Muchas personas se dedican a utilizar los materiales plásticos desechados para convertirlos en otros objetos, tanto de utilidad como decorativos, es lo que se conoce como reutilización del plástico. Esta forma de reciclarlo utiliza una insignificante cantidad de los desechos plásticos producidos por el hombre, y en caso de que ésta fuera mayor, el mundo podría convertirse en un adorno de plástico reciclado de muy mal gusto.

De modo que la única solución para el problema del plástico es su utilización como materia prima para la fabricación de nuevos productos plásticos.

La mayor contaminación por plástico es la que producen las bolsas plásticas y las botellas. Cuando terminan en la basura común, pasan a los vertederos, donde pueden tardar cientos de años en degradarse, o van a parar a los cursos de agua, produciendo grandes daños a los ecosistemas.

Por eso es tan importante separar el plástico y colocarlo en los contenedores correspondientes. De allí son transportados a las empresas recicladoras, donde los clasifican y acondicionan para su proceso de reciclaje.

Hay dos tipos bien diferentes de plásticos, los termoplásticos y los plásticos termoestables. Los termoplásticos son aquellos que pueden fundirse para utilizarse nuevamente en la fabricación de objetos plásticos, mediante un proceso mecánico.

Los plásticos termoestables son difíciles de reciclar, ya que precisan de procesos químicos que rompen la estructura molecular del plástico, obteniendo los monómeros, iguales a los constituyentes del plástico virgen. Es un proceso muy costoso, mayor aún a la obtención original de los plásticos a partir del petróleo.