Página 1 de 2 Los
avances tecnológicos, con microtransmisores y satélites, permiten
monitorear migraciones de animales pequeños, relacionadas estas con las
cosechas, enfermedades y plagas.
Hace poco hizo noticia la muerte del paciente que fue picado por un
mosquito en Santa Eulalia. Al parecer, este fue un caso de verruga no
diagnosticado, que se dio después de mucho tiempo en una zona
aparentemente libre de esta enfermedad. De manera similar, a través de
su vector, que es un mosquito africano, llegó la fiebre del Nilo a
EE.UU. Sería muy largo enumerar las enfermedades transmitidas por
insectos, pero uno de sus factores determinantes son las migraciones.
Esta es solo una manera en que los insectos afectan al ser humano, otra
es la agricultura. La interacción entre especies determina la
posibilidad de obtener cosechas, polinizar plantas, etc. El ejemplo más
dramático son las hambrunas que pasan ciertas regiones de África,
cuando una mancha de langostas migra y se come todo lo que encuentra en
el camino. Si a esto se añade el efecto del cambio climático
(calentamiento global) sobre los insectos, hay poderosas razones para
investigar sus migraciones.
Insectos en marcha
A diferencia de los vertebrados, como las aves, que regresan al punto
de partida tras cada ciclo migratorio, raros son los insectos que
cierran un circuito. La mayoría de los insectos migratorios se
reproduce a lo largo del camino y cubre una ruta a lo largo de varias
generaciones. Así, el individuo que regresa al punto de partida del
ciclo migratorio es un descendiente, de segunda o tercera generación
del que lo inició. Este es uno de los aspectos fascinantes de la
migración de los insectos, ya que, a diferencia de las aves, no conocen
el camino, nunca lo han recorrido antes y es probable que no lleguen a
completarlo ni siquiera en una dirección.
Sin embargo, muchos insectos migran y lo hacen en grandes cantidades. A
pesar de ser pequeños y livianos, sus números son tales que a veces su
biomasa es mayor que la de algunos vertebrados migratorios. Un enjambre
de libélulas de Darner ('Aeshna bonariensis'), que migran en manchas de
4 mil a 6 mil millones, pesa 4.000 toneladas. Por comparación, la garza
canadiense ('Grus canadiensis') que migra en Norteamérica en bandadas
de 450.000 suma menos de 1.500 toneladas.
El campeón de los insectos es la langosta, que alcanza 100.000 millones
de individuos que migran entre África, el Medio Oriente y Asia, cuya
biomasa pasa las 200.000 toneladas. Para superar ese peso se necesita
grandes mamíferos, como el Wildbeest ('Connochaetes taurinus'), un
ungulado africano pariente de la vaca, que migra por el desierto de
Serengeti, entre Kenia y Tanzania. 1,3 millones de Wildbeest suman
280.000 toneladas. En comparación, a pesar de ser 20 millones, los
murciélagos fruteros que viajan todos los años entre México y
Norteamérica, juntos pesan solo 300 toneladas.
La ruta y el tiempo
Además de influir en las cosechas y eventualmente transmitir
enfermedades, los insectos interactúan con el medio ambiente a lo largo
de su ruta. En algunos casos son el alimento de las aves migratorias,
en otras controladoras de plagas, o simplemente inquilinos temporales.
El mejor estudiado de los insectos migratorios es la mariposa monarca
('Danaus plexippus'), que pasa los inviernos del hemisferio norte en
México y en el verano regresa a los EE.UU. A pesar de haberse estudiado
por décadas, hasta ahora no hay prueba de que haya un individuo que
haya completado el viaje redondo.
La mariposa monarca se detiene en el camino, dejando sus huevos a lo
largo de la ruta con diferentes niveles de éxito. Lo importante en este
caso, y lo que la diferencia de las aves, es que los huevos no
necesitan atención, por lo que pueden dejarse en la ruta, aumentando
las probabilidades de supervivencia. Lo cierto es que,
independientemente de donde fueron dejados, las mariposas monarca
emergerán genéticamente programadas para seguir la ruta de sus padres.
