Se trata del fenómeno llamado sexo impuesto o imposex, un efecto de la
contaminación química en los ríos. También han aparecido carpas macho
en el Ebro con ovarios y salmonetes afectados en zonas contaminadas de
la costa mediterránea. Conocer el impacto de la contaminación química
sobre la salud humana es muy complicado, pero estos casos de animales
transexuales sirven como indicador de estos efectos.
El tributilo de estaño es perfecto para los barcos. Al barnizar el
casco con este compuesto químico se evita que se adhieran algas y
crustáceos al barco. Descubierto en los años cincuenta del siglo pasado
se usó hasta 2003 de forma masiva en los barcos. Más del 70% de la
flota mundial estaba barnizada con el tributilo de estaño.
Sin embargo, en los años noventa los científicos descubrieron que el
tributilo, aun a concentraciones mínimas, puede producir cambios en el
sexo de algunas especies. El catedrático de Ecología de la Universidad
de A Coruña Rodolfo Barreiro explica que su equipo ha rastreado más de
50 puntos de la costa gallega en busca de efectos: "Hemos encontrado
grandes poblaciones afectadas. A las hembras les aparece un pene
microscópico y a veces hasta un rudimento de próstata que llega a
taponar la vagina y las puede llagar a hacer estériles, aunque no se
sabe muy bien por qué ocurre". El tributilo fue prohibido en 2003, pero
sus efectos durarán décadas.
Barreiro explica que la Nucella no es comestible y que se ha elegido
para el estudio porque es muy visible. Los científicos no saben muy
bien qué ocurre en otros organismos, pero lo lógico es que también
tenga efectos. En ostras se han observado efectos, aunque el
contaminante esté diluido hasta un trillón de veces.
En otros lugares el efecto es el contrario. Como explica Cinta Porte,
del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, "en el Ebro hemos detectado
carpas macho con células femeninas". A las carpas les ha aparecido una
especie de ovarios por los compuestos estrogénicos -con efecto similar
a las hormonas femeninas- presentes en el cauce por los vertidos como
el estradiol o el etinilestradiol ( compuesto de la píldora
anticonceptiva).
Los casos han aparecido desde Zaragoza al delta del Ebro y en las zonas
más contaminadas "hay casos con una gónada masculina y otra femenina".
Porte explica que "también hay estudios en truchas" y que se
sorprendieron cuando hallaron casos similares en salmonetes en el
Mediterráneo. "Pensamos que en el mar se diluiría y no se vería el
efecto, pero aún así aparece en zonas contaminadas", explica.
El fenómeno no es nuevo, pero cada vez más frecuente. La primera vez
que se describió en España fue en 1999 y desde entonces han proliferado
los estudios publicados en revistas científicas sobre especies con
alteraciones sexuales. "Si no aparece más es porque no se busca
demasiado ya que en España no hay demasiados grupos", señala el
catedrático de la Universidad de Granada y uno de los mayores expertos
en contaminación química Nicolás Olea.
Desde entonces hay indicios de alteraciones hormonales en carpas en la
sierra de Madrid (aunque no han aparecido cambio de sexo), estudios en
la ría de Huelva y una caracola llamada Bolinus brandaris, una especie
muy frecuente, con un pene que llega a taponar la vagina.
Carpas, truchas, caracolas, salmonetes... son un indicador de los
efectos de la contaminación química, pero no se pueden relacionar
directamente con incidencia sobre la salud humana: "Hay una cierta
asociación, pero no una relación causa-efecto clara", explica Porte.
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