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Las Yungas salteñas Entre montañas y ríos, las Yungas de Salta albergan una riqueza natural única, con especies endémicas, ecosistemas complejos y comunidades humanas que dependen de su conservación.

Las Yungas salteñas

Las Yungas salteñas son un ecosistema subtropical que cubre aproximadamente 2.500 km² en los valles orientales de los Andes, entre los 400 y 2.500 metros sobre el nivel del mar. Su nombre proviene de la voz quechua yunga, que significa “tierra cálida y húmeda”, reflejando las condiciones climáticas que favorecen la exuberancia del bosque.

Este ecosistema es uno de los más ricos en biodiversidad de Argentina, albergando más de 3.000 especies de plantas y cientos de especies de fauna, muchas de ellas endémicas o amenazadas, como el tapir terrestre (Tapirus terrestris), el ocelote (Leopardus pardalis) y la ranita de cristal de Salta (Hyalinobatrachium fleischmanni). Además, sus ríos y arroyos contribuyen al ciclo hidrológico regional, sosteniendo la agricultura y el consumo humano de las comunidades locales.

Biodiversidad en números y ejemplos

La flora de las Yungas se organiza en distintos estratos: desde selvas bajas de lianas y arbustos hasta bosques de altura con árboles que superan los 30 metros. Entre las especies más representativas se encuentran:

  • Cedrela lilloi (cedro salteño): árbol maderable de gran valor económico, en peligro de tala excesiva.
  • Lapacho (Handroanthus impetiginosus): con flores rosadas que anuncian la primavera en los valles.
  • Algarrobo blanco (Prosopis alba) y quebracho colorado (Schinopsis lorentzii): presentes en zonas de transición con selva seca.
  • Orquídeas epífitas: más de 200 especies registradas, muchas endémicas de la región.

La fauna también es notable:

  • Mamíferos: tapir terrestre, ocelote, puma (Puma concolor), monos carayá (Alouatta caraya).
  • Aves: más de 350 especies, incluyendo el cóndor andino, el tucán serrano (Andigena hypoglauca) y el yungueño colilargo (Phacellodomus striaticollis).
  • Reptiles y anfibios: más de 80 especies, muchas con distribución limitada a las Yungas.
  • Peces: ríos como el San Francisco y el Juramento albergan especies endémicas de truchas y bagres de altura.

La complejidad biológica aumenta con la altitud y la exposición: las zonas bajas presentan selva húmeda y semidecidua, mientras que las cimas albergan bosques montanos y pastizales de altura, creando microhábitats que permiten la coexistencia de especies con requerimientos distintos de temperatura, luz y humedad.

Clima y funciones ecológicas

Las precipitaciones anuales alcanzan entre 1.200 y 1.800 mm, concentradas principalmente entre noviembre y marzo. Las temperaturas varían entre 12 °C en invierno y 24 °C en verano, favoreciendo un dosel arbóreo denso que regula la luz y la humedad del bosque. Los suelos, ricos en materia orgánica, actúan como sumideros de carbono y regulan la escorrentía, evitando erosión y deslizamientos en las laderas.

El bosque yungueño también desempeña un rol crucial en la conservación del agua. Sus ríos y arroyos mantienen caudales constantes, alimentando sistemas agrícolas y comunidades urbanas como San Ramón de la Nueva Orán y Tartagal. La vegetación ribereña, junto con la cobertura arbórea, filtra sedimentos y nutrientes, protegiendo la calidad del agua.

Amenazas y estrategias de conservación

A pesar de su riqueza, las Yungas enfrentan presiones intensas:

  • Deforestación y fragmentación: se estima que entre 1970 y 2020, la región perdió aproximadamente un 30% de su cobertura forestal.
  • Tala ilegal: especialmente de cedro y lapacho, con impactos directos sobre la regeneración del bosque y la fauna asociada.
  • Incendios: provocados por actividades agrícolas y pastoreo, alteran la estructura del bosque y reducen su capacidad de almacenamiento de carbono.
  • Cambio climático: aumenta el riesgo de sequías y altera patrones de precipitación, afectando especies sensibles y procesos ecológicos críticos.

Para contrarrestar estas amenazas, existen áreas protegidas como la Reserva de Biosfera de las Yungas, el Parque Provincial Los Toldos y varias reservas privadas que promueven conservación y restauración ecológica. Programas de monitoreo de biodiversidad, reforestación con especies nativas y turismo sostenible buscan equilibrar la protección del ecosistema con el desarrollo socioeconómico de la región.

Valor cultural y económico

Las Yungas son también un patrimonio cultural. Comunidades originarias como los wichí y los tobas mantienen prácticas tradicionales de caza, recolección y agricultura adaptadas al bosque. Su conocimiento incluye el uso de más de 200 especies de plantas con fines medicinales, alimenticios o rituales.

Desde el punto de vista económico, la región genera recursos importantes: café de altura, miel, frutas nativas y madera para construcción y artesanía. Estudios recientes muestran que la producción sostenible de bienes forestales no maderables puede generar ingresos superiores a los derivados de la tala comercial, incentivando la conservación y la valorización del bosque.

Turismo y educación ambiental

El ecoturismo es una estrategia clave para conectar economía y conservación. Rutas de senderismo, miradores y excursiones guiadas permiten a visitantes observar especies emblemáticas, como el tucán serrano o el puma, y aprender sobre el funcionamiento del ecosistema. La observación de aves, fotografía de flora y fauna y visitas a comunidades locales fomentan una conciencia ambiental activa.

Programas educativos en escuelas y centros comunitarios han involucrado a jóvenes en reforestación, monitoreo de especies y limpieza de cursos de agua, fortaleciendo la identidad local y creando una cultura de conservación que trasciende generaciones.

Las Yungas salteñas: un patrimonio para el futuro

Proteger las Yungas no solo garantiza la supervivencia de especies únicas, sino que mantiene servicios ecosistémicos fundamentales: regulación hídrica, fertilidad de suelos, captura de carbono y provisión de alimentos y medicinas. La combinación de políticas públicas, participación comunitaria, turismo sostenible y educación ambiental es esencial para asegurar que este bosque subtropical siga siendo un ecosistema vivo y funcional.

En última instancia, las Yungas salteñas representan un equilibrio entre naturaleza y cultura, entre desarrollo económico y conservación. Su preservación es un compromiso con la biodiversidad, con los saberes ancestrales y con las generaciones futuras, reafirmando la importancia de valorar y proteger estos bosques únicos de Argentina.

“Este artículo fue elaborado por el equipo de barrameda.com.ar y con el apoyo de herramientas de redacción asistida por inteligencia artificial.”