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Tortuga Carey (Eretmochelys imbricata) Animales en peligro

Tortuga Carey (Eretmochelys imbricata)
Nicaragua República Dominicana
Filo Chordata
Clase Reptilia
Orden Testudines
Familia Cheloniidae
Status UICN ver 3.1 En peligro crítico
Status CITES Apéndice I

U.I.C.N. - En peligro crítico

Nombre científico: Eretmochelys imbricata (Linnaeus, 1766)

Descripción general y características

Como otras tortugas marinas, esta tiene un cuerpo plano con un caparazón protector y extremidades en forma de aletas para poder nadar.

A diferencia de otras tortugas, tiene un pico afilado y curvo como una mandíbula superior (tomium) prominente.

Su caparazón tiene bordes en forma de sierra debido a que las escamas posteriores se superponen dándole esta apariencia.

Además tiene dos garras visibles en cada aleta.

Las tortugas pueden llegar a medir hasta 1 m. de longitud y pesdar unos 80 kg.; la tortuga Carey más grande capturada pesó 127 kg.

Esta tortuga tiene un caparazón característico con colores predominantemente negros y marrones jaspeados en forma radial con una combinación irregular de bandas claras y oscuras.

Al arrastrarse en la arena con un paso alterno, las huellas que dejan son asimétricas. Otras como la tortuga verde y la laúd pueden andas simétricamente.

Comportamiento

Se piensa que pueden vivir entre 30 y 50 años, aunque no se tiene muy claro.

Es diurna y solitaria recorriendo arrecifes y zonas de la plataforma continental en busca de alimento.

Algunas de las esponjas de mar que come E. imbricata son conocidas por ser altamente tóxicas y letales para otros organismos. (Al alimentarse de las especies tóxicas, su carne puede alcanzar también ciertos niveles de toxicidad).

También se alimentan de otros invertebrados, como los portadores de peines (ctenóforos o tenóforos que recuerdan en su forma a las medusas) y las medusas.

La tortuga de carey es la única depredadora conocida de la carabela portuguesa (Physalia physalis), un tipo de pólipo colonial con aspecto de medusa que vive en alta mar y que tiene tentáculos de hasta 20 metros con sustancias urticantes muy peligrosas; pueden causar desde quemaduras de la piel hasta un fallo cardíaco si ataca a una persona, y estas tortugas son los únicos seres vivos inmunes a sus sustancias tóxicas.

Además, al alimentarse de esponjas, ayudan a la sucesión de los arrecifes y a liberar espacio para otros organismos por lo que mejoran la salud de los arrecifes de coral, algo más importante de lo que parece.

Tienen numerosos depredadores como son las personas, tiburones, cocodrilos, otros peces grandes y pulpos. Con respecto a sus nidos, estos pueden ser depredadores por perros, mapaches, ratas y personas.

En el camino desde su nacimiento al mar se estará enfrentando a uno de los momentos más peligrosos de su vida, teniendo que intentar escapar de las gaviotas y cangrejos.

Migración y puestas

Las hembras adquieren la madurez sexual a los tres años y el apareamiento se produce normalmente en aguas someras cercanas a la orilla.

Pueden llegar a poner puestas más de una vez en una estación de cría, aunque luego no existen puestas cada un tiempo, sino que unas hembras pueden criar a los dos años, y otras no crían hasta pasados siete años. Desde que alcanzan la madurez sexual pueden criar durante décadas.

Las principales áreas de reproducción se encuentran limitadas entre los 25º N y los 35º S, con pocos registros fuera de estas latitudes (Márquez, 1990), centrándose en el Atlántico norte en el Caribe, en la Península de Yucatán (México), sur de Cuba, y otras islas como Jamaica, República Dominicana o Granada.

Se piensa aunque no se tienen datos suficientes al respecto que nacen machos o hembras dependiendo de la temperatura que reciba el huevo durante su incubación como ocurre con otras tortugas y reptiles.

Cuando las hembras vana poner los huevos estas salen del mar y seleccionan el sitio tras lo cual limpian la zona y cavan un hoyo en la arena donde ponen los huevos; después los tapan con arena con ayuda de sus extremidades posteriores y vuelven al mar. Este proceso dura de una a tres horas. Después de 60 días los huevos eclosionan y las crías intentarán alcanzar el mar; muchas no llegarán debido a los depredadores, por lo que solo unas afortunadas llegarán al estado adulto.

Una vez en el mar son transportadas por las corrientes marinas hasta alcanzar una longitud del caparazón de entre 20 y 30 cm., actuando como animales pelágicos. Después ya seguirán las rutas migratorias para alimentarse y criar. Algunos ejemplares cuando aún son inmaduros se quedan en hábitats cercanos a sus zonas de nacimiento para alimentarse en vez de migrar.

Estudios han demostrado que existe una tendencia a volver a criar al lugar en que nacieron, a pesar de haberse alejado en sus migraciones cientos o miles de kilómetros.

Existe muchísima información sobre la tortuga Carey por parte de la IUCN y de WWF en América latina.

Hábitat y distribución geográfica

La Tortuga Carey tiene una distribución a través de las zonas tropicales, y una menor extensión en aguas subtropicales del océano Atlántico, Índico y Pacífico.

Son Tortugas migratorias con complejas rutas recorriendo habitats muy dispares a lo largo de sus vidas.

