Situada en el extremo occidental de Cuba, la Península de Guanahacabibes, con sus 101 kilómetros de largo, constituye uno de los escasos refugios de las tortugas marinas en el planeta. En esa Reserva de la Biosfera, una de las seis reportadas en Cuba, sobreviven varias de las siete especies del quelonio existentes en el mundo, las cuales son protegidas mediante un riguroso programa ambientalista.

Jesús Ramos, nacido y criado en ese lugar, es uno de los hombres encargados de proteger la naturaleza en el Parque Nacional Guanahacabibes y aseguró que conoce todo o casi todo sobre las tortugas.

Explicó que los ejemplares de este reptil marino en peligro de extinción buscan un sitio en la playa, con bastante arena, para poner sus huevos y abren un hueco de casi medio metro para depositarlos; después si son pares salen a las 12 noches y si son impares a las 11.

Indicó que en las playas La Barca, el Holandés, Perjuicio y de Antonio es donde más abundan las tortugas, y los turistas suelen visitar los lugares acompañados por los investigadores.

Anualmente estos animales pueden completar hasta 500 huevos, de ahí que en el período de anidamiento, que transcurre de mayo a septiembre, se intensifique la vigilancia para su protección.

Antes del programa cubano de conservación, al estar expuesta a los depredadores, solo el 5% de la especie lograba la sobrevivencia. Ahora los expertos afirman que las afectaciones son mínimas, porque tras el nacimiento los pequeños son trasladados a estanques donde permanecen hasta que son capaces de enfrentar la vida.

Conocidos por antiguas generaciones como "pescados con escudos", estos quelonios que habitan los mares desde hace más de 200 millones de años, conviven con otras especies en la península, de una rica biodiversidad.

Tierra de costas inhóspitas y leyendas insospechadas, Guanahacabibes, de escasa densidad demográfica, comienza en la Ciénaga de Remates y muere en el Cabo de San Antonio.

Fuente:CubAhora

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