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Esta investigación muestra una gran variedad de respuestas tanto por parte de plantas, animales como pájaros o insectos, como de humanos a la tendencia global del planeta al calentamiento. De esta manera, los científicos descubrieron que el incremento de la temperatura media anual en el Ártico en los últimos 150 años ha tenido grandes y graves efectos.

Por ejemplo, en los últimos 20 ó 30 años, el mínimo estacional de mar helado ha descendido la sorprendente cifra de 45.000 kilómetros cuadrados al año. Asimismo, la cantidad de capa helada terrestre ha disminuido sin cesar, debido al temprano derretimiento y rotura de los bloques helados, favoreciendo así el adelanto de la temporada de crecimiento. "Tanto las especies terrestres como las marinas están sufriendo las consecuencias adversas que provoca la actitud de los humanos a latitudes de miles de kilómetros de distancia", asegura el experto. "Parece que mire donde mires -en el suelo, el aire o el agua- estamos viendo signos de rápidos cambios", afirma.

Descenso del número de especies

De este modo, el estudio dirigido por Post muestra cómo numerosas especies típicas del Ártico, dependientes de la estabilidad y durabilidad del mar helado, lo están llevando de forma especialmente mala. La pérdida del hábitat polar está provocando, ante todo, un rápido declive del número de gaviotas marfil, morsas del Pacífico, focas anilladas y escapuchadas, ballenas unicornio o narval y osos polares. Los investigadores encontraron que estos últimos y las focas anilladas nacen en guaridas o cuevas bajo la nieve y pierden a muchos de sus crías cuando las guaridas se colapsan debido a esporádicas e inusuales lluvias en primavera. Estas especies podrían estar acercándose a la extinción.

El estudio también demuestra que estas especies, tradicionales de ámbitos sureños ahora se están viendo obligadas a desplazarse hacia el norte. Algunos de los invasores más visibles que están provocando este 'cambio de aires' son los zorros rojos, los cuales están reemplazando a los zorros del Ártico de territorios que un día llegaron a ser muy fríos, por zorros rojos. Algunos de los invasores menos vistosos encontrados por los estudiosos, que también se están mudando a zonas del norte Ártico, son las polillas de invierno, que deshoja los bosques de árboles de abedules, lo que afecta al intercambio de gases traza.

La presencia de árboles y arbustos, promueve la acumulación de nieve, el aumento de la temperatura del suelo durante el invierno y una mayor actividad microbiana en la superficie. El aumento del número de árboles puede prolongar el cultivo de la planta, cuando la tundra actúa como un "sumidero" de dióxido de carbono. La investigación revela, que la culpa de que se produzca este cambio climático se debe a los bueyes almizcleros y los renos que impiden que los arbustos se expandan hacia el norte hasta el Ártico superior.

El pastoreo, el pisoteo y la defecación de estos animales herbívoros, promueve la propagación de los pastos, lo que más atrae a los gansos; los gansos, a su vez, influyen en la productividad de los lagos, donde descansan y pastan. La investigación indica que el complejo alimentario de las redes acuáticas y marinas, son muy vulnerables, por lo que sufren alteraciones con un aumento de la temperatura, la precipitación y la carga de nutrientes de la tierra.
El futuro es una incógnita

El trabajo del equipo de investigación Post, muestra que los efectos del calentamiento global en el Ártico han sido espectaculares, especialmente, porque sólo ha subido la temperatura 1ºC en los últimos 150 años. Post dice que es difícil de predecir lo que pasará en el próximo siglo, cuando está previsto que la temperatura aumente 6ºC.

"Los resultados de nuestros estudios realizados hasta ahora, revelan no sólo cambios generalizados, sino también una sorprendente heterogeneidad en las respuestas biológicas al calentamiento" comenta el Post. Por ejemplo, el estudio muestra que el reno salvaje en el archipiélago noruego de Svalbard, se ha beneficiado del derretimiento de nieve durante el invierno. Con menos nieve, una mayor forestación, ha hecho que estas especies se aprovechen de la abundancia de alimento, esto lleva a que las poblaciones de renos aumenten su capacidad de reproducción y la mortalidad se haya reducido.

Por otro lado, los caribúes migratorios del bajo Ártico de Groenlandia, están menguando en número, según el estudio. El caribú no ha sido capaz de ajustar su época de parto con los cambios del crecimiento de las plantas. De esta manera, se demuestra que el momento en que las hembras necesitan más alimento, ya no coincide con el instante en que más comida hay.
Descenso de los caribúes

La investigación sugiere que, los veranos más cálidos son los más provechosos para los insectos y parásitos que se aprovecha de los caribúes, lo que lleva a que se reduzcan el número de caribú local de los pueblos indígenas. "Cazadores 'Inuit' de mi sitio de estudio en Groenlandia, han tenido que renunciar a la caza del caribú, ¿Cuál será el próximo componente que desaparecerá de su estilo de vida? Un estilo de vida que ha funcionado durante miles de años"pregunta Post.

Los científicos trabajan para prevenir lo que pasará en el futuro y los medios para proteger los frágiles ecosistemas del Ártico, debido al reducido número de especies que existen en el Ártico, los ecosistemas de la zona pueden ser más vulnerables a los cambios del clima. "No hay la menor redundancia funcional entre especies en los ecosistemas del Ártico", explica Post. "Por lo tanto, cambios relativamente pequeños en la variedad de las especies o la abundancia, pueden provocar cambios fundamentales en un ecosistema único, que también es importante para el turismo y las culturas tradicionales".

"Por qué algunas partes del ecosistema parecen sufrir las causas de las crecientes temperaturas, mientras otras parecen estar dirigiéndose hacia el colapso" Por ejemplo, a pesar del aumento de las cosechas y los cambios de temperatura, la producción de salmón rojo en Bristol Bay (Alaska) se ha mantenido relativamente estable, e incluso ha aumentado durante el último siglo.

Desde hace tiempo se supone que las actividades biológicas más importantes, se producen durante la época de crecimiento, pero el trabajo de relieve realizado por el equipo de Post sugiere lo contrario. Un episodio de calentamiento natural durante el invierno en el sub-ártico, llevó a que la vegetación de una planta se redujera al 26% en el verano siguiente, lo que supone que un área de 1400 kilómetros cuadrados se vea afectada. En un área totalmente diferente, hubo una liberación inesperada de metano, en el inicio de la congelación del suelo en otoño. Esto quiere indicar la importancia de vigilar constantemente el ecosistema durante todo el año.
Un ecosistema complejo

"La gente piensa que el Ártico tiene un ecosistema relativamente simple, que es fácil de entender, pero en realidad es muy complejo" dice Post. "No todas las especies responden de manera similar al calentamiento porque las características del paisaje que interactúan con el clima pueden variar enormemente de un lugar a otro. Creo que la heterogeneidad de la respuesta va a ser una de las claves de la persistencia de las especies".

El equipo de Post pide que se establezcan una serie de estudios de referencia, a largo plazo, basados en el control del cambio climático y las respuestas biológicas que se dan en torno a este fenómeno. "Recientemente, hemos visto una gran preocupación por el derretimiento del hielo del Ártico" dice Post. "Los amplios y rápidos de los devastadores cambios del presente documento, nos recuerda por qué es importante prestar atención al aumento de las temperaturas".