Hasta ahora los entomólogos no han logrado marcar las mariposas para
obtener una información completa sobre sus migraciones. Sin embargo,
gracias al avance de la tecnología, un grupo de entomólogos de la
Universidad de Princeton ha logrado producir un radiotransmisor de 300
miligramos y colocarlo en el abdomen de libélulas migrantes de EE.UU.
Estos insectos ('Anax junios'), suficientemente grandes para soportar
el microtransmisor, son seguidos en automóviles y pequeños aviones con
receptores que captan sus señales. Los transmisores duran hasta 12
días, y dan, además de la ubicación, la velocidad del viento y la
temperatura.
Esto es un gran logro, ya que los animales pequeños, a diferencia de
las ballenas, los búfalos y otros animales que pueden llevar grandes
transmisores, no podían rastrearse por radio. Con la nueva tecnología,
los biólogos esperan poder rastrear otros animales, como los
murciélagos y las aves pequeñas. Se calcula que más de 6.000 millones
de pequeños pájaros --como la golondrina o menores-- migran entre
continentes cada año.
Un observador en el cielo
El salto tecnológico que permite un transmisor de 300 mg ha dado lugar
a un proyecto más ambicioso: poner un satélite especial para el rastreo
de animales migratorios. Este sería un satélite de órbita baja, que
podría captar las señales de aves y murciélagos migratorios en cada una
de sus vueltas a la Tierra de menos de dos horas. Este rastreo
permitiría, además de conocer la ruta y los puntos de parada si los
hay, el destino de individuos identificados por un código propio. Las
posibilidades de este tipo de rastreo abren nuevas perspectivas a
quienes estudian las migraciones y permitiría resolver antiguas
incógnitas.
Las incógnitas
Además de la importancia que tienen las migraciones de insectos y otros
animales para la agricultura y la salud, hoy adquieren especial
importancia debido al cambio climático. Las migraciones de los animales
están íntimamente ligadas a las estaciones y a la temperatura, ya que
el clima determina la disponibilidad de alimento, los vientos y demás
condiciones ambientales. Es más, en algunas especies no es la posición
del Sol sino la temperatura la que determina el inicio de una
migración. Al cambiar la temperatura, debido al calentamiento global,
ciertas migraciones se desplazan alterando todo un ecosistema.
Las especies marinas presentan un problema aun más complejo para los
biólogos que estudian las migraciones. Los transmisores de radio no
sirven para las especies marinas que se mantienen en el fondo, como la
langosta. Para seguir sus migraciones, los biólogos han instalado
pequeños transmisores de sonar a las langostas de la costa este de
EE.UU. ('Homarus americanus'). Esto ha permitido seguir sus
migraciones, de gran importancia para los pescadores que viven de este
crustáceo. Los peces presentan un problema mucho más complejo, y se
está implementando tecnología de sonar para identificar determinadas
especies y detectar la dirección y velocidad del movimiento de sus
bancos.
Las investigaciones que permiten determinar las migraciones de animales
y sus variaciones están adquiriendo cada vez más importancia. En los
animales marinos son un indicador de los cambios de temperatura del
agua y en los peces del agotamiento de especies por sobrepesca.
En los insectos, además de las implicancias para la agricultura y la
salud, advierten sobre el cambio climático. En todos los casos, desde
las aves hasta las mariposas, pasando por las ballenas y los osos
polares, es un medio para prever la posible extinción de especies y
tratar de protegerlas de la inexorable agresión humana.
El último comentario se muestra en esta página, los anteriores
podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios requieren de la aprobación
del administrador.
No se publicarán consultas, las que sugerimos
realizar a través del formulario de contacto.
Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios. Por favor valídate o regístrate. |
Increíble Escrito por Invitado el 2011-10-21 08:20:45 Si no me hubieran puesto esta actividad nunca me hubiera imaginado lo increíble que son las migraciones. |
|