La
Argentina podría enfrentar desastres asociados a procesos naturales con
grandes impactos sociales y costos económicos. No hay certezas
absolutas, pero prestigiosos especialistas consultados por Clarín
opinan que faltan medidas para que el país esté mejor preparado ante
las catástrofes. Y esas medidas deben incluir desde un mejor monitoreo
de la actividad volcánica hasta planes básicos de contingencia.
Según los expertos, la mayoría pertenece a instituciones públicas
dedicadas a la investigación científica, mucho se puede hacer hoy para
que los impactos de los desastres sean menores mañana.
Terremotos
En 1944, el peor terremoto de la historia argentina destruyó la ciudad
de San Juan y causó diez mil muertes en una población de noventa mil
personas. Y esa catástrofe no sería sólo un desastre del pasado.
"Podría volver ocurrir algo similar en los próximos diez años",
reconoció a Clarín el ingeniero Alejandro Giuliano, director del
Instituto Nacional de Prevención Sísmica, con cincuenta estaciones
específicas instaladas en el país.
El Noroeste y la región de Cuyo están en la mira de los expertos en
sismos. Giuliano insistió en que son imprescindibles ciertas medi das
de prevención. Por empezar, en 2002 se sancionó en el Congreso sancionó
un Plan Nacional de Educación para la prevención sísmica. Pero hasta el
momento, sólo Catamarca, San Juan y Mendoza lo pusieron en práctica.
"Los chicos deberían familiarizarse en las escuelas y ser los
multiplicadores de la información en sus hogares", afirmó Giuliano. "Es
crucial que las provincias y los municipios verifiquen y controlen que
las construcciones sean resistentes a sismos".
Volcanes
En la Cordillera de los Andes, existen alrededor de sesenta volcanes
activos. La gran mayoría está en Chile, como el Villarica o el Osorno.
Pero por la influencia de los vientos del Pacífico, las erupciones
pueden hacerse sentir en el territorio argentino, como ocurrió en 1991
con el volcán Hudson que arrojó unas 2.500 millones de toneladas de
materiales y afectó a los habitantes de Los Antiguos y de Perito
Moreno, en Santa Cruz. Para los próximos diez años, existe la
posibilidad de que se produzca otra gran caída de ceniza volcánica en
la Argentina, según Gustavo Villarosa, investigador de la Universidad
Nacional del Comahue. "No podemos decir exactamente cuándo, pero
sabemos que algunos podrían hacer una erupción. Aunque no toda erupción
es explosiva". Y mencionó a los volcanes Osorno, Calbuco, Puyehue y los
del Cordón Caulle, como los que podrían ser algunos de los más
temibles. Villarosa y Corina Risso doctora en geología de la Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, opinaron que debería
organizarse un sistema de alerta y vigilancia en cooperación con Chile.
"Menos del 50 por ciento de los 60 volcanes son hoy vigilados", alertó
Risso.
Incendios forestales
Durante los últimos cinco años, se produjeron 14.000 incendios anuales
en bosques y campos, según datos de la Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable. El 95 por ciento de esos incendios son causados
por la gente que, por descuido o intencionadamente, provoca la pérdida
de valiosos recursos naturales.
Se gastan más de 11 millones de pesos en la prevención y la lucha
contra el fuego, según el ingeniero forestal Fernando Epele,
coordinador del Programa Nacional del Manejo del Fuego. El freno a los
incendios pasa por la información y por el cambio en el comportamiento
de la gente. "Creemos que el número de incendios bajará a partir de que
la gente tome mayor conciencia", sostuvo Epele.
Desertificación
"No será tan visible, tan apabullante, como otros desastres
ambientales, pero los procesos de desertificación y degradación de los
suelos seguirían en aumento", afirma el director del Instituto del
Suelo del INTA en Castelar, Roberto Casas. Se calcula que el cincuenta
por ciento de la superficie de la Patagonia, el Noroeste argentino,
Cuyo y parte de San Luis y La Pampa sufre desertificación en grado
moderado a severo por exceso de pastoreo o por prácticas incorrectas en
la agricultura. "En el Chaco, el problema avanza por el desmonte de
áreas semi áridas", señaló Casas. En la región pampeana, la
desertificación implica la pérdida de mil millones de dólares por año.
Para evitar la tendencia, Casas sugirió que "los agricultores deberían
volver a la rotación de cultivos (incluyendo maíz, trigo y sorgo y no
sólo soja) como componente del sistema de siembra directa, para evitar
la degradación del suelo a mediano plazo".
