La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1993 la resolución A/RES/47/193 por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, a celebrarse a partir de 1993, en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo contenidas en el Capítulo 18 (Recursos de Agua Dulce) de la Agenda 21.
Se invitó entonces a los diferentes Estados a consagrar este día, en el marco del contexto nacional, a la celebración de actividades concretas como el fomento de la conciencia publica a través de la producción y difusión de documentales y la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos así como con la puesta en práctica de las recomendaciones de la Agenda 21.
La seguridad alimentaria, tema del Día Mundial del Agua 2012
El Día Mundial del Agua en el año 2012 estará orientado a llamar la atención internacional sobre la alimentación y su relación con el agua. El lema con el que la ONU ha empezado a trabajar es "Agua y seguridad alimentaria" y expresa dos conceptos estrechamente relacionados cuyas deficiencias están generado graves crisis en amplias y cada vez más numerosas zonas del mundo.
Según la ONU, "existe seguridad alimentaria cuando cualquier persona puede satisfacer sus necesidades dietéticas para poder tener una vida activa y sana; y el agua es uno de los factores fundamentales para la producción de los alimentos".
Un problema creciente causado por muchos factores
La ONU, principalmente a través de la FAO (su organización para la alimentación y la agricultura), ha alertado que la inseguridad alimentaria ha aumentado notablemente a consecuencia de la crisis financiera y el incremento de los precios de 2008. A estos factores hay que añadirles las previsiones de crecimiento demográfico, el incremento de urbanización de espacios agrícolas y los cambios en la dieta en los países económicamente más desarrollados. La ONU también alerta sobre la presión que el desarrollo industrial ejerce sobre la tierra y el agua (incluidos los recursos asignados a la producción de biocombustibles) y el aumento de los costos de energía.
Por otra parte, según la UNESCO (La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que trabaja conjuntamente con la FAO en la preservación de la seguridad alimentaria, proteger el vínculo entre ésta y el agua es esencial para el desarrollo económico global. La razón es que, desde ahora hasta el 2050, el agua dulce del mundo va a tener que mantener los sistemas agrícolas que servirán para alimentar y proporcionar un medio de vida a 2.700 millones de personas más. Hay que tener en cuenta que producir el alimento diario de una persona supone entre 2.000 y 5.000 litros de agua. También hay que considerar, según la UNESCO, que la irrigación aumenta la productividad de las cosechas entre un 100% y un 400%, y la agricultura de regadío constituye actualmente el 40% de la producción del alimento mundial. Los cambios en la dieta, tendentes a un mayor consumo de carne en los países desarrollados, influyen también en el consumo de agua para la alimentación; para producir 1 kg de grano se pueden consumir entre 500 y 3.000 litros de agua, mientras que producir 1 kg de carne de ganado alimentado con grano puede llegar a consumirse hasta 15.000 litros.
La FAO alerta sobre el cambio climático
También la FAO ha publicado este mes de julio un estudio, que se basa en un compendio de los conocimientos científicos existentes, en el que alerta sobre el cambio climático y de que manera su impacto sobre las comunidades agrícolas creará una mayor inseguridad alimentaria.
Con el título de "Cambio Climático, Agua y Seguridad Alimentaria", el documento de la organización de las Naciones Unidas explica las consecuencias previsibles que la alteración del ciclo del agua tendrá en el uso de los recursos hídricos para la producción de alimentos en las próximas décadas.
En este estudio se hace referencia a la disminución del caudal de los ríos y del nivel de los acuíferos en el Mediterráneo y las zonas semiáridas de América, Australia y Sudamérica, regiones que ya sufren en la actualidad un notable estrés hídrico. En Asia se verán también afectadas amplias zonas que dependen del deshielo y de los glaciares de montaña, mientras que las áreas densamente pobladas de los deltas fluviales están amenazadas al combinarse un menor flujo de agua, aumento de la salinidad y la subida del nivel del mar.
