 1.800 años.
16 grados menos
Durante esta improvisada glaciación, las temperaturas descendieron, como media, cerca de 16 grados, asegura el profesor Stanley Ambrose, de la Universidad de Illinois, que ha liderado la investigación junto a Amrtin A. J. Williams, de la Universidad australiana de Adelaide, el científico que, en 1980, descubrió en la India una capa de ceniza volcánica procedente de Toba.
Sin embargo, desde entonces los efectos climáticos causados por la titánica erupción han sido objeto de controversia entre los científicos. Algunos han postulado que fue precisamente ese episodio el que colocó a la Humanidad al borde mismo de la extinción hace entre 50.000 y 100.000 años. La escasa diversidad genética de la que hacen gala los humanos actuales es, de por sí, una prueba de que durante ese periodo nuestra especie estuvo a punto de desaparecer.
Para superar el obstáculo que suponen las escasas pruebas directas de los efectos del Toba, los investigadores llevaron a cabo dos líneas de investigación: por un lado analizaron pólenes procedentes de muestras marinas obtenidas en la Bahía de Bengala y que incluían restos de cenizas procedentes de la erupción del Toba; y después buscaron y midieron, en tres zonas de la India diferentes, las concentraciones de isótopos de carbono en las capas de terreno situadas inmediatamente por encima y por debajo de la que contenía las cenizas.
Los isótopos de carbono son un fiel reflejo del tipo de vegetación que existe en un lugar y tiempo dados. Las zonas con bosques más densos dejan huellas de carbono muy diferentes a las más áridas o a las que corresponden a terrenos con hierbas y matorrales.
Cambio de vegetación
Los datos obtenidos de ambas líneas de investigación revelan un brusco cambio en la vegetación de la India inmediatamente después de la erupción de Toba. Un cambio que va de las frondosas arboledas de bosques y selvas propias de las zonas húmedas a las especies vegetales propias de las regiones más áridas y secas. Y ese cambio, además, permanece por lo menos hasta mil años después de la "super erupción".
"Se trata de una prueba indiscutible de que el Toba causó la deforestación de los trópicos durante un largo periodo de tiempo". asegura Ambrose. "Y ese desastre pudo forzar a los antepasados del hombre moderno a adoptar nuevas estrategias de cooperación para sobrevivir, lo que eventualmente les permitió después reemplazar a los neandertales y a otras especies arcaicas"
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