La rinoceronte de Sumatra había perdido demasiado peso durante el verano. En diciembre ya había dejado de jugar con sus juguetes y se había vuelto incluso más solitaria y apática. Durante casi una década, los expertos del Zoológico de Cincinnati en Estados Unidos la habían visto crecer. Tenían grandes planes para ella.
Suci, cuyo nombre significa 'individuo sagrado' en indonesio, iba a ser la salvadora de su especie.
Sólo quedan alrededor de 100 rinocerontes de Sumatra, así que se ideó un plan para unir a Suci con su hermano Harapan y así aumentar el número de miembros de su especie.
Pero ahora estaba padeciendo una enfermedad de almacenamiento de hierro, una condición que también mató a su madre.
La esperanza de recuperación se acabó un domingo de marzo. Sus cuidadores notaron que ese día se estaba comportando de forma extraña, así que se quedaron con ella hasta la noche y vieron cómo se moría.
"No conozco a nadie que haya intentado curar con tanto empeño como nosotros a un rinoceronte de esta enfermedad", dice Terri Roth, director del Centro para la Conservación e Investigación de la Fauna en Peligro de Extinción del Zoo y el Jardín Botánico de Cincinnati.
Suci, explica, era una de las pocas hembras prometedoras que quedaban para procrear. Otras o son muy mayores o no han sido capaces de quedarse preñadas.
Incluso las hembras salvajes se están volviendo estériles.
"Los animales mueren y se lesionan", dice Roth.
"Pero cuando el número está por debajo de 100, es mucho más que una pérdida emocional".
Entre la ciencia y la emoción
El rinoceronte de Sumatra es uno de los animales más raros del mundo, pero al menos podemos saber que esa especie necesita nuestra ayuda.
Para otros animales en peligro de extinción puede ser más complejo.
Proteger a las especies más raras requiere identificar qué criaturas pertenecen a esta nefasta categoría. Y responder a esta simple pregunta puede resultar más difícil de lo que parece.
Para empezar, hay una diferencia entre números de poblaciones y estado de conservación, según se explica en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), la base de datos mundial más completa sobre el tema.
En teoría, los estados de conservación están basados en pura ciencia, pero en realidad la subjetividad humana juega un papel fundamental.
"Los listados pueden ser increíblemente políticos y muy emocionales", dice Lisa Campbell, profesora de asuntos marinos de la cátedra Rachel Carson en la Universidad de Duke, en Durham, EE.UU.
La decisión de clasificar a un animal como en peligro crítico de extinción o sólo vulnerable podría dar o quitar financiación para esa criatura, por lo que hay una tendencia a inclinarse hacia el listado más severo posible.
Además, simplemente clasificar una especie como en peligro crítico de extinción no significa que su rareza o posibilidad de extinción sea igual a la de todas las demás criaturas que comparten su estado.
La existencia de medidas de protección, tipos de amenazas, clase de dispersión o genética pueden influir en la probabilidad que tiene una especie de caer en el cesto de la extinción.
Los números también pueden variar ampliamente. Las tortugas carey están actualmente en peligro crítico de extinción con algunos cientos de ejemplares, mientras que hay menos de 100 murciélagos coleura seychellensis en el mundo.
"Una crítica es '¿cómo pueden ser equivalentes?' No hay una buena respuesta para eso", afirma Campbell.
Así que aunque nadie dice que las listas de especies en peligro de extinción sean algo malo, para identificar a los animales más escasos de la tierra es mejor fijarse solamente en los números absolutos.
Cómo contarlos
En algunos casos, contar el número total de animales en una población puede ser fácil.
Los investigadores conocen a cada cigüeñuela negra de Nueva Zelanda, por ejemplo. Esas 27 aves están etiquetadas y son conocidas como buenos amigos.
En otros casos contarlos es sencillo: desde un avión y a simple vista se puede hacer un recuento de los elefantes africanos.
Sin embargo, a veces surgen complicaciones con métodos menos fiables para estimar la población, como analizar la cópula, contar los nidos o instalar trampas con cámaras.
"Hay una buena cantidad de especies de las que sabemos que son cinco, 20 o 100 individuos", dice Mike Hoffman, investigador de la comisión de supervivencia de especies de la IUCN.
"Pero también hay muchos otros de los que sólo sabemos que están amenazados y que su población está decreciendo, pero desconocemos su tamaño exacto".
"Así, puedes encontrarte con una lista de especies cercanas al peligro de extinción", dice, "pero no necesariamente se trata de una lista completa".
