La organización de un sistema de crianza de este animal es bastante similar al de una empresa agrícola pecuaria. La especie seleccionada por sus características de adaptabilidad para la cría en cautiverio, rusticidad, precocidad en el crecimiento y la calidad de su carne, es “Helix aspersa”, caracol común de jardín o petit-gris. Oriundo del Mediterráneo y de las regiones atlánticas de Europa, fue introducido por los inmigrantes italianos y españoles y actualmente se encuentra difundido en zonas húmedas de gran parte de nuestro país.
La ingeniera Ruth Macedo, del “Grupo de Trabajo par el Desarrollo de la Helicicultura en Tucumán, dijo que la cría de caracoles, como cualquier otra producción agropecuaria, requiere del cumplimiento de los ciclos biológicos del animal: estos moluscos son hermafroditas incompleto (necesita de otro individuo para fecundarse), y después del apareamiento, comienza la postura de los huevos (de 50 a 100). Cuando nacen permanecen de 5 a 10 días enterrados, alimentándose de restos de su propia cascara, y luego emergen para empezar su etapa de crecimiento que abarca de 3 a 5 meses. Cuando llegan a su madurez sexual, a los 6 meses, están en condiciones de reproducirse y así reiniciar el ciclo nuevamente. La organización de un sistema de cría es bastante similar al de una empresa agrícola pecuaria. Si bien existen criterios detallados en la elección del lugar, por lo general deben tenerse en cuenta los aspectos vinculados con las necesidades biológicas del caracol: suelos calcáreos, humedad relativa de 80-90%, temperatura óptima entre los 16 a 24ºC, luminosidad controlada, etc. Estos factores, sumados a la disponibilidad de espacio físico y posibilidades económicas que cada uno disponga, influirá en la elección del sistema de cría. El primer consumidor mundial es Francia con aproximadamente 50.000 toneladas anuales, de las cuales importa un 20%. En Argentina la exportación es incipiente; aun no se han exportado caracoles provenientes de criaderos; sólo proceden de recolección natural, lo que impide un volumen importante y supedita el negocio a las variaciones climáticas. El precio internacional varía según la época del año y destino, y según cómo se exporte: vivo, congelado o procesado y oscila de U$S 3 a 4,50 /kg. Mercado Con respecto al mercado interno, los volúmenes son muy bajos ya que el consumo no está arraigado entre la gente, pero si alguien quiere comprar 1 kg de caracoles, tendrá que pagar $ 5 el kilo, y si desea consumirlo en un restaurante deberá buscarlo entre los más exclusivos y puede costar más de $ 13 el plato. Fuente: impulsobaires El último comentario se muestra en esta página, los anteriores podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios requieren de la aprobación del administrador. No se publicarán consultas, las que sugerimos realizar a través del formulario de contacto. Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios. Por favor valídate o regístrate. Powered by AkoComment 2.0! |