La mayoría de los científicos que construyen modelos para intentar comprender los mecanismos y la aerodinámica del vuelo de los insectos han asumido que cuando los insectos baten sus alas éstas se mantienen relativamente rígidas. Una nueva investigación de la Universidad de Washington que ha utilizado imágenes digitales de alta velocidad muestra que, al menos para algunos insectos, las alas que se flexionan y deforman de forma similar a cuando sacudimos una pesada toalla de playa para quitarle la arena, son las mejores para mantenerse en vuelo.

La evidencia indica que las alas flexibles producen flujos de aire muy diferentes a los de las alas rígidas, y esos flujos al parecer son más convenientes para generar sustentación.

Para estudiar cómo fluye el aire en las alas de la polilla Manduca sexta, Andrew Mountcastle utilizó una técnica comúnmente usada para determinar las velocidades de flujo en los fluidos.

Las alas de esta polilla son controladas por músculos en el cuerpo del insecto y no poseen músculos internos propios. La mayor parte del ala está hecha de un material que es como una tela.

Para comprobar el funcionamiento de las alas, en especial su deformación con cada inversión del movimiento, éstas fueron acopladas a unos "aleteadores" mecánicos que las movían de un lado al otro 25 veces por segundo, la misma frecuencia a la que la mayoría de las polillas baten sus alas.

Durante los experimentos, se comprobaron en el "aleteador" mecánico un par de alas frescas que aún conservaban la mayor parte de su elasticidad natural. A continuación se dejaron secar de 12 a 24 horas, se recubrieron mediante un atomizador con suficiente pintura para restablecer su masa original, y se comprobaron nuevamente en este estado más rígido. Cuando se observó el vídeo de alta velocidad en cámara lenta, se obtuvieron detalles gráficos de cómo se deformaban las alas a medida que se batían.

Las alas "frescas" o flexibles tuvieron una deformación promedio de 1,6 milímetros por cada cinco inversiones del movimiento, mientras que las alas secas y rígidas tuvieron una deformación media de 1,15 milímetros. En comparación, las alas de una polilla revoloteando libremente presentan una deformación promedio de 1,52 milímetros.

Estos resultados apuntan a que las alas flexibles son más eficaces que las rígidas para generar el adecuado impulso de sustentación aérea. Las alas flexibles además inducen flujos de aire de mayor velocidad general, lo que sugiere la producción de una mayor fuerza para el vuelo.

Fuente: NC&T

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