Actualmente, habitamos el planeta 7.195.217.000 de seres humanos. Las noticias en los diarios y en la televisión logran sorprender a quienes prestan atención, sin embargo,  no se toman medidas ni se concientiza. Trastornos de la superpoblación: problemas de energía, aumento del efecto invernadero, la escasez de agua potable, el problema de la basura y la contaminación.

El número de personas que se calcula que habrá en el mundo en 2050 es de 9000 a 10000 millones de personas. Sería interesante tomar medidas apropiadas que podamos desarrollar en nuestra rutina y así lograr que nuestro planeta finito sobreviva ante las acciones de los seres humanos. Pese al clamor de los científicos de todos los países, se  sigue hacia un irrefrenable rumbo a la catástrofe.

Luego de veinte años de reflexiones, escribí “El suicidio del hombre”, un libro que desarrolla ejemplos de situaciones diarias que lamentablemente ya están naturalizadas y que conllevan a la muerte del Planeta: el uso irresponsable del agua y su contaminación; el despilfarro del papel en países ricos con la consecuente instalación de plantas de celulosa gigantescas como nuestra vecina Botnia, y la generación de energía mediante combustibles fósiles en escala creciente que conducen a una producción insostenible de dióxido de carbono, metano y otros contaminantes causantes del efecto invernadero.

En el libro se comenta que la mayoría de los políticos no hacen otra cosa que demagogia. ¿Les van a decir la verdad a la gente y como estadistas decretar la emergencia mundial que es necesaria para evitar el colapso y encarar algo así como una economía de guerra sin distinción de fronteras? Por supuesto que no. Sólo les interesan los índices de crecimiento, es decir, de consumo.

El gran tema en debate es la sustentabilidad de la humanidad. ¿Se están tomando medidas conducentes, por ejemplo, a frenar el cambio climático? Es obvio que no. Todos los indicadores de consumo de combustibles fósiles aumentan y por lo tanto la temperatura global también lo hace. Sin embargo, esto no puede atribuirse al déficit de información. Los científicos advierten sobre fenómenos ocasionados por el calentamiento global. ¿Cómo se hace para que sociedades enteras que quieren creer en la falacia del “desarrollo sustentable eterno” para que sus vidas no se alteren, cambien radicalmente su modo de vivir?

El suicidio del hombre

El título del libro suena exagerado pero no lo es.

Años de formación académica y tarea profesional me dieron como fruto la conclusión de que el consumismo y el derroche de energía no son sustentables en el tiempo. El suicidio del hombre es un libro, simple en su estructuración, dedicado a aquellas personas conscientes del tema más importante que debe enfrentar la humanidad: la supervivencia de la especie humana. En el libro se informan y divulgan las verdaderas razones que están llevando a la especie humana, y con ella a muchísimas especies a la destrucción y se exponen situaciones reales que ocurren en el mundo. El suicidio del  hombre es un llamado de alerta, una alarma, tenemos que hacer algo, tenemos que cambiar nuestra manera de vivir...

Acerca del autor

José Eugenio Barcia Pérez nació en Rosario en 1937, hijo de inmigrantes españoles que habían arribado pocos días antes huyendo de la Guerra Civil Española. Cursó sus estudios secundarios en el Instituto Politécnico Superior de su ciudad, dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Litoral (ahora Universidad Nacional de Rosario), y sus estudios universitarios en dicha Facultad, donde obtuvo el título de Ingeniero Mecánico y Electricista en 1965.

Al margen de su actividad profesional, siempre estuvo preocupado por el rol del hombre y la humanidad como especie, en nuestro minúsculo planeta. Ahora, en su madurez, produjo este libro cuyo plan se remonta a muchos años, pensando en aquel tiempo lo mismo que algunos pocos augures acerca de loa que vendrá. Ahora, la conciencia sobre el peligro que nos acecha se extiende impetuosa sobre capas cada vez más amplias de la población mundial.