
La NASA advirtió que la Anomalía del Atlántico Sur (AMAS) podría estar relacionada con un futuro cambio de los polos magnéticos de la Tierra. Los datos satelitales muestran que la anomalía se desplaza lentamente hacia el oeste y tiende a dividirse en dos centros de mínima intensidad. Esta debilidad del campo magnético permite que partículas energéticas del Sol, principalmente protones de alta energía, alcancen altitudes orbitales bajas y afecten a satélites y a la Estación Espacial Internacional (ISS).
El origen de la anomalía
De acuerdo con especialistas del Servicio Geológico Británico, el debilitamiento localizado del campo magnético tendría su origen en el movimiento del hierro fundido en el núcleo terrestre, la influencia de grandes estructuras profundas como la Provincia Africana de Baja Velocidad de Cizallamiento (LLSVP) —también conocida como “superpluma africana”— y la inclinación del eje magnético del planeta.
Un estudio publicado en 2024 reveló además que la AMAS tiene un impacto observable en las auroras, extendiendo este fenómeno, generalmente circunscripto a las regiones polares, hacia latitudes atípicas. Aunque los efectos directos aún son limitados, el hallazgo amplía la comprensión de cómo las dinámicas magnéticas interactúan con la atmósfera terrestre.
La profesora Attreyee Ghosh, del Instituto Indio de Ciencias en Bangalore, explicó:
“La mayoría de las teorías han intentado explicar esta anomalía negativa con la influencia de placas oceánicas frías y densas que se hundieron en el manto en el pasado. Nuestro estudio, en cambio, apunta a material más caliente y ligero que se extiende desde los 300 hasta los 900 km de profundidad bajo el norte del océano Índico, probablemente vinculado con la superpluma africana”.
El equipo investigador analizó regiones vecinas de baja presión geoide en el océano Índico y halló indicios de material caliente proveniente de la LLSVP que se desviaba hacia el este, acumulándose bajo dicha depresión.
Riesgos para la infraestructura espacial
La Anomalía del Atlántico Sur representa un punto de alta vulnerabilidad para la tecnología espacial. Según la NASA, al atravesar esta región, satélites y la ISS quedan expuestos a niveles de radiación que pueden dañar seriamente sus sistemas electrónicos.
El portal ScienceAlert señaló que, para reducir los riesgos, los operadores espaciales aplican protocolos de seguridad como el apagado temporal de equipos durante el tránsito por la zona.
¿Qué es una zona de baja velocidad?
Las zonas de baja velocidad (ZVB) son regiones de la corteza terrestre en las que las ondas sísmicas —especialmente las ondas S— se propagan más lentamente que en el entorno. Suelen ubicarse entre los 20 y 40 km de profundidad y están asociadas con la presencia de fusión parcial y fluidos, factores que influyen en la actividad sísmica y en los procesos geológicos.
“Este artículo fue elaborado con el apoyo de herramientas de redacción asistida por inteligencia artificial.”