Desde los 12 años, Sudha trabaja picando piedra en una de las muchas canteras de Nepal. Su salario, aunque bajo, es fundamental para la supervivencia de su familia. “No hay alternativa”, afirma al preguntarle por qué continúa haciendo este demoledor y peligroso trabajo. Su sueño de ir a la escuela está cada vez más lejos.

El tema de este año del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, celebrado el 12 de junio, estaba dedicado al más del millón de niños en todo el mundo que, como Sudha, trabajan en minas y canteras, en su mayoría pequeñas excavaciones "artesanales", donde no se cumplen unas "mínimas condiciones de seguridad", ha explicado el director de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Juan F. Hunt Ortiz.

Estos pequeños mineros "manipulan mercurio y ácidos" y se exponen a "derrumbes", señala Hunt Ortiz, además de trabajar largas jornadas sin un equipo ni formación adecuados. Asimismo, se someten a altos niveles de humedad, temperaturas extremas y un ruido y vibraciones excesivas procedentes de las máquinas.

Nepal no es el único país con niños mineros, también existen en las excavaciones de oro en Costa de Marfil, en las de piedras preciosas en Tanzania, en las canteras de piedra de la India, las minas de Madre de Dios en Perú o las de carbón en Mongolia.

Iniciativas piloto de la OIT

Ante esta situación, la OIT ha hecho este año un llamado a la acción dirigido a gobiernos, organizaciones de trabajadores y empleadores relacionados con el sector minero, para que unan sus fuerzas y ayuden a que las actividades en minas y canteras realizadas en áreas remotas, generalmente operadas por familias en el sector informal y a pequeña escala, puedan convertirse en actividades económica y ambientalmente sostenibles sin necesidad de recurrir a los niños como trabajadores. El objetivo es rescatar el millón de niños que trabajan en estos entornos en un periodo de entre 5 y 10 años.

En esta línea, la organización ha emprendido diversos programas piloto en Mongolia, Tanzania, Níger y los países andinos de Sudamérica que han empezado a demostrar que aunque el problema del trabajo infantil en minas y canteras es complejo, puede resolverse.

Así, las comunidades donde operan minas y canteras han recibido apoyo para crear cooperativas y mejorar la productividad mediante la adquisición de maquinaria. De esta manera, se elimina o se reduce la necesidad de contar con mano de obra infantil. Además, la población ha sido dotada de servicios básicos como clínicas de salud, escuelas y sistemas sanitarios.

Como ejemplo destaca el proyecto de la remota comunidad minera de Santa Filomena, en Perú, que se inició en el año 2000 como parte de un programa de OIT que cubría Perú, Bolivia y Ecuador, donde aproximadamente 200.000 niños estaban involucrados en el trabajo en las minas.

El proyecto ayudó a la comunidad a organizarse en asociaciones de base y contribuyó a mejorar las condiciones de trabajo, obtener maquinaria básica para reemplazar las tareas más peligrosas llevadas a cabo por los niños, realizar programas locales para sensibilizar a la población y desarrollar actividades económicas alternativas para la generación de ingresos para los adultos de manera que los niños no tengan que trabajar en las minas. En el año 2004 la comunidad de Santa Filomena se declaró “Libre de Trabajo Infantil”.

“Mientras los proyectos en el terreno pueden asistir a los niños de una manera directa y práctica, solo la concienciación mundial sobre la existencia de este problema puede movilizar los esfuerzos internacionales necesarios para finalizarlo”, afirman desde la OIT.

100.000 niños fuera de la explotación en Iberoamérica

Más de 246 millones de niños con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años trabajan actualmente en el mundo, la mayoría en el sector agrícola, según la OIT. En los últimos diez años programas financiados por España han logrado sacar del mercado laboral iberoamericano a 100.000 niños, algunos de los cuales ejercían la prostitución en Colombia o trabajaban en las minas de Bolivia.