En
Argentina el crecimiento del interés por formas alternativas de
combustibles y energía es exponencial. Este fenómeno no es aislado sino
que está en sintonía con lo que ocurre en gran parte del mundo
Esta semana la ONU (Organización de las Naciones Unidas) anunció el
inicio de las actividades de la flamante Secretaría de la Asociación
Mundial de la Bioenergía (GBEP, por sus siglas en inglés). El organismo
cuenta con el patrocinio del Ministerio Italiano del Ambiente, y su
misión será "constituirse en un foro mundial para promover la
bioenergía y fomentar la producción, la comercialización y el uso de
combustibles "verdes", con particular atención a los países en
desarrollo".
La idea es que el organismo se encargue de coordinar actividades
relacionadas con el tema. También apoyará los intercambios de
conocimientos y tecnología a nivel internacional. Igualmente facilitará
orientación estratégica para la formulación de políticas e identificará
las formas de promover las inversiones y eliminar barreras al
desarrollo y la realización de proyectos conjuntos.
Existe a nivel global una importantísima necesidad de desarrollar
fuentes de energía renovables, impulsada por factores como el
incremento de los precios del petróleo, el calentamiento global y la
preocupación por la disminución de las reservas de combustibles fósiles.
El mensaje que se quiere difundir se concentra en la idea de que "los
biocombustibles ayudan a reducir la pobreza y producen energía limpia y
de bajo costo". En el esquema, los países en desarrollo ocupan un lugar
significativo ya que, muchos de ellos, son grandes productores
agrícolas, como es el caso de Argentina.
La FAO, la oficina agrícola de la ONU explica en su sitio web que el
acceso a una energía limpia y de bajo costo constituye un factor
crítico para elevar la productividad agrícola, lograr alcanzar la
seguridad alimentaria y mejorar las economías rurales.
"La bioenergía (al igual que otras fuentes de energía renovables como
las energías solar, eólica y geotérmica) puede constituir un aporte
fundamental para el incremento de la productividad de la fuerza laboral
y la diversificación de las actividades económicas en áreas rurales al
proporcionar múltiples servicios de energía para preparación de
alimentos y calefacción, además de la energía necesaria para la
producción de electricidad, la industria y los transportes", argumenta.
En este escenario, las funciones específicas de la agricultura como
productora de energía, regeneradora de agroecosistemas y proveedora de
servicios ambientales (como por ejemplo la mitigación del cambio
climático, protección de la biodiversidad, rehabilitación de tierras
marginales, etc.) son componentes esenciales de la sostenibilidad.
Según la ONU y sus representantes, las tecnologías ambientales en la
agricultura son los medios tecnológicos para la gestión de los
ecosistemas dirigidos a mejorar la producción y posproducción agrícola
conservando al mismo tiempo la capacidad regenerativa y reproductiva de
la base de recursos naturales. Estas tecnologías combinan el
conocimiento tradicional y científico de los procesos naturales y se
sustentan en la utilización y reciclaje de recursos renovables,
incluida la energía.
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