Los cazadores han iniciado una matanza cruel e insostenible
desde un punto de vista ecológico, pero que las autoridades canadienses
defienden.
"La población de focas en Canadá es próspera y abundante. La
manada de focas arpa -la manada de focas más importante para este sector- se
calcula en alrededor de cinco millones de animales, casi el mayor nivel nunca
registrado y casi el triple de lo que era en los años 1970", señaló el
Ministerio de Pesca canadiense.
Las organizaciones ecologistas discrepan de estas cifras o las valoraciones de
las autoridades canadienses sobre la calidad de la población de focas y Sea
Shepherd, del líder ecologista Paul Watson, no ha dudado en llamar al ministro
de Pesca canadiense, Geoff Reagan, "asesino de focas" y "mentiroso".
Por
su parte, Reagan ha acusado a las organizaciones ecologistas opuestas a la caza
de estar motivada por intereses pecuniarios con "imágenes sensacionalistas y
retórica entrecortada" que amenaza la forma de vida de miles de personas en la
isla de Terranova.
Las focas y el bacalao
Este
año la caza de focas ha alcanzado un nivel de polémica nacional e internacional
no visto desde hace más de una década cuando el entonces ministro de Pesca,
Brian Tobin, promovió de nuevo la caza masiva de focas como forma de recuperar
los exhaustos bancos de bacalao.
A pesar de que el Ministerio de Pesca
canadiense insiste en que las focas devoran el bacalao y que ésa es una de las
principales causas para la casi desaparición de la especie, los científicos no
han sido capaces de demostrar esta teoría y las organizaciones ecologistas la
califican de "cuentos".
El biólogo David M. Lavigne es el principal
experto en focas de Canadá y asegura que ni los científicos gubernamentales han
logrado recabar "ninguna prueba de que las focas estaban impidiendo la
recuperación del bacalao o que habían causado su
desaparición".
¿Porqué se lleva a cabo esta
matanza?
Tracey McIntire, Coordinadora de RRPP de HSUS (Humane
Society of the United States), explica que la caza de estos animales es
innecesaria tanto ecológica como económicamente.
La HSUS considera que
el Gobierno mantiene estas cacerías por dos motivos principales:
1 - Para
que los pescadores obtengan algunos ingresos fuera de la temporada de
pesca.
2 - Por el mito no demostrado de que extinguen el bacalao. Por
este motivo las focas son vistas como "una plaga" a la que hay que
exterminar.
Watson y otros grupos han lanzado, "cuando la primera foca sea
matada por los cazadores", una campaña mundial para boicotear productos
pesqueros canadienses, un sector valorado en miles de millones de dólares frente
a los poco más de 15 millones que genera la caza de focas. [...]
Mientras
la polémica sigue, 90.000 jóvenes focas, que ahora reposan sobre los hielos del
golfo de San Lorenzo, serán cazadas en menos de tres días.
Núria Querol,
miembro de la
Fundación
Altarriba, califica la caza de focas en Canadá como "la mayor matanza de
mamíferos marinos en la Tierra". Esta fundación es una de las que ya se ha
sumado al
boicot contra los productos canadienses.
¿Cómo
mueren las focas en Canadá?
Las organizaciones defensoras de los
animales denuncian la crueldad con la que son asesinados estos mamíferos. La
Fundación Altarriba explica que a principios de la temporada los cazadores
utilizan porras o picos de hierro para matar a golpes a las crías de estos
animales. En los meses posteriores se pasa a utilizar el rifle.
La IFAW
ya ha señalado en varias ocasiones que no se cumplen las normas gubernamentales
y que durante la cacería se vulneran las leyes básicas canadienses sobre el
bienestar animal.
Sin embargo, según denuncia
The
Humane Society of the United States, la normativa que regula la caza de
estos mamíferos en Canadá permite a los cazadores de focas utilizar bates de
madera, grandes picos usados para romper el hielo y armas de fuego para matar a
los animales.
La
HSUS señala que los métodos para matar a las focas son
extremadamente crueles, ya que las pieles de estos animales pierden valor en
función de los agujeros de bala que tengan, por lo que los cazadores se resisten
a disparar más de una vez dejando a los animales agonizantes.
Un grupo
de veterinarios que acudió a Canadá invitado por el Fondo Internacional para el
Bienestar Animal que acudió a la cacería del 2001, indicó que el 40% de los
animales habían sido despellejados estando vivos.