Es curioso cómo lo que hoy conocemos, en gran medida, no es más que lo que hemos dejado tras siglos de presencia humana en los más diversos rincones del planeta. Sin embargo, nos parece lo normal y nos extraña abrir la mente a la presencia de otra clase de vegetación y fauna a la actual en ciertos lugares.

Siempre he notado que, con todo lo concerniente a la naturaleza del norte de África, ocurre esto, de ahí esta breve aproximación. La fauna de Marruecos y la del resto del Magreb está (o ha estado) compuesta por especies africanas en los ambientes más desérticos, tipo estepas o páramos: hiena, leopardo, lince caracal, adax (una especie de antílope) etc.

Estos países contienen también, en sus áreas más cercanas al mar Mediterráneo, una fauna similar a la del sur de Europa, con la presencia de especies como: jabalí, ciervo rojo, zorro, conejo y otras muchas (en Marruecos se reprodujo el águila imperial y también el buitre negro, es más, hoy en día en el Atlas [Magreb] aún puede disfrutarse del quebrantahuesos). Se incluyen, por supuesto, las especies exclusivamente magrebís en su área correspondiente: gacela de Cuvier, arruí, macaco de Berbería, ardilla moruna etc.

Hasta el siglo XIX o XX, la fauna de estos lugares contenía especies y subespecies de la gran megafauna africana, es decir, una buena representación de los grandes mamíferos terrestres que todos conocemos. Fue entonces cuando se incrementó la presencia de ciudadanos europeos y matamos sus últimos leones, osos norteafricanos, guepardos, leopardos y algunos ungulados, como los bubales. La proliferación de armas de fuego sirvió para que este triste hecho se produjera sirviendo de ejemplo el caso del Atlas donde fueron exterminadas rápidamente durante el Protectorado (colonia francesa que existió desde 1912 hasta la independencia marroquí en 1956) grandes cantidades de ungulados y otros muchos animales, principalmente los carnívoros.

Podemos hablar de la extinción del leopardo de Berbería, lo que ha disparado la población de macacos y también de jabalíes (al ser la población de religión musulmana y no cazar a este animal). La buena noticia es que después de casi un siglo oficialmente extinto se puede haber descubierto una población reproductora de este felino en Marruecos, hecho que se sigue investigando y que tiene opciones de convertirse en una realidad. El leopardo norteafricano es una variedad de gran tamaño y con la cola proporcionalmente más corta que los leopardos de climas tropicales. En Marruecos habita montañas con bosque, sólo durante los grandes fríos, y probablemente a causa de la escasez de caza, abandona su residencia habitual para bajar hacia los valles, momentos estos donde la confrontación con los humanos se ha producido y al parecer podría seguir dándose.

El león del Atlas estaba más emparentado con los leones asiáticos que con los subsaharianos. No eran animales que viviesen en grandes manadas como los leones que solemos tener en mente. Se ha intentado rastrear su genética en colecciones privadas o zoos del mundo pero ya no quedan ejemplares puros de esta subespecie por lo que lo hemos perdido para siempre.

Continuando con mamíferos, el oso norteafricano sobrevivió hasta finales del siglo XIX, es decir, que casi hemos llegado a conocerlo también. De nuevo durante el Protectorado francés se abatieron hasta la extinción. Comparándolo con el oso europeo, este africano resultaba más pequeño y con colores más vivos (según las descripciones que dejaron los franceses, el pelaje era básicamente negro o marrón muy oscuro, con partes rojizas en vientre y patas). En el caso de otro famoso predador africano como es el cocodrilo del Nilo occidental sobreviven aún algunas poblaciones en humedales del área sahariana, pero habitaba en tiempos históricos ríos y lagos del norte de África.

La hiena se ha enrarecido en el último siglo colocándose al borde de la extinción. Ya en los años 50 del pasado siglo, el gran biólogo español J. A. Valverde hablaba en sus publicaciones dedicadas a la ecología del Sahara sobre los que eran los últimos ejemplares, que al parecer se acercaban a las bases militares españolas junto a los chacales en busca de alimento. A modo de curiosidad una de estas hienas permaneció atada durante años en la entrada de la Estación Biológica de Doñana.

Sobre el bubal, cabe destacar que la especie fue frecuente en el Magreb hasta el siglo XIX, aunque posteriormente fue exterminada por los colonos europeos en el siglo XX. En Marruecos aún eran comunes en los años 50 en algunas zonas, pero luego se rarificó tanto en Marruecos como en el Sáhara occidental. Los últimos registros son unos rastros de un ejemplar en 1994.

Actualmente han reintroducido el orix blanco, el avestruz y la gacela dorca, también la gacela dama o moor se está intentando reintroducir en áreas protegidas de Marruecos. De nuevo debo mencionar a Valverde ya que su labor salvando de una extinción segura a ciertas especies al traerlas a España para su cría en cautividad en Almería permitió que, actualmente, estas especies estén reintroduciéndose en áreas protegidas norteafricanas, de otro modo hoy tan solo nos quedarían fotos en blanco y negro . Sin embargo, lo cierto es que en el último siglo y medio se han extinguido o casi extinguido tres especies de grandes antílopes, el avestruz, dos gacelas, el ciervo de Berbería, el arruí (diezmado en estado salvaje), el lobo, el oso norteafricano, el león, el leopardo, el serval y la hiena rayada, entre otros.

Hoy se habla mucho de reintroducción, conservación o ecoturismo entre otros muchos temas donde el ejemplo de Marruecos debe ponerse como ejemplo para bien o mal. Con un poco de suerte, podrían tener una de las riquezas faunísticas más sugerentes del mundo, con un contraste de paisajes admirable y todas las puertas abiertas para abrirse camino en estas nuevas vías de desarrollo que, en pleno siglo XXI, muchos parecen considerar.