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El desierto gana terreno
Noticias - Julio 2009
Publicado por Administrador   
lunes, 06 de julio de 2009

DesertificaciónLa sobreexplotación agrícola y la expansión de los monocultivos obligan a trasladar al ganado a zonas que no estaban originariamente destinadas para esa actividad. Así, un poco por la deforestación que se lleva adelante, y otro poco por los estragos del pastoreo intensivo, se va produciendo una desertificación, es decir, lo que sucede cuando una zona que no tiene las condiciones climáticas del desierto termina teniendo sus características físicas. Asimismo, la siembra de cultivos no adecuados y el uso excesivo de agroquímicos son otros factores que también intensifican ese dañino fenómeno, que afecta cada vez más a América Latina y el Caribe.

En Argentina, bien se sabe, los especialistas advierten desde hace rato acerca de las consecuencias que el avance de la frontera agrícola trae para terrenos que antes tenían mucha vegetación.

Sobre este tema han trabajando dos investigadores del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y del Centro Nacional Patagónico que depende del Conicet. Ahora, exponen las principales causas de este problema, y también algunas posibles soluciones.

Suma de factores

La demanda cada vez mayor de espacios para el cultivo y la ganadería han impulsado la deforestación y el uso insostenible de los recursos naturales en muchas regiones de América Latina. Esto es lo que señalan expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). El cambio climático también deja su marca en este proceso, y le suma efectos como el aumento de las temperaturas y la alteración de los regímenes de lluvias, entre otros. El resultado de esta combinación de factores ha sido la desertificación en la región. Existen datos y estudios que indican esta tendencia en la región y en otras partes del planeta.

Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la convención de Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación, y la Red Internacional de Lucha contra la Desertificación (RIOD), cuentan con información que confirma esta realidad.

“Ejemplos claros de este proceso los encontramos en países como México y en el noreste brasileño”, señaló Julio Calderón Artieda, coordinador de proyectos de la oficina regional para América Latina y el Caribe de Pnuma.

Según explicó el experto, la degradación de los suelos es una de las causas del avance de los desiertos y se debe a causas naturales, aunque mayormente se produce por actividades humanas.

La erosión de la tierra producida por el agua es la principal forma de degradación de la tierra en América Latina y por lo general ocurre en zonas de cultivo, afirmó Calderón Artieda desde su oficina, en Panamá.

Sur argentino

El experto argentino que se manifestó sobre el tema es el geógrafo Fernando Coronato, del Centro Nacional Patagónico, dependiente del Conicet. Según explica, las zonas más afectadas por la desertificación son aquellas donde llueve poco y, por ende, la cubierta vegetal es más frágil. “Unos dos tercios de la Argentina reciben menos de 500 milímetros de precipitación anual, por lo que gran parte de nuestro país es especialmente vulnerable al mal uso del suelo. Las zonas húmedas tampoco escapan al riesgo, pero es incorrecto hablar allí de desertificación, sino que debe preferirse hablar de degradación ambiental”, destacó.

En la Patagonia, la principal causa de la desertificación es el manejo inadecuado de las cargas ovinas, que produce sobrepastoreo y desprotección del suelo, que entonces es erosionado por el viento y la lluvia, explicó Coronato. “En las zonas agrícolas del resto de la Argentina, el laboreo inapropiado de los campos, o el desmonte indiscriminado para aumentar las áreas de cultivo, son causas importantes de desertificación y desastres ambientales”, aseguró el investigador. Y continuó: “El aluvión que asoló Tartagal en febrero último no habría sucedido si las cuencas de los ríos circundantes no hubieran sido desmontadas imprudentemente para abrir tierras de cultivo”.

Posibles salidas

Sobre lo que se podría hacer para frenar la desertificación en la Patagonia, Coronato enfatizó que existen soluciones técnicas, siempre y cuando haya una decisión política de ponerlas en práctica. “Una mejor distribución de las majadas, de las aguadas, y un aprovechamiento más equilibrado de los valles de los ríos, son todas soluciones posibles”, explicó.
Sin embargo, hay zonas donde la recuperación ya es imposible y la desertificación ganó la batalla, aseguró el experto. “Combatir en esos frentes es posible pero carísimo, y hoy por hoy no vale la pena. Lo razonable es concentrar los esfuerzos en detener el avance del proceso”.
 
Entre las dos soluciones que mencionó, están la redistribución parcelaria “al menos funcional”, y una diversificación productiva. La primera consiste en que las estancias vecinas, que usen el suelo en común, permitan rotaciones del pastoreo y un mejor uso de las aguadas. Por su parte, la diversificación productiva tiende a aliviar el problema al dejar de depender exclusivamente de un recurso. “Esto significa buscar alternativas económicas que den al estanciero otro recurso además de la oveja, por ejemplo siembra de pasturas, cría de animales peleteros, agroturismo y fruticultura bajo cubierta, entre otras actividades”, puntualizó Coronato. Y agregó: “Claro que todos estos cambios requieren dinero y mente abierta. Todo un desafío, pero que en muchos casos es cuestión de vida o muerte”.

“El paisaje es la materialización de la sociedad”

El investigador Fernando Caronato enfatiza que la desertificación es el resultado del mal uso de los ecosistemas. “No es la naturaleza la culpable, sino el mal uso que hacemos de ella. En geografía solemos decir que el paisaje es la materialización de la sociedad en el territorio, entonces, un territorio degradado y un paisaje empobrecido vienen a ser la materialización de una sociedad enferma”, afirmó. Y agregó: “Vemos que la desertificación es en última instancia un problema social, pues tiene causas sociales y consecuencias sociales, como el despoblamiento, el desarraigo cultural y la marginalidad del campesinado, entre otros factores”.

Fuente: diarioHOY

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