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Latas de conservas, seis razones para su reciclaje
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Publicado por EROSKI-CONSUMER (www.consumer.es)   
martes, 10 de septiembre de 2013
Latas de conserva Las latas de conservas se reciclan todas con un sencillo gesto: depositarlas en el contenedor correspondiente (que varía según los usos y disposiciones de los distintos municipios). A partir de ahí comienza un complejo sistema que aprovecha sus materiales, acero y aluminio, de forma indefinida y sin perder sus propiedades. Los beneficios ambientales, económicos y sociales de reciclar las latas son muy diversos. Este artículo ofrece seis razones para concienciar a los consumidores de la importancia del reciclaje de las latas de conservas.

1. En el contenedor adecuado se aprovechan todas las latas

Las latas de conservas son en general de acero, aunque también se utilizan de aluminio. Cada vez hay más latas de conservas de aluminio. Ambos materiales son cien por cien reciclables y todas las latas depositadas en el contenedor adecuado se recuperan y reciclan en acerías y fundiciones.

2. Reciclar las latas beneficia al medio ambiente

El reciclaje de una lata de conserva evita el uso de nuevas materias primas y energía. Según datos de la European Metal Packaging (Empac), el acero elaborado al 100% a partir de chatarra precisa de un 75% menos de energía que el producido con materia prima virgen. En el caso del aluminio, este porcentaje crece hasta el 95%.

Las emisiones de gases de efecto invernadero, implicadas en el cambio climático, también se reducen con el reciclaje. Cada lata reciclada evita emisiones de CO2 equivalentes a 1,5 veces su propio peso. El ciclo continuo de reciclado del acero "asegura la preservación de los recursos naturales para generaciones futuras".

3. Tirar mal las latas es insolidario

El complejo sistema de recuperación y reciclaje de residuos supone costos importantes para la sociedad. Por tanto, cada lata que no se deposita en el contenedor adecuado y acaba su vida tirada en el entorno o en un vertedero "evidencia una carencia de compromiso cívico".

Una lata con restos de alimento o líquido no supone un problema técnico, pero influye en la calidad de la gestión y en la seguridad y salubridad de las instalaciones y sus operarios. Por lo tanto, los consumidores contribuyen a mejorar el reciclaje si depositan las latas de conservas vacías.

Incluso las latas que se tiran con el resto de basura pueden acabar recicladas. La mayoría de las plantas de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) o compostaje, donde pueden acabar estos residuos, poseen algún sistema de recuperación, como electroimanes (el acero es magnético). Si atrapan alguna conserva de hojalata, es posible que entre en el circuito de reciclaje. Ahora bien, el esfuerzo de los consumidores de separar la basura y depositarla en el contenedor adecuado es imprescindible. En el caso de los envases de aluminio, la recuperación en estas plantas es muy baja, y en su mayoría acaban con el resto de residuos, en vertederos o incineradoras.

4. El acero y el aluminio tienen una vida infinita

El acero y el aluminio son materiales que no pierden sus propiedades y se pueden reciclar tantas veces como se quiera. "El ciclo de producción, recuperación y reciclaje se repite una y otra vez. Hoy utilizamos acero fabricado por primera vez hace 150 años y que ha pasado por muy diversas aplicaciones".

5. Latas: cada vez más ligeras y fáciles de reciclar


La labor de la industria por lograr latas de conserva cada vez más ligeras y fáciles de reciclar. En los últimos 20 años las latas de aluminio son un 28% más ligeras, y los envases alimentarios de acero un 33%.

6. Las latas de conserva son una "caja fuerte" bicentenaria

Las latas para conservar alimentos se inventaron hace más de 200 años. Su resistencia y seguridad frente a ataques externos (gases, luz, microorganismos) mantienen durante varios años su contenido en perfectas condiciones. "Cada lata es una caja fuerte".

A pesar del paso del tiempo, su uso continúa no solo vigente, sino en ascenso. Abarcan una gran variedad de frutas, hortalizas y legumbres, pescados, productos cárnicos y platos preparados. Se envasan productos tan conocidos como el maíz, los espárragos o el atún, pero también otros como castañas, navajas, higos o erizos, así como aceites, encurtidos o alimentos para mascotas.

Adaptado de: EROSKI-CONSUMER

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