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Raptar a la hembra

Lobo marino

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Los lobos marinos de un pelo poseen una estructura social bastante complicada. Llegada la época de calor los machos llegan a las playas y se instalan en un reducido sector de la costa de piedras delimitando el que luego será el territorio de su harén del que mantienen alejados a los otros machos.

Después llegarán las hembras, que fueron preñadas el año anterior y que se encuentran en la fase final de la gestación. Estas se irán agrupando junto a un macho adulto. La permanencia en el harén es muy provechosa para las hembras ya que una vez nacida la cría deberá ir al mar en busca de alimento y volver después para darle de mamar al cachorro que quedó protegido en el seno de la agrupación. Además, un macho dominante es una garantía de fortaleza que se transmitirá en los genes del futuro cachorro. Apenas cinco o seis días después de producido el parto la hembra entrará en su período de celo que es de un solo día al año donde volverá a ser copulada y preñada nuevamente. Las peleas entre los machos es constante en esta época, el juego consiste en despojar al “sultán” del harén y hacerse cargo de sus hembras.

Es normal, entonces, que en la cercanía de la zona de harenes se agrupen los machos juveniles, sexualmente activos pero que aún no poseen la fuerza suficiente para desalojar al macho dominante. Estos juveniles están permanentemente atentos a los movimientos de las hembras. Cuando éstas abandonan el harén para ir al mar a refrescarse o conseguir alimento, ellos encuentran la oportunidad de raptarla y llevarla a un sector apartado en la playa. La hembra se resistirá tratando de volver a la seguridad del harén pero será sometida por medio de empujones y mordidas. Si tenemos en cuenta que un macho adulto tiene 2,3 metros de largo y 300 kg. de peso, resulta normal que pueda dominar a una hembra de 1,8 metros y 140 kg. de peso.

El raptor esperará al momento del parto para tratar de embarazar a la hembra al llegar el celo. Muchas veces el cachorro, recién nacido, muere en manos del raptor o de otro subadulto que no ha conseguido una hembra. En ocasiones se han observado raptos que ocurren meses antes del alumbramiento. Tal vez en ese caso lo machos juveniles estén tratando de formar su propio harén. Pero, como nadie puede estar en guardia las veinticuatro horas de un día por un tiempo prolongado, la hembra tiene grandes posibilidades de escapar y volver a la seguridad de la agrupación. En tanto el joven lobo marino deberá esperar a crecer para poder ganar su propio harén o esperar el paso de otra hembra solitaria para intentar un nuevo rapto.

“No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce”