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Severo impacto ambiental en la costa norte de Tierra del Fuego
Publicado por Valeria Cipolla   
miércoles, 15 de junio de 2005
Por años, la petrolera tiene más de un centenar de fosas con petróleo en pésimas condiciones. Son herencia del antiguo método de explotación previo a la ley ambiental. Pero aún están ahí.

El Gobierno ha sido claro: la imagen de Chile se ha visto dañada por la mala conducta ambiental de la planta Celco en Valdivia. Sin embargo, parte de la explotación de crudo y gas que realiza la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) en la isla de Tierra del Fuego podría, a lo menos, poner en aprietos a las autoridades políticas y ambientales.

Lejos de la mirada de Valdivia, de Santiago e incluso de los propios habitantes de Punta Arenas, el suelo de la zona norte de esta extensa isla está sufriendo un silencioso pero constante castigo ecológico que ya se prolonga, en muchos casos, por más treinta años y cuyo real impacto genera opiniones encontradas.

"El Mercurio" recorrió más de 1.300 kilómetros en el norte de Tierra del Fuego -paisaje de estepa fría-, a través de intrincadas huellas ocultas por la nieve, y pudo constatar la existencia de decenas de fosas contaminadas llenas de petróleo que se mezcla con agua y desperdicios como cañerías y tambores vacíos, todo congelado por las temperaturas bajo cero que se dejan caer en esta época.

¿Su origen? En la isla austral existen alrededor de 150 pozos petroleros de Enap de antigua data que están fuera de los parámetros de regulación ambiental actuales. Ello puesto que, junto a la mayoría de ellos, existe una inmensa piscina o laguna de crudo -muchas de las cuales cubren una zona mayor a una hectárea- que rompe el paisaje y se convierte en una verdadera trampa mortal para corderos, aves y llamas que recorren los campos y que llegan a beber agua o, si caen, mueren ahogados en el espeso lodo negro.

En la Conama y en Enap los llaman "pasivos ambientales". Se trata de fosas originadas durante la construcción de pozos que comenzaron a funcionar antes de la vigencia de la actual legislación ambiental -que comenzó a aplicarse en 1997- y que, por tanto, están en "tierra de nadie" en materia regulatoria. Pero en estos 8 años las soluciones de fondo de Enap aún están lejos aunque, legalmente, la entidad no tiene imperativo legal para actuar.

Utilizando las prácticas vigentes en la época, hace 20 o 30 años, Enap depositó, durante el proceso de perforación en la tierra, el sedimento, crudo, agua y elementos químicos extraídos del subsuelo en fosas habilitadas junto al pozo.

Estas piscinas negras se hicieron sin ningún estudio previo, no cuentan con filtros ni ningún tipo de impermeabilizante que impida el escurrimiento de los peligrosos líquidos y amenaza, según estudios de ecologistas y ganaderos de la zona, seriamente las napas, flora y fauna de la gélida región.

Algunas de estas fosas son pequeñas y, por ende, su impacto en el entorno es mínimo. Sin embargo, también existen otras de mayor tamaño que colindan con vegas o cursos de agua de la cual beben los animales, fundamentalmente aves, corderos y llamas, poniéndolas en evidente peligro.

En contrapartida, las evaluaciones ambientales recientes de Enap han analizado 81 fosas sobre la base de componentes ambientales, como, por ejemplo, hidrogeológicos y aquellos relacionados con la presencia de hidrocarburos remanentes, "revelando que los pasivos con riesgos son mínimos y menos dramáticos que lo que es percibido visualmente".

Danilo Martic, gerente de Activos Magallanes de Enap, reconoce que los "pasivos ambientales" son herencia de los antiguos métodos de extracción petrolera que, desde 1997, ya no se aplican.

"Ahora cualquier proyecto debe contar con la aprobación de la Conama. Hoy las fosas tiene películas impermeabilizantes que impiden la filtración de líquidos e, incluso, hay otros modelos donde los residuos que se extraen de los pozos se calcifican y son trasladados a vertederos", dice.

El ejecutivo advierte que están desarrollando un plan que busca reducir en forma inmediata aquellas fosas que pudieran presentar condiciones de riesgo y en el largo plazo la implementación progresiva de un plan de remediación y saneamiento de acuerdo a su rango de riesgo ambiental.

Martic señala que a la fecha se ha efectuado un diagnóstico cuantitativo químico de muestras sólidas de suelos de fosas y no se ha encontrado presencia de sustancias ambientalmente peligrosas que estén por encima de las regulaciones aceptadas en otros países como Canadá.

Pero el camino ha sido lento. En 2004, el plan de remediación avanzó en la limpieza de sólo 10 pasivos ambientales -con un costo de US$ 350 mil- con la extracción de líquidos empetrolados, y para el año 2005 se contempla continuar con la limpieza de alrededor de 100 fosas de pozos que fueron perforados en la década del cincuenta, sesenta y setenta, para lo cual se van a destinar cerca de US$ 700 mil. Para su disposición final, hoy se está recibiendo la asesoría de empresas especializadas.

Pero mientras se analizan los antecedentes, las fosas siguen ahí contaminando el suelo patagónico y los sectores ecologistas de la zona sólo han protestado tibiamente.

Sin embargo, la delicada situación ambiental ya había sido alertada en enero de este año a través de un peritaje en terreno solicitado por un grupo de 12 ganaderos de la zona -en cuyos terrenos están instalados los pasivos ambientales- y que contó con la presencia de peritos nombrados por ellos y por Enap. El informe es claro en señalar que el impacto ambiental de las fosas es mucho mayor al que estima la petrolera.

