barrameda.com.ar - un puente hacia contenidos originales -   aca
barrameda.com.ar - un puente hacia contenidos originales - contacto
acerca de barrameda
un puente hacia contenidos originales...
 
 
Inicio
Principal
Noticias
Artículos
Colaboraciones
Blog
Puente Verde
Búsquedas
Registro
 
 
 
Inicio arrow Artículos arrow Artículos arrow Singularidades extraordinarias de animales ordinarios: la sanguijuela martes, 18 de junio de 2024
 
 

Ingresa el texto en la caja de búsqueda y luego pulsa Enter
Nube de tags

cambio climático extinción contaminación aumento peligro energía emisiones deforestación especies dióxido de carbono calentamiento global biodiversidad animales consumo bosques argentina nivel temperatura reducción explotación recursos calentamiento cambio inundaciones clima medio ambiente kyoto ecología climático protocolo global caza animal CO2 caracoles

Powered by RafCloud 2.0.2
Sindicación
 
 

Singularidades extraordinarias de animales ordinarios: la sanguijuela Imprimir E-Mail
Calificación del usuario: / 2
MaloBueno 
Artículos - Artículos
Publicado por Administrador   
domingo, 06 de marzo de 2011
Sanguijuela La descripción más corta y acertada de la sanguijuela no es chupasangre, ni vampiro viscoso, ni tampoco pegajoso como una lapa. La descripción más corta y acertada es: barómetro que muerde.

Aunque las sanguijuelas nos puedan parecen básicamente iguales, lo cierto es que existen 650 especies conocidas. Puede ser diminutas o medir más de 45 centímetros de longitud.

Todas las sanguijuelas están divididas en 34 segmentos. Y atención: cada segmento tiene su propio “cerebro”. El segmento de la cabeza contiene una estructura simple de dos lóbulos, mientras que el resto tiene un grupo de neuronas llamado ganglio. Sin embargo, a pesar de tanto despliegue de cerebros, lo cierto es que las sanguijuelas no tienen demasiadas neuronas: sólo 15.000. El cerebro de una abeja, por ejemplo, tiene 95.000).

Se han utilizado neuronas de sanguijuela para crear un ordenador orgánico que realiza sumas sencillas. A diferencia de los procesadores de silicio, las neuronas “piensan” su respuesta formando sus propias conexiones.

¿Por qué no podemos llamar chupasangres a las sanguijuelas? Sencillamente porque muy pocas especies chupan sangre, aunque todas sean carnívoras. Aunque las que chupan sangre lo hacen a conciencia: comen durante una hora seguida y aumentan entre 5 y 10 veces su tamaño original.

Cuando acaban con su pitanza, las sanguijuelas suelen dejar como prueba de su mordisco una herida con forma de Y (similar al distintivo de Mercedes). Además, las heridas sangran mucho, hasta 10 horas, porque la saliva de la sanguijuela contiene anestésico e hirudina, un anticoagulante. Tranquilos, a pesar de todo, los mordiscos de las sanguijuelas no duelen. Así que si os muerden, no intenten retirarla a lo bestia (quemándola o vertiéndole sal), o la sanguijuela  regurgitará en la herida, provocando una infección.

En 1799, las tropas de Napoleón en Sinaí bebieron agua infestada de sanguijuelas. Éstas se agarraron a las paredes interiores de las narices, las bocas y las gargantas de los soldados. Cientos de ellos murieron de asfixia.

Con todo, las sanguijuelas pueden pasarse hasta 6 meses sin probar bocado.

En el siglo XIX se usaron a menudo en medicina para realizar sangrías. No en vano, Francia importó más de 42 millones de ellas sólo durante 1833. Por ello han estado al borde de la extinción y hoy son una especie protegida. Actualmente también se usan en las unidades de quemados y en cirugía estética para drenar sangre y por sus propiedades anticoagulantes: los hospitales británicos adquieren 15.000 ejemplares al año.

Bien, llegados a este punto, ¿por qué las sanguijuelas se pueden definir como barómetros? Porque el cambio de presión atmosférica hace que el agua en que nadan disuelva menos oxígeno, lo que las impulsa a subir a la superficie, funcionando así como un pronosticador de tormentas.

De hecho, George Merryweather construyó uno de estos pronosticadores, un elaborado barómetros con sanguijuelas, que fue un hito en la Gran Exposición de Londres de 1851. La máquina consistía en 12 botellas que contenían agua de lluvia y una sanguijuela. A medida que se acercaba una tormenta, la sanguijuela ascendía hacia el cuello de la botella y hacía sonar una campana. Ding Dong, agarren el paraguas.

Fuente: xatacaCIENCIA

Compartir

El último comentario se muestra en esta página, los anteriores podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios requieren de la aprobación del administrador.
No se publicarán consultas, las que sugerimos realizar a través del formulario de contacto.


Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios.
Por favor valídate o regístrate.

Comentario[s]

Powered by AkoComment 2.0!

 
< Anterior   Siguiente >

 
 
Google
 
Web en.barrameda.com.ar
Puedes encontrarnos en
Facebook
Twitter
Ning
o recomendarnos en Google
Acordes Partituras Tablaturas Guitarra| Letras de canciones | Letras de canciones | Letras de canciones
El universo | Geografía Argentina | La biología | La botánica | La zoología | La ecología | What is ecology?

 
 

barrameda v2.3
Aviso Legal

website statistics
cargando el contenido