Tornados
"Todos los años, ocurren tornados en distintos puntos del país y no hay
razón valedera para pensar que no se producirán en los próximos diez
años", afirmó la especialista, María Luisa Altinger de Schwarzkopf,
quien trabajó en el departamento de Ciencias de la Atmósfera de la
Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Los tornados podrían ser más
frecuentes por acción del cambio climático que favorecería en el futuro
la formación de nubes llamadas "tormentas severas" o "superceldas".
¿Dónde ocurrirían? En una zona que va desde Córdoba a Mar del Plata y
Necochea, y también en una zona que abarca Corrientes y Misiones.
Aumento del nivel del mar
El nivel del mar Argentino crece cuatro centímetros por década, también
por el cambio del clima. "Es probable que crezca algo más de quince
centímetros en los próximos treinta años", afirmó Vicente Barros,
investigador del Conicet en el Centro de Investigaciones del Mar y de
la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
El aumento del nivel del mar no causaría inundaciones permanentes en la
costa. Sin embargo, aclaró el especialista, habría una mayor frecuencia
de inundaciones por sudestadas en la zona del frente del Delta, el
valle del río Reconquista y algunas zonas costeras del sur del Gran
Buenos Aires y la zona sur de la Bahía de Samborombón. "En el Tigre
—sostuvo Barros— la proliferación de barrios cerrados a lo largo de la
costa creó una nueva situación de riesgo. Se urbanizaron sectores
inicialmente bajos e históricamente inundados. No siempre se toman
alturas de elevación del terreno acordes con el aumento del nivel del
río". Barros sostiene que hay diferentes medidas a implementar:
"Debería sancionarse una ley por la cual las personas que eligen vivir
en zonas vulnerables se hagan cargo de eventuales desastres, siempre
que se las haya informado.".
Inundaciones y sequías
En los años 80 y 90, las inundaciones provocaron enormes pérdidas
económicas. Las principales amenazas se encuentran en las cuencas de
los ríos Salado, Paraná, Paraguay y Uruguay, Limay, Negro y Alto del
Plata. "No hay estudios que digan cuándo y dónde habrá inundaciones,
pero es sabido que en los lugares donde ocurrieron grandes crecidas,
pueden volver a producirse", afirmó Dora Goniadzki, directora de
Sistemas de información y alerta hidrológico del Instituto Nacional del
Agua. "Necesitamos establecer más estaciones para medir los afluentes
de grandes ríos, como el Pilcomayo y el Bermejo, que hoy no se
monitorean", opinó. La especialista también mencionó que los municipios
y las empresas deberían elaborar planes de contingencia. Silvia
Wolansky, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la
Universidad del Litoral en Santa Fe, agregó que "falta recursos
financieros para dar capacitar a la población sobre cómo prepararse
para las catástrofes, y deberían cumplirse las leyes que prohíben
establecerse en zonas inundables".
El extremo contrario a la inundación, la sequía, también es considerada
un desastre. Este año se produjo una gran sequía en la provincia del
Chaco. Ocurrirán con más frecuencia? "No hay una evidencia categórica
para la Argentina, pero sería mejor que se planifiquen obras donde se
prevea asegurar a la población de agua potable de buena calidad",
afirmó César Rebella, del Instituto de Clima y Agua, del INTA. Olga
Penalba, investigadora de la UBA reveló que falta en el país un sistema
de alerta temprana de sequías.
Invasiones biológicas
Las especies acuáticas animales y vegetales que se introdujeron en el
país también pueden entrar en la lista de peligros naturales. Para el
especialista Pablo Enrique Penchaszadeh, investigador superior del
Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales ya se pueden
anticipar algunos "desastres" para los próximos diez años. Los más
dramáticos pueden ser:
La invasión del mejillón dorado Limnoperna, que ingresó por el Río de
la Plata en 1990 y que avanzó 250 kilómetros por año, llegó al Paraguay
y al Brasil y conquistó todo fondo propicio. "Es un desastre con
secuelas ecológicas y económicas incalculables —afirmó Penchaszadeh— El
mejillón afecta bombas cercanas a los ríos y obliga a gastar más
energía."
La presencia en la Patagonia del alga asiática Wakame es un desastre en
ciernes —estimó Penchaszadeh—, ya que desplaza a otras especies de
algas nativas y cambia la estructura del fondo marino que puede ser
arenoso o rocoso.
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