En el informe se afirma que en sólo 15 estancias -en la isla hay más de 200- se detectaron 104 pozos que impactan la fauna nativa, compuesta por zorros y avifauna migratoria -como flamencos y cisnes-, y, fundamentalmente, a los ovinos. Ello ya que en muchos casos las fosas respectivas no están adecuadamente cercadas.

Así también se aprecia una remoción de la capa vegetal, que el recurso agua está afectando en las cercanías de los pozos que presentan derrames y están cerca de riachuelos y vegas húmedas, según explica el biólogo Sergio Andrade, quien trabajó en terreno en el estudio.

Sin embargo, pese a este reclamo directo, en cuatro meses la situación está igual, salvo que ahora todo está congelado.

Pero ¿por qué Enap no lo hizo antes?

"Hubo otras prioridades ambientales. Enap ha sido muy proactiva en esta materia y en los últimos tres años hemos invertido US$ 21 millones en la mantención de ductos para evitar las fugas en los más de 5 mil kilómetros de tuberías que existen en la región", advierte Martic.

En tanto, en la Conama regional el tema también preocupa.

"Tenemos que reconocerlo como un problema de contaminación, aunque no me atrevo a cuantificar su gravedad porque no hemos hecho estudios", explica María Cristina Lagos, directora subrogante de la Conama de la XII Región.

La ejecutiva reconoce que los pasivos ambientales son una "tarea pendiente", aunque advierte que la entidad no tiene herramientas para fiscalizar los pozos instalados antes de 1997. "No hemos hecho el estudio para saber cuántos de estos pozos existen con problemas", detalla Lagos, quien advierte que Enap presentó hace un año un plan de recuperación. "Hasta ahora sólo tenemos el diagnóstico", afirma.

La fauna

En la estepa patagónica predominan pastos en champas, entre ellos crecen arbustos, escasos y de pequeño tamaño, y su fauna es bastante variada. Se encuentran varias especies de insectos y aves, entre las que se pueden mencionar el huairavo, el cisne de cuello negro, los caiquenes y los ñandúes. Y entre los mamíferos hay varias especies de roedores, chilla y guanaco. Las extensas llanuras de la estepa patagónica se utilizan desde mediados del siglo XIX para la crianza de ganado ovejuno para carne y lana, que principalmente son exportados a Europa.

En esta zona, los inviernos son duros, y las frecuentes nevazones dificultan a los animales encontrar sus alimentos.

El reclamo ganadero...

Las fosas de petróleo comparten su espacio con centenares de miles de corderos que recorren de un costado a otro la isla de Tierra del Fuego. La mayoría está condenado a terminar deliciosamente servido en una mesa europea, compradores que premian con euros a los exportadores locales por su ganado criado en la pureza del fin del mundo.

Por ello los ganaderos locales temen que algunos de los mercados internacionales de los corderos se vean en peligro si se enteran que los animales se alimentan a un costado de fosas.

De hecho, un grupo de 15 estancieros -que cuentan con más de 120 mil cabezas de ganado y varios miles de hectáreas cada uno-, mantiene un complicado juicio civil con la Enap para clarificar la relación de uso de los terrenos e indemnizaciones.

El origen de este conflicto radica en que la Enap está facultada por ley para extraer los hidrocarburos en medio de prioridades privadas a cambio de compensar los daños, como puede ser la muerte de algún animal por atropello o por la caída en alguna fosa.

Las relaciones entre ambos sectores productivos data de la década de los cincuenta y tradicionalmente fue amistosa. Este vínculo era generalmente informal, vale decir, no había escrituras o lo que legalmente se conoce como "servidumbre" entre las partes. Otro factor que favoreció las relaciones fue que Enap construyó la mayor parte de los caminos en las estancias para instalar primero y mantener después los pozos, obras que, por cierto, son utilizados por los ganaderos.

Pero el tiempo pasó y los buenos vecinos comenzaron a tener roces. Jorge Cánepa, dueño de varias estancias en Tierra del Fuego, explica que "hay un doble discurso del Gobierno. Se supone que tiene que defender una actividad sustentable en una zona extrema y no lo está haciendo", dijo.

Roberto Salinas, otro ganadero, se queja de que al otro lado de Los Andes, en la parte Argentina de Tierra del Fuego, la situación ambiental es completamente diferente y también la relación de servidumbre de los terrenos.

Una situación similar es la que vive la Cooperativa O'Higgins, entidad que agrupa a 42 pequeños propietarios -que en conjunto poseen 93 mil hectáreas y 58 mil cabezas de ganado- cuyas tierras están ubicadas en el continente, a 170 kilómetros al norte de Punta Arenas- que también mantiene un litigio con Enap.

El presidente de la cooperativa, José Caucamán, advierte que el principal daño que tienen sus tierras está en la capa vegetal. "Tenemos el problema de muertes de animales que toman agua en las fosas", asegura.

Según estudios de ecologistas y ganaderos de la zona, las fosas están contaminando las napas, flora y fauna.
Fuente: Diario El Mercurio
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Comentario[s]
¿Cómo se previene?
Escrito por Invitado el 2010-03-14 09:33:27
Hola: vivo en el Chaco, en una zona que actualmente está tomando relevancia para las empresas vinculadas a los hidrocarburos al punto de que están por comenzar las exploraciones en zonas definidas, una de ellas, donde vivo. Me interesa informarme de cuáles son los riesgos de contaminación ambiental en esta etapa. Gracias.
Escrito por Invitado el 2005-06-16 00:39:24
:) Todo lo de esta página me parece muy bueno.

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