Estados Unidos se comprometió el pasado viernes a suscribir un nuevo acuerdo mundial para la lucha contra el cambio climático, en la jornada final de la conferencia de Naciones Unidas en Bangkok para preparar la Cumbre Climática que se celebrará el próximo diciembre en Copenhague. El jefe de la delegación norteamericana, Jonathan Pershing, anunció que el gobierno de Barack Obama acepta el establecimiento de objetivos vinculantes para la reducción de los gases de efecto invernadero y destinará fondos a la aplicación de medidas de protección del clima y de adaptación en los países pobres.
Pershing se mostró confiado en que el paquete de normativas dirigidas a reducir las emisiones en su país en un 80% hasta 2050 por debajo del nivel de 1990, será aprobado en el Congreso antes de Copenhague, informó la agencia de noticias DPA.
Sin embargo, congresistas norteamericanos expresaron dudas acerca de si la normativa será aprobada antes de la cumbre climática.
El nuevo acuerdo debe ser aprobado en la Cumbre de Copenhague y sustituirá al Protocolo de Kyoto de 1997, que expirará en 2012.
Hasta ahora, Estados Unidos, el principal país emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, era el único país industrializado, además de Australia, que se negaba a firmar el Protocolo de Kyoto para la reducción de las emisiones contaminantes. Durante las conversaciones sobre clima convocadas por Naciones Unidas, mantenidas durante las últimas dos semanas en Bangkok y que finalizaron hoy, los 4.000 negociadores lograron avanzar en la definición del texto que será presentado en Copenhague.
Antes de la cumbre climática programada para diciembre, se realizará otra sesión de conversaciones en Barcelona, en noviembre.
En esa reunión se intentará avanzar en la adopción de decisiones aún pendientes, relativas a la reducción drástica de emisiones de monóxido de carbono hasta 2020, a la financiación de los países en vías de desarrollo y los compromisos para atenuar los efectos del cambio climático.
La Unión Europea (UE) apuntó a la posibilidad de incorporar la “arquitectura” del Protocolo de Kyoto al nuevo acuerdo, que deberá materializarse en Copenhague.
“Queremos preservar el Protocolo de Kyoto. Creemos que la única vía de hacerlo es encontrarle una nueva casa bajo una única estructura legal”, dijo el negociador jefe para Suecia, Anders Turesson, cuyo país preside actualmente la UE.
Sin embargo, muchos miembros del grupo de los 77 países en vías de desarrollo acogieron con recelo tal sugerencia, por considerarla un complot de los países industrializados para eludir los compromisos dirigidos a recortar drásticamente sus emisiones de dióxido de carbono entre un 20 y 40% hasta 2020.
La UE pretende que el acuerdo que se logre en Copenhague incluya a todos los grandes países, incluido Estados Unidos, que nunca firmó el Protocolo de Kyoto.
“Un acuerdo que excluya a uno o más de los principales emisores no podría evitar que el calentamiento global alcanzase niveles peligrosos”, advirtió el negociador jefe de la Comisión Europea, Artur Runge-Metzger.
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