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años, la petrolera tiene más de un centenar de fosas con petróleo en
pésimas condiciones. Son herencia del antiguo método de explotación
previo a la ley ambiental. Pero aún están ahí.
El Gobierno ha sido claro: la imagen de Chile se ha visto dañada por la
mala conducta ambiental de la planta Celco en Valdivia. Sin embargo,
parte de la explotación de crudo y gas que realiza la Empresa Nacional
del Petróleo (Enap) en la isla de Tierra del Fuego podría, a lo menos,
poner en aprietos a las autoridades políticas y ambientales.
Lejos de la mirada de Valdivia, de Santiago e incluso de los propios
habitantes de Punta Arenas, el suelo de la zona norte de esta extensa
isla está sufriendo un silencioso pero constante castigo ecológico que
ya se prolonga, en muchos casos, por más treinta años y cuyo real
impacto genera opiniones encontradas.
"El Mercurio" recorrió más de 1.300 kilómetros en el norte de Tierra
del Fuego -paisaje de estepa fría-, a través de intrincadas huellas
ocultas por la nieve, y pudo constatar la existencia de decenas de
fosas contaminadas llenas de petróleo que se mezcla con agua y
desperdicios como cañerías y tambores vacíos, todo congelado por las
temperaturas bajo cero que se dejan caer en esta época.
¿Su origen? En la isla austral existen alrededor de 150 pozos
petroleros de Enap de antigua data que están fuera de los parámetros de
regulación ambiental actuales. Ello puesto que, junto a la mayoría de
ellos, existe una inmensa piscina o laguna de crudo -muchas de las
cuales cubren una zona mayor a una hectárea- que rompe el paisaje y se
convierte en una verdadera trampa mortal para corderos, aves y llamas
que recorren los campos y que llegan a beber agua o, si caen, mueren
ahogados en el espeso lodo negro.
En la Conama y en Enap los llaman "pasivos ambientales". Se trata de
fosas originadas durante la construcción de pozos que comenzaron a
funcionar antes de la vigencia de la actual legislación ambiental -que
comenzó a aplicarse en 1997- y que, por tanto, están en "tierra de
nadie" en materia regulatoria. Pero en estos 8 años las soluciones de
fondo de Enap aún están lejos aunque, legalmente, la entidad no tiene
imperativo legal para actuar.
Utilizando las prácticas vigentes en la época, hace 20 o 30 años, Enap
depositó, durante el proceso de perforación en la tierra, el sedimento,
crudo, agua y elementos químicos extraídos del subsuelo en fosas
habilitadas junto al pozo.
Estas piscinas negras se hicieron sin ningún estudio previo, no cuentan
con filtros ni ningún tipo de impermeabilizante que impida el
escurrimiento de los peligrosos líquidos y amenaza, según estudios de
ecologistas y ganaderos de la zona, seriamente las napas, flora y fauna
de la gélida región.
Algunas de estas fosas son pequeñas y, por ende, su impacto en el
entorno es mínimo. Sin embargo, también existen otras de mayor tamaño
que colindan con vegas o cursos de agua de la cual beben los animales,
fundamentalmente aves, corderos y llamas, poniéndolas en evidente
peligro.
En contrapartida, las evaluaciones ambientales recientes de Enap han
analizado 81 fosas sobre la base de componentes ambientales, como, por
ejemplo, hidrogeológicos y aquellos relacionados con la presencia de
hidrocarburos remanentes, "revelando que los pasivos con riesgos son
mínimos y menos dramáticos que lo que es percibido visualmente".
Danilo Martic, gerente de Activos Magallanes de Enap, reconoce que los
"pasivos ambientales" son herencia de los antiguos métodos de
extracción petrolera que, desde 1997, ya no se aplican.
"Ahora cualquier proyecto debe contar con la aprobación de la Conama.
Hoy las fosas tiene películas impermeabilizantes que impiden la
filtración de líquidos e, incluso, hay otros modelos donde los residuos
que se extraen de los pozos se calcifican y son trasladados a
vertederos", dice.
El ejecutivo advierte que están desarrollando un plan que busca reducir
en forma inmediata aquellas fosas que pudieran presentar condiciones de
riesgo y en el largo plazo la implementación progresiva de un plan de
remediación y saneamiento de acuerdo a su rango de riesgo ambiental.
Martic señala que a la fecha se ha efectuado un diagnóstico
cuantitativo químico de muestras sólidas de suelos de fosas y no se ha
encontrado presencia de sustancias ambientalmente peligrosas que estén
por encima de las regulaciones aceptadas en otros países como Canadá.
Pero el camino ha sido lento. En 2004, el plan de remediación avanzó en
la limpieza de sólo 10 pasivos ambientales -con un costo de US$ 350
mil- con la extracción de líquidos empetrolados, y para el año 2005 se
contempla continuar con la limpieza de alrededor de 100 fosas de pozos
que fueron perforados en la década del cincuenta, sesenta y setenta,
para lo cual se van a destinar cerca de US$ 700 mil. Para su
disposición final, hoy se está recibiendo la asesoría de empresas
especializadas.
Pero mientras se analizan los antecedentes, las fosas siguen ahí
contaminando el suelo patagónico y los sectores ecologistas de la zona
sólo han protestado tibiamente.
Sin embargo, la delicada situación ambiental ya había sido alertada en
enero de este año a través de un peritaje en terreno solicitado por un
grupo de 12 ganaderos de la zona -en cuyos terrenos están instalados
los pasivos ambientales- y que contó con la presencia de peritos
nombrados por ellos y por Enap. El informe es claro en señalar que el
impacto ambiental de las fosas es mucho mayor al que estima la
petrolera.
En el informe se afirma que en sólo 15 estancias -en la isla hay más de
200- se detectaron 104 pozos que impactan la fauna nativa, compuesta
por zorros y avifauna migratoria -como flamencos y cisnes-, y,
fundamentalmente, a los ovinos. Ello ya que en muchos casos las fosas
respectivas no están adecuadamente cercadas.
Así también se aprecia una remoción de la capa vegetal, que el recurso
agua está afectando en las cercanías de los pozos que presentan
derrames y están cerca de riachuelos y vegas húmedas, según explica el
biólogo Sergio Andrade, quien trabajó en terreno en el estudio.
Sin embargo, pese a este reclamo directo, en cuatro meses la situación está igual, salvo que ahora todo está congelado.
Pero ¿por qué Enap no lo hizo antes?
"Hubo otras prioridades ambientales. Enap ha sido muy proactiva en esta
materia y en los últimos tres años hemos invertido US$ 21 millones en
la mantención de ductos para evitar las fugas en los más de 5 mil
kilómetros de tuberías que existen en la región", advierte Martic.
En tanto, en la Conama regional el tema también preocupa.
"Tenemos que reconocerlo como un problema de contaminación, aunque no
me atrevo a cuantificar su gravedad porque no hemos hecho estudios",
explica María Cristina Lagos, directora subrogante de la Conama de la
XII Región.
La ejecutiva reconoce que los pasivos ambientales son una "tarea
pendiente", aunque advierte que la entidad no tiene herramientas para
fiscalizar los pozos instalados antes de 1997. "No hemos hecho el
estudio para saber cuántos de estos pozos existen con problemas",
detalla Lagos, quien advierte que Enap presentó hace un año un plan de
recuperación. "Hasta ahora sólo tenemos el diagnóstico", afirma.
La fauna
En la estepa patagónica predominan pastos en champas, entre ellos
crecen arbustos, escasos y de pequeño tamaño, y su fauna es bastante
variada. Se encuentran varias especies de insectos y aves, entre las
que se pueden mencionar el huairavo, el cisne de cuello negro, los
caiquenes y los ñandúes. Y entre los mamíferos hay varias especies de
roedores, chilla y guanaco. Las extensas llanuras de la estepa
patagónica se utilizan desde mediados del siglo XIX para la crianza de
ganado ovejuno para carne y lana, que principalmente son exportados a
Europa.
En esta zona, los inviernos son duros, y las frecuentes nevazones dificultan a los animales encontrar sus alimentos.
El reclamo ganadero...
Las fosas de petróleo comparten su espacio con centenares de miles de
corderos que recorren de un costado a otro la isla de Tierra del Fuego.
La mayoría está condenado a terminar deliciosamente servido en una mesa
europea, compradores que premian con euros a los exportadores locales
por su ganado criado en la pureza del fin del mundo.
Por ello los ganaderos locales temen que algunos de los mercados
internacionales de los corderos se vean en peligro si se enteran que
los animales se alimentan a un costado de fosas.
De hecho, un grupo de 15 estancieros -que cuentan con más de 120 mil
cabezas de ganado y varios miles de hectáreas cada uno-, mantiene un
complicado juicio civil con la Enap para clarificar la relación de uso
de los terrenos e indemnizaciones.
El origen de este conflicto radica en que la Enap está facultada por
ley para extraer los hidrocarburos en medio de prioridades privadas a
cambio de compensar los daños, como puede ser la muerte de algún animal
por atropello o por la caída en alguna fosa.
Las relaciones entre ambos sectores productivos data de la década de
los cincuenta y tradicionalmente fue amistosa. Este vínculo era
generalmente informal, vale decir, no había escrituras o lo que
legalmente se conoce como "servidumbre" entre las partes. Otro factor
que favoreció las relaciones fue que Enap construyó la mayor parte de
los caminos en las estancias para instalar primero y mantener después
los pozos, obras que, por cierto, son utilizados por los ganaderos.
Pero el tiempo pasó y los buenos vecinos comenzaron a tener roces.
Jorge Cánepa, dueño de varias estancias en Tierra del Fuego, explica
que "hay un doble discurso del Gobierno. Se supone que tiene que
defender una actividad sustentable en una zona extrema y no lo está
haciendo", dijo.
Roberto Salinas, otro ganadero, se queja de que al otro lado de Los
Andes, en la parte Argentina de Tierra del Fuego, la situación
ambiental es completamente diferente y también la relación de
servidumbre de los terrenos.
Una situación similar es la que vive la Cooperativa O'Higgins, entidad
que agrupa a 42 pequeños propietarios -que en conjunto poseen 93 mil
hectáreas y 58 mil cabezas de ganado- cuyas tierras están ubicadas en
el continente, a 170 kilómetros al norte de Punta Arenas- que también
mantiene un litigio con Enap.
El presidente de la cooperativa, José Caucamán, advierte que el
principal daño que tienen sus tierras está en la capa vegetal. "Tenemos
el problema de muertes de animales que toman agua en las fosas",
asegura.
Según estudios de ecologistas y ganaderos de la zona, las fosas están contaminando las napas, flora y fauna.
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¿Cómo se previene? Escrito por Invitado el 2010-03-14 09:33:27 Hola: vivo en el Chaco, en una zona que actualmente está tomando relevancia para las empresas vinculadas a los hidrocarburos al punto de que están por comenzar las exploraciones en zonas definidas, una de ellas, donde vivo. Me interesa informarme de cuáles son los riesgos de contaminación ambiental en esta etapa. Gracias. | |