Los vecinos del barrio Hostal del Sol Oeste –ubicado entre el
aeropuerto y el autódromo– denunciaron ayer que son víctimas de la
dispersión de los agroquímicos que repercuten sobre su salud, sus
plantas y animales. “Vinimos a vivir aquí porque era una zona
parquizada, para estar en contacto con la naturaleza y resulta que ya
no quedan ni cuises ni perdices, las plantas se mueren y la gente sufre
de irritación en los ojos y problemas respiratorios”, dijo una vecina y
apuntó sus quejas a la particular actividad agrícola que lleva adelante
la aerostación, aunque acotó que “también ocurre lo mismo cada vez que
se fumigan los terrenos lindantes que pertenecen al grupo constructor
Aldea”. Los vecinos decidieron hacer público el reclamo luego de que
ayer sufrieran, “una vez más”, la consecuencias de la dispersión de la
fumigación realizada en los campos de soja del aeropuerto.
“A eso de las dos de la tarde pasó el avión y después no se podía
respirar, algunos vecinos tenían nauseas y la boca seca”, contó Ana
María Bonilla, habitante del barrio.
“Decidimos llamar a los medios porque hemos agotado todos los pasos
necesarios y no obtenemos una solución por parte de las autoridades”,
dijo la mujer. “Estamos desilusionados. Primero fuimos a un organismo
de Sanidad de la provincia y después a la Municipalidad, en donde nos
derivaron a la Dirección de Política Ambiental. Se abrió un expediente,
les dimos las pruebas fotográficas de cómo habían quedado las casas,
las plantas, pero luego nos dijeron que no había una legislación clara
al respecto y que sólo dependía si había un día viento, entonces no se
podía fumigar”, relató la vecina.
“También hablamos con las autoridades del aeropuerto, que nos dijeron
que sembraban la soja para combatir a los pájaros que se meten en las
turbinas de los aviones, algo ridículo porque en todos los aeropuertos
del mundo se utilizan otros mecanismos como las emisiones de
ultrasonido. Además, no se entiende cómo pueden tercerizar los terrenos
para la cosecha de soja, será que les entra más dinero con la soja, que
con los aviones”, disparó la mujer.
“Un ingeniero que trabaja en el aeropuerto –continuó– nos dijo que los
agroquímicos son de baja toxicidad ¿Cómo podemos creer en eso si vemos
que las plantas se mueren? Yo he plantado árboles que no crecen. Al
principio, pensábamos que era un problema de la tierra pero con el paso
de los años vemos consecuencias comunes en la desaparición de animales
y en la forma en que se mueren las plantas y hasta el pasto”.
Otra vecina manifestó: "Sabemos que estas fumigaciones (en diferentes
momentos de la cosecha) se relizan en tres ocasiones y que los
productos utilizados son tres "glifosato" "cipermetrina" y otro más que
lamentablemente no recuerdo". Agregó además que "los vecinos conocemos
la
Ley 11723, la que los funcionarios de la provincia parecen desconocer. ¿No es raro?".
Los vecinos dicen que la situación se insinuó con mayor gravedad porque
además de las plantaciones de soja del aeropuerto, en los terrenos
ubicados hacia el norte del barrio pertenecientes a la empresa Aldea
han sido subalquilados para los sembradíos. “Estamos rodeados”, agregó
otra vecina.
“Ahora somos más de cien familias y estamos alarmados porque no somos
ignorantes de la peligrosa toxicidad de los agroquímicos, pero no
obtenemos una respuesta por parte de las autoridades”, agregaron los
habitantes.