Es preciso señalar que la India es una de las zonas de Asia que se encuentran más amenazadas. Y es en este país donde La Fundación We Are Water y la Fundación Vicente Ferrer están trabajando conjuntamente para paliar y prepararse para esta difícil situación hídrica, mediante la construcción de sistemas de recuperación del agua de la lluvia , a través de embalses, con el fin de conseguir tierras de cultivo sostenibles que garanticen la seguridad alimentaria de los agricultores y ganaderos de la zona.
Según dicho estudio, también se prevé que las temperaturas en alza incrementarán la tasa de evaporación de la tierra y el mar y provocarán una aceleración del ciclo hidrológico del planeta. En consecuencia, la lluvia aumentará en los trópicos y a latitudes más altas, pero disminuirá en las zonas que tienen ya carácter seco y semiárido y en el interior de los grandes continentes. Será necesario contar con una mayor frecuencia de sequías e inundaciones, y se espera que las zonas del mundo que sufren ya de escasez de agua se vuelvan más secas y calurosas.
A pesar de que no es posible hacer con certitud estimaciones sobre la alimentación de los acuíferos bajo los efectos del cambio climático, es previsible que el incremento de la frecuencia de sequías promueva un mayor aprovechamiento del agua subterránea para amortiguar el riesgo para la producción de los agricultores. A este respecto, los proyectos como el que la Fundación We Are Water lleva a cabo en India tienen una especial incidencia en la recuperación de los acuíferos.
Alexander Mueller, Director General adjunto de la FAO para Recursos Naturales ha declarado con motivo de la publicación del estudio: "Tanto los medios de vida de las comunidades rurales como la seguridad alimentaria de las poblaciones urbanas se encuentran amenazados, pero los pobres de las zonas rurales, que son los más vulnerables, podrían verse afectados de forma desproporcionada".
El estudio de la FAO también presta atención a las iniciativas que pueden tomar los responsables políticos nacionales, las autoridades de las cuencas hidrográficas regionales y locales, y los campesinos individuales para hacer frente a estos nuevos desafíos. Un área clave que requiere atención es la mejora de la habilidad de los países para implementar sistemas efectivos para la "contabilidad del agua": una medición meticulosa del suministro, los trasvases y las transacciones de agua para poder tomar decisiones informadas sobre la forma en que los recursos hídricos pueden ser gestionados y utilizados en condiciones cada vez más variables.
En este sentido, cobra especial relevancia la alerta que Gour Saraff, presidente de la EICC (Cámara de Comercio Indoeuropea) en España, realizó el pasado 7 de junio en el Roca Barcelona Gallery, en un acto organizado de la Fundación We Are Water y la Fundación Vicente Ferrer, afirmando que es muy importante que, a un nivel socioeconómico, los gobiernos, los ciudadanos y la opinión pública en general den un valor al agua potable.
Los sistemas agroforestales mixtos también resultan prometedores, según el informe de la FAO. Estos sistemas retienen por un lado la masa forestal y ofrecen también beneficios adicionales, como la sombra que reduce la temperatura en el suelo y la evaporación, mayor protección frente al viento y una mejor conservación del suelo y retención del agua.
En este contexto, el proyecto "Construcción de un embalse en Ganjikunta, que la Fundación We Are Water está llevando a cabo con la Fundación Vicente Ferrer, es un claro ejemplo de seguridad alimentaria que promueve la FAO, así como un adelanto al aviso que realiza en su estudio, siendo su beneficio más inmediato el incremento de la productividad y la diversificación de los cultivos, aspectos fundamentales para mejorar la calidad de vida y los ingresos económicos de los habitantes de la zona y frenar el abandono de la tierra y la migración a las grandes ciudades.
La Fundación We Are Water
La Fundación We Are Water, impulsada por la empresa Roca, tiene como objetivos, por un lado, sensibilizar a la población en general y a las administraciones sobre la necesidad de fomentar una nueva cultura del agua en el mundo y, por otro, paliar los efectos negativos relacionados con la falta de recursos hídricos, mediante el desarrollo de proyectos de cooperación y ayuda junto a diversas organizaciones como Educación Sin Fronteras, Fundación Vicente Ferrer, Intermón Oxfam y Unicef.
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