"Todo empezó como un hobby... Me gustaron los caracoles y comencé a criarlos en mis campos de cultivo de papa, brócoli y acelgas. Ahora me dedico a tiempo completo a esta actividad que ha resultado bastante rentable. Además, los caracoles me mantienen joven, porque los coloco en mi rostro y me quitan las arrugas".

El profesor Freddy Santibáñez Manrique es agricultor en el distrito de San Jerónimo de Tunán, 14 kilómetros al sur de Huancayo. Él explicó entusiasmado que la cría para consumo de estos moluscos ha encontrado gran demanda en el mercado internacional. "Los caracoles que criamos en el valle del Mantaro son muy apreciados en Francia, Italia y España, solo que necesitamos producir mucho más para cubrir toda la demanda que nos hacen", señala.

La cuota solicitada en el mercado internacional es el envío de diez toneladas del molusco semanal; es decir ,40 toneladas al mes, por lo que para cubrir esta demanda y poder exportar en forma regular, se está intentando incentivar a los demás agricultores para que se dediquen a criar estos apreciados gasterópodos (gaster: de estómago; poda: de pie).

Por el momento, cuarenta agricultores han dejado de producir papa, para dedicarse a los caracoles. Este cambio tiene sus razones porque, para cualquiera, la oferta es tentadora. De 15 céntimos de sol que cuesta un kilogramo de papa, cambiando de giro a la exportación de caracoles se logra siete euros por kilo de este producto.

El grupo pionero de productores después de formalizar su organización se inscribió en los registros públicos como la primera Asociación de Helicicultores del Centro (AHC), además comunicaron del hecho a la Dirección Regional de Agricultura de Junín. "Estos productores agrarios han dado en el clavo, porque la crianza de caracoles es una actividad altamente rentable y constituye una inmejorable alternativa para los campesinos de la región", dijo el titular de esta dirección, Ruperto de la Peña Vega.

Los productores que integran la asociación decidieron emprender una cadena productiva de caracoles para exportación de la variedad 'Helix aspersa', que ha demostrado una buena productividad en criaderos experimentales desde hace tres años en el valle del Mantaro, anotó el presidente de la AHC, Carlos Romero Osorio.

Para cubrir la demanda del extranjero se requiere producir en gran escala, por ello junto con la Dirección Regional Agraria de Junín se desarrollará una serie de cursos, para despertar el interés de los agricultores.

Se tiene la intención de convertir la región Junín en un centro exportador del molusco, porque los ejemplares que actualmente se crían cubren todos los requisitos que exigen los estándares de los mercados internacionales.

La organización es indispensable para poder homogenizar el producto. Por lo pronto, el sábado se instalaron dos piscinas en Satipo, que pertenecen a la Estación Experimental de la Universidad Nacional del Centro del Perú, para la producción de caracoles en gran escala.

También se firmó convenio con la Universidad Particular Continental para instalar criaderos de caracoles. El propósito es obtener de inmediato una producción de 5 toneladas al mes.

En España es manjar que deleita paladares

Los españoles se quedaron asombrados por la calidad y buen sabor de los caracoles del valle del Mantaro. Por ello solicitaron remesas mensuales. Un primer envío se realizó en octubre del 2004 y fue de apenas 300 kilogramos. Para julio del 2006 se tiene proyectado enviar unas tres toneladas.

Para muchos, el secreto que hace de los caracoles de este valle un delicioso manjar radica en su alimentación: harina de trigo, harina de maíz y torta de soya. Con ese tipo de alimentación no es raro que los caracoles de esta parte del país tengan un mayor tamaño y peso, lo que no ocurre con otros especímenes similares de otros lugares del país.

El sistema más apropiado para la producción de caracoles es el intensivo, que consiste en cultivarlos en terrenos de 20 a 100 metros cuadrados, cubiertos con mallas para protegerlos de los depredadores (principalmente aves y gatos).

Sobre estos terrenos se instalan camas, que son espacios de un metro cuadrado cada uno. Allí se tienden tubos cortados en fila, a manera de hangares para aviones, que sirven como habitaciones para unos mil caracoles.

De un terreno de 100 metros cuadrados se obtiene una tonelada de caracoles de gran calidad. Los mejores ejemplares son utilizados como reproductores o sementales y cada uno llega a cotizarse hasta en un sol. Una de las ventajas que proporciona la crianza de estos moluscos es que tanto machos y hembras ponen huevos. Y cada uno pone hasta 80 a la vez.

Fuente: El Comercio

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