
Los barcos de Greenpeace, 50 años de lucha en los océanos, se han convertido en una de las herramientas más poderosas para la defensa ambiental. Desde el Pacífico hasta la Antártida, estas embarcaciones han frenado pruebas nucleares, documentado la invasión de plásticos en mares y costas, investigado la biodiversidad en los ecosistemas polares, bloqueado cargamentos ilegales de madera en el Amazonas y brindado apoyo a comunidades golpeadas por desastres climáticos.
Arctic Sunrise: el rompehielos que desafía al Ártico

Desde 1996, el Arctic Sunrise navega las regiones polares soportando condiciones extremas. Paradójicamente, antes de formar parte de Greenpeace, este barco fue utilizado como pesquero de focas. En 2013, tras una protesta pacífica en defensa del Ártico, el buque y su tripulación fueron retenidos por el gobierno ruso durante nueve meses, y su interior quedó completamente destrozado. Pese a ello, volvió al mar convertido en un símbolo de resistencia frente a las amenazas que acechan a los ecosistemas polares.
Rainbow Warrior: un nombre que renace una y otra vez

El Rainbow Warrior es quizá el barco más emblemático de Greenpeace. Tres navíos distintos han llevado este nombre, inspirado en una leyenda indígena. El primero, un antiguo pesquero adquirido en 1978, fue hundido en Nueva Zelanda tras un atentado con bomba perpetrado por los servicios secretos franceses. Sin embargo, la historia no terminó ahí: nuevas generaciones de barcos con el mismo nombre han seguido navegando como insignia de la organización, construidos gracias al apoyo de miles de personas que creen en la misión de defender la vida en el planeta.
Witness: un velero pequeño para grandes misiones
El más reciente integrante de la flota es el Witness, un velero ecológico de 22 metros de eslora. Aunque es el más pequeño, su versatilidad lo convierte en una pieza estratégica: puede internarse en aguas poco profundas y zonas costeras inaccesibles para buques mayores. Además, está diseñado para expediciones polares, lo que lo transforma en una embarcación clave en campañas de documentación científica y denuncia ambiental.
Una flota que necesita sostén para seguir navegando
Cada barco de Greenpeace guarda en su historia episodios de lucha, sacrificio y esperanza. Sus travesías no solo han servido para exponer crímenes ambientales, sino también para visibilizar alternativas y reclamar soluciones frente a la crisis climática. Mantener esta flota activa exige recursos constantes, trabajo técnico especializado y un compromiso colectivo que permita que continúe siendo un faro de resistencia en defensa de la Tierra.
“Este artículo fue elaborado por el equipo de barrameda.com.ar y con el apoyo de herramientas de redacción asistida por inteligencia artificial.”
