Las arañas son uno de los productos más exitosos de la evolución. Existen desde hace 380 millones de años y pueblan hoy todos los continentes. Son grandes depredadoras y están entre los artrópodos más biodiversos, con 110 familias que se subdividen a su vez en unas 40.000 especies.
De ellas apenas unas miles tejen telas en espiral, pero son estas autoras de las telarañas llamadas orbiculares las que han centrado la investigación de Miquel A. Arnedo y sus colegas.
Las telas en espiral son un invento evolutivo de hace 230 millones de años. Y hay algo curioso en el registro fósil: unos 60 millones de años más tarde se observa una gran explosión en la diversidad de las arañas tejedoras de estas telas. ¿Por qué? La respuesta tradicional es que la variedad de telas en espiral aumentó cuando lo hizo también la diversidad de los insectos voladores; un caso típico de coevolución.
Arnedo y sus colegas abordaron la cuestión usando por primera vez sólo datos moleculares, y no de morfología. Buscaron en las bases de datos el ADN de todas las especies de tejedoras de orbiculares, y analizaron en ellas seis genes precisos. Usando relojes moleculares -que se basan en una tasa de mutación estable para estimar cuándo se produce la diversificación-, los investigadores reconstruyeron el árbol evolutivo de estas telas y de sus creadoras, y concluyeron que la diversificación de las telas es unos cien millones de años anterior a la diversificación de los insectos.
Entonces, ¿por qué esa repentina (relativamente) riqueza en la variedad de orbiculares? Para Arnedo la razón principal está en la búsqueda de nuevos hábitats: “La abundancia de presas y la complejidad estructural del hábitat son factores que han tenido un papel más importante que el de la diversificación de la presa”, explica. “Las arañas son depredadores generalistas, comen de todo, así que su estrategia ha sido conquistar cuantos más hábitats mejor, para no competir por recursos”. Así, hay arañas cuyas telas están pensadas para estar a ras de suelo, otras entre la vegetación…
Pero aún hay más. El árbol que resulta de los datos moleculares muestra que todas las telas orbiculares tienen un origen común; no aparecieron de forma independiente en la evolución, como algunas hipótesis sugerían.
Las primeras telas en espiral atrapaban a sus presas haciendo que se enredaran en ellas, porque estaban hechas de una seda más fina y esponjosa. Pero después surgió una solución que ha dado muy buen resultado, porque ha acabado siendo la predominante en las orbiculares: las telas pegajosas, en las que la seda tiene una sustancia que se adhiere químicamente a las patas de las presas. Hoy conviven las sedas enganchosas y las pegajosas, aunque las primeras las usan sólo unos cientos de especies y las segundas, unas 20.000.
Los investigadores constatan también que la evolución de las telas no sigue en absoluto una tendencia a la complejidad. Muchas de las telarañas más modernas son también más simples; lo que impulsa el cambio es, de nuevo, la adaptación al hábitat.
El trabajo, publicado recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society B,incluye la muestra taxonómica más completa que se haya estudiado hasta el momento, en cuanto al número de especies de arañas y familias representadas.
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La importancia de la biodiversidad Escrito por Carla Cingolani el 2012-02-08 20:36:16 Lo que nos cuenta este interesantísimo artículo nos ilustra sobre la inagotable fuente de conocimientos que representa la naturaleza. Cuidemos este tesoro. |
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