Nidifican en costas de nada menos que 70 países ya sean islas o no, aunque en la mayoría de ellos lo hacen actualmente en bajas densidades. Debido al complejo ciclo de vida que ya se ha mencionado junto a las complejas rutas migratorias, la vida de estas Tortugas en el medio marino es poco conocido, aunque se cree que habitan en aguas costeras de 108 países.

Los ejemplares que se encuentran en aguas españolas podrían ser originarios del Caribe. Es muy rara, conociéndose pocos individuos, posibles divagantes, en Galicia, Andalucía Atlántica y un ejemplar en Lanzarote, Islas Canarias. En estas zonas no crían.

Es más común en áreas de arrecifes coralinos de la región tropical, aunque también puede observarse en aguas someras bien iluminadas y limpias, donde abundan las esponjas, que constituyen una parte muy importante de su dieta.

Se observa también, aunque más raramente, en alta mar.

Causas de disminución

El interés económico de los productos derivados de esta especie son el peligro principal, además de los peligros a que se ven sometidas todas las demás especies, como son la pesca, los vertidos, y la contaminación por petróleo (GEORGE, 1997).

El principal destino de los productos de carey ha sido Japón, donde antes de parar de importar caparazones de otros países en 1992 se llegaban a importar alrededor de 30000 kg al año, y que recibía en los años 60 y 70 el 90% de la producción mundial. No obstante algunos países con importantes stocks de este material están intentando que la CITES cambie su actual estatus de prohibición de su comercio.

Los caparazones se usan como objetos de decoración tal cual, y también para confeccionar otros objetos como monturas de gafas, boquillas para cigarros, peines, espejos…

Además varios países como China y Japón las cazan por su carne, considerada un manjar.

Uno de los agravantes de que la especie no se recupere rápidamente es su propia biología, ya que es una especie de larga vida y por lo tanto lento crecimiento, con una baja tasa de reproducción.

Una de las causas de su disminución son las prácticas de pesca donde quedan atrapadas las tortugas y mueren intentando huir.

Medidas de conservación

Actualmente CITES considera completamente ilegal en muchos países la captura y comercio de estas tortugas y sus derivados.

En lugares donde ha habido una intensa explotación y actualmente existe protección, se espera que el número de huevos y eclosiones de los mismos aumente muy rápidamente, no solo por que al protegerlas sobreviven más hembras que llegan a poner, si no porque podrán volver en sucesivas estaciones de cría.

La participación a nivel local en los esfuerzos de conservación ha aumentado en los últimos años.

El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (United States Fish and Wildlife Service) la clasificó como amenazada en 1970, y tiene numerosos planes para conservar a sus poblaciones.

Otros datos de interés

La tortuga de Carey (Eretmochelys imbricata) es una tortuga marina que estaba considerada en peligro por la IUCN desde 1986, aunque el aviso no ha servido de mucho ya que actualmente está clasificada como en peligro crítico (2008).

Estas tortugas tienen un complejo ciclo de vida, por lo que estudiar la tendencia de la especie se hace muy complicado para los especialistas. Aun así gracias a un gran esfuerzo han conseguido llegar a ciertas conclusiones no muy alentadoras.

Analizando los datos tanto históricos como actuales de la especie se observa un extenso declive de las subpoblaciones en todas las grandes cuencas oceánicas en las últimas tres generaciones como resultado de la explotación excesiva de hembras adultas y de las puestas de huevos en las playas, por la degradación de los hábitats donde ponen los huevos, por la captura accidental en redes de pesca, por la captura de ejemplares en zonas donde se concentran y por la degradación de los hábitats marinos.

Al analizar los cambios sufridos por las tortugas en 25 sitios clave distribuidos por todo el mundo se demuestra un declive del 84 al 87 % al año en el número de hembras maduras que pueden criar en las últimas tres generaciones. Numerosas poblaciones, especialmente algunas de las más grandes, han continuado su declive desde la última revisión de la especie. Hoy en día, aunque algunas poblaciones protegidas están en estado estable o incrementándose, existe una disminución a nivel general.

Las poblaciones del Atlántico y del Pacífico se dividen en dos subespecie:

La tortuga Carey del Atlántico (Eretmochelys imbricata imbricata)

La tortuga Carey del Pacífico (Eretmochelys imbricata bissa)

Tortugas carey con transmisores por satélite

Según una noticia de WWF, se ha colocado con éxito un transmisor por satélite a una hembra el 13 de agosto de 2008 por parte de WWF Malasia en colaboración con el Departamento de Pesca Melaka y la base militar Kem Terendak .

Esta es la tercera y última de las tortugas Carey a la que se les ha colocado transmisores en Melaka en este año por parte de WWF para poder seguir sus poblaciones a través de datos por satélite y conocer mejor sus migraciones y comportamiento.

Este es el tercer año de investigación con el que se pretende además identificar y reducir amenazas en su ambiente marino donde pasan la mayor parte de sus vidas.

La elección de los lugares de marcaje se basó en la búsqueda de poblaciones grandes en Melaka, ya que es el segundo lugar donde más tortugas Carey nidifican en Malasia después de las islas Sabah. Cada año, aproximadamente se registran de 300 a 400 ejemplares nidificantes.

Investigaciones con seguimiento por satélite como estas ya ayudaron a clarificar que estas tortugas realizan grandes migraciones, ya que antes se pensaba que eran más bien sedentarias.

El comercio de conchas de carey: una amenaza particular

Las placas de carey son tan apreciadas como el marfil