El
presidente de EE.UU. admitió por primera vez que el cambio climático se
debe al hombre. Y que hay que enfrentar el problema. Washington siempre
se negó a reducir su nivel de contaminación ambiental.
La cumbre del G8 que se reúne desde mañana y hasta el viernes en
Escocia podría llegar a un acuerdo global sobre el cambio climático que
afecta a todo el planeta. Esa es la idea que se manejaba ayer en las
febriles negociaciones previas, a partir de un sutil giro en la
posición de EE.UU., el país que más contribuye a la contaminación
ambiental.
Es que por primera vez, el presidente George Bush, admitió que el
calentamiento global es producto del trabajo humano y que la ciencia ha
demostrado que se trata de un problema acuciante. En una entrevista con
la TV británica, el líder de la Casa Blanca reiteró sin embargo que no
apoyará el Tratado de Kyoto, firmado en 1997, que apunta a una
reducción del 5,2% de las emisiones de gases con efecto invernadero de
aquí a 2012 y propuso en cambio apoyar nuevas tecnologías y fuentes de
energía no contaminantes.
Las declaraciones del líder estadounidense agregaron interés a esta
cumbre de las los siete países más industrializados (EE.UU., Alemania,
Japón, Francia, Italia, Gran Bretaña y Canadá) más Rusia, que
deliberará en Gleneagles desde mañana y hasta el viernes. Además del
calentamiento global el otro gran tema será el hambre en el Tercer
Mundo. En los preparativos, los países más ricos se comprometieron a
ampliar la condonación de la deuda a 38 países pobres.
Según los científicos, el aumento de la temperatura del planeta se debe
a varias causas. Una de las principales es el efecto del humo producto
de la combustión de fósiles como el petróleo usado por los automóviles
o la industria fabril. Los gases rodean el planeta y evitan que escape
el calor, lo que eleva las temperaturas, generando el llamado "efecto
invernadero". Estados Unidos es el mayor contaminante ambiental con el
25% de la producción de los gases nocivos.
El diario Financial Times dijo ayer que los líderes del G-8 buscan
alcanzar un acuerdo sobre cambio climático que explícitamente reconozca
que la ciencia impone al mundo a actuar para contener los gases
invernadero y que es necesario recortar las emisiones de dióxido de
carbono, no sólo para combatir el calentamiento sino también para
preservar la seguridad energética.
En su entrevista para la TV británica, Bush admitió que el cambio
climático era "de algún modo" debido a la acción humana, pero
puntualizó que su país rechazará cualquier acuerdo final que se parezca
al protocolo de Kyoto. "Si el plan del G8 se parece al protocolo de
Kyoto, entonces la respuesta será 'no'", comentó el presidente. "Kyoto
habría destruido nuestra economía, para decirlo claramente", afirmó.
Pero tras reconocer que el cambio climático "es un problema importante,
a largo plazo, frente al que debemos actuar", algo que no había
subrayado antes, Bush pidió que el debate cambie de enfoque y en lugar
de concentrarse en las emisiones de gases contaminantes se focalice en
nuevas tecnologías que bajen el daño ambiental sin restringir el uso
energético. El republicano se ufanó del programa de inversiones en su
país de 20.000 millones de dólares para desarrollar tecnologías que no
liberen gases nocivos o desarrollar vehículos que funcionen con
hidrógeno como combustible en lugar del petróleo."Mi esperanza es que
vayamos más allá del protocolo de Kyoto y que colaboremos en nuevas
tecnologías", sostuvo Bush.
Pero las autoridades británicas no ven a la posición de Bush como un
obstáculo. "Creo que habrá un resultado satisfactorio con respecto a la
ayuda a los países pobres y al cambio climático", declaró el ministro
británico de Exteriores, Jack Straw.
Por su parte, los diarios The Sunday Times y The Observer, informaron
que los estadounidenses han dado señales a los británicos,
organizadores de la cumbre, de que Bush ya no está en contra de
reconocer como un hecho el calentamiento de la Tierra. Todos esperan
que EE.UU. firme ahora una declaración que dice que "el cambio
climático es una realidad y que tenemos que encontrar soluciones al
problema mediante el uso de nuevas tecnologías", declaró al Times una
alta fuente del gobierno británico.
Pese a sus recientes choques en la Unión Europea, el premier Tony Blair
tiene el apoyo de Francia y Alemania. "Esperamos un acuerdo que sea
claro y firme", confió el presidente francés, Jacques Chirac.
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