Los candidatos
Algunas de las especies de las que sabemos lo suficiente como para decir que están entre las más extrañas del mundo incluyen al rinoceronte de java, ya extinto en el sudeste asiático y actualmente con tan solo 40 individuos; el gibón de Hainan, un primate confinado a un reducido espacio en la isla china de Hainan y con sólo 23-25 individuos; y la tortuga de Swinhoe, con sólo cuatro individuos vivos.
Especies muy raras también pueden sobrevivir solo en cautiverio.
La Lista Roja actualmente reporta 32 especies de ese tipo.
Esas especies –incluyendo la rana nectophrynoides asperginis, la tórtola de Socorro, el rascón de Guam y el cuervo hawaiano– son fuertes competidores para conseguir el título al animal más extraño.
A veces, los intentos de devolver a estos animales a la naturaleza resultan exitosos, como en el caso del turón patinegro, el cóndor californiano, el caballo de Przewalski y otros.
En otros casos, sin embargo, las cosas no van tan bien.
A pesar de todos los esfuerzos, a veces las especies no se adaptan en cautividad (como en el caso de Suci), o pueden dejar muy pocos individuos.
Es el caso de la po’o-uli, una bonita ave hawaiana cuyo último individuo conocido –un macho solitario para el que los investigadores nunca encontraron una pareja– murió en cautiverio en 2004.
"Así fue: el final de una especie", dice Hoffman. "Fue un caso de demasiado poco, demasiado tarde".
Extinción declarada
Otro problema para identificar a los animales más escasos del mundo es la dificultad asociada a la búsqueda del más raro de los raros.
Los animales excepcionalmente escasos pueden ser tan escurridizos que a veces los científicos les pierden la pista. Eso puede llevar a que sean declarados extinguidos para resurgir años después.
Recientemente, por ejemplo, la rana pintada Hula –supuestamente extinguida– resurgió de su escondite en Israel después de más de 50 años.
Declarar prematuramente a una especie como extinguida puede provocar su extinción.
Los presupuestos y los planes de conservación con frecuencia giran alrededor de la presencia o ausencia de una especie en una zona. Si se clasifica como no existente oficialmente, no llegarán más ayudas.
Por eso los científicos que determinan la clasificación de los estados no se apresuran a declarar la extinción, incluso cuando tienen muchos fundamentos para hacerlo.
El mono colobus rojo de Miss Waldron no ha sido visto desde 1978, por ejemplo, pero todavía está clasificado como en peligro crítico de extinción en la Lista Roja, con la esperanza de que algunos de esos animales pudieran estar escondidos en una esquina remota de la jungla de la Costa de Marfil.
Del mismo modo, la organización de protección de aves BirdLife International estima que entre uno y siete gorriones oahu alauahios todavía sobreviven en Hawái, a pesar de no haber sido vistos oficialmente desde 1985.
"Algunos de estos animales etiquetados como posiblemente extinguidos podrían ser perfectamente los animales más raros del mundo si todavía existen", dice Hoffman.
Los raros desconocidos
Otro problema en la lista de los animales más escasos es el hecho de que los mamíferos, aves y reptiles la dominan.
Los invertebrados, los hongos y otras criaturas del océano están notoriamente ausentes simplemente porque su población global y estados de conservación nunca han sido evaluados.
La IUCN ha evaluado a 71.576 especies de las 8,7 millones que los investigadores estiman que existen.
La organización planea aumentar esa cantidad a 160.000 en 2020, pero incluso eso sigue siendo una fracción de la biodiversidad total del mundo.
"Definir al animal más raro del planeta implicaría vigilar toda la distribución potencial de cada especie, y ser capaces de contar cada individuo, un reto formidable", dice Markus Gusset, jefe de conservación de la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios.
Esto significa que la criatura más rara del mundo podría ser algún escarabajo ultra desconocido cuyo hábitat podría estar bajo tierra, o un crustáceo ignoto cuyo estuario está siendo vaciado rápidamente.
Simplemente es imposible saberlo con certeza.
La buena noticia, sin embargo, es que las medidas de conservación para proteger a las especies mejor estudiadas con frecuencia benefician a las especies que permaneces en la sombra.
Según BirdLife International, áreas importantes de aves, por ejemplo, curiosamente coinciden en un 80 % con zonas consideradas críticas para anfibios, peces, invertebrados, plantas y otras formas de vida.
Es aquí cuando el estado de conservación de las especies se vuelve más importante: es una herramienta para animar a los países a moverse y a proteger a las especies en peligro de extinción antes de que sea demasiado tarde, y al hacerlo, también se protege a todo el ecosistema.
"Tenemos el conocimiento y los instrumentos para proteger a estas especies", afirma Butchart. "Sólo tenemos que aplicarlos".
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