Página 1 de 2 ![Guacamayo azul Guacamayo azul](images/news01/guacama1.jpg) Echando
mano a la literatura, la historia, la geografía y el medio ambiente, el
periodista Roberto Rainer escudriña minuciosamente la "Fauna argentina"
en un libro de reciente publicación, que deja al descubierto las
intimidades y los sueños o pesadillas que suscitaron en el hombre
bestezuelas tan disímiles como la ballena blanca austral o el colibrí.
Alejado de un enfoque biológico, Rainer prefiere encarar su trabajo
como el descubrimiento de un tesoro y cita a Borges: "Gracias quiero
dar al divino laberinto de los efectos y de las causas por la
diversidad de las criaturas que forman este singular universo".
Fuera de la legión de animales invertebrados la fauna silvestre
argentina abarca 353 mamíferos, 998 aves, 313 reptiles, 171 anfíbios y
710 peces. "Mucho de ellos animaron tanto seres prodigiosos como mitos
y creencias que pasaron de generación en generación", dijo Rainer.
Aunque hay 529 especies en peligro de extinción, sólo se registran dos
animales extinguidos: el Guacamayo violaceo y el zorro-lobo de las
Malvinas. "También hay tres caracoles de los otrora rápidos de Apipé
(Corrientes) que subsisten en laboratorios, a la espera de poder
repoblar en algún momento ese habitat destruido por la represa de
Yacyretá", indicó.
De la frondoso galería de animales que presenta el libro, recién
publicado por Planeta, figuran el yaguareté, el carpincho, el carancho,
el cóndor, el guanaco, la vicuña, el tapir, el ñandú, el lagarto overo,
el quirquincho, la mulita, el yacaré, el puma, la ballena franca
austral, la tortuga, el colibrí, el pinguino de Magallanes, el carayá y
el ñandú.
Para los chiriguanos, que impidieron la penetración incaica en los
dominios selváticos, ‘el yaguareté cada tanto provoca un eclipse al
devorar la luna y hay que armar un barullo terrible para que suelte su
presa. Considerado un perro guardián de Nowet -el protector de la fauna
silvestre- por los tobas, es un animal totémico llamado Nawell para los
mapuches.
Juan Manuel de Rosas, durante su campaña al desierto, rastreó, enlazó y
dio muerte al yaguareté que lo había dejado sin su mejor caballo. Y
Quiroga se encargó del que estuvo a punto de comérselo con lo cual ganó
el apodo de "Tigre de los Llanos".
Refiriéndose al guanaco -un camélido sin joroba-, el lombardo Antonio
Pigaffeta, cronista de la expedición de Magallanes, no encontraba
palabras para describirlo.
"Tiene cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y
cola de caballo, relincha como éste último", dejó asentado Piggaffeta,
en ‘Primo Viaggio in torno al Globo". Campeón de la supervivencia como
lo denomina Rainer, el guanaco "llegó a conquistar las arboledas del
Chaco y el herboso mar de la Pampa".
Pero el avance agropecuario, lo situa hoy a la vera de los Andes desde
el norte de Perú hasta Tierra del Fuego y en la Patagonia alcanzan el
Atlántico.
En su oda al colibrí, Pablo Neruda describe a esta minúsculua avecilla:
"Volante/ chispa de agua/ incandescente gota / de fuego/
americano,/ resumen/ encendido/ de la selva/ arco iris/ de precisión/
celeste".
"Nadie puede escapar a la seducción del colibrí, es una criatura
prodigiosa -calificó Rainer-, capaz de batir sus alas hasta ochenta
veces por segundo (...) libar estacionado en el aire ("mantiénese del
rocío, miel y licor de flores, sin sentarse sobre la rosa", comprobó el
viajero Francisco López de Gomara)".
Veintiocho especies de colibrí viven en la Argentina, un ave apreciada
por los criollos -"donde hace nido el colibrí no cae el rayo"- aunque
los mapuches la consideran un ser maléfico.
Alrededor de 3.200 ejemplares de la Ballena Franca Austral "eligieron
para perpetuarse las tranquilas aguas de la Península Valdés, en
Chubut. Hasta allí viajan todos los años miles de turistas para
observar desde pequeñas embarcaciones, el juego de este manso Lebiatan
con sus ballenatos".
"Cuesta aceptar que criaturas que pesan sesenta toneladas desplieguen
tanta elegancia de movimientos. También determinar si somos nosotros
los observadores o los observados", acotó Rainer.
Para Rainer, las provincias que cubren la región chaqueña (Chaco,
Formosa y la parte oriental de Salta) son dueñas de una riqueza
faunística asombrosa. "Es una de las eco-regiones con mayor diversidad
de especies, aunque está comprometida por la conversión de hectáreas de
bosque en cultivos de soja y de maíz.
En cambio, en la provincia de Chaco "hay cada vez más conciencia de la
problemática y proyectos de uso sustentable, como el del loro hablador,
o el yacaré, que han generado un mayor ingreso a las poblaciones
indígenas locales".
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Escrito por Invitado el 2005-06-15 22:34:46 Cuando un peridoista escribe un artículo, debe infrmarse bien, o citar quien dijo algo que no es verdad.Lo escrito sobre el Chaco es falso, evidentemente no conoce los proyectos de los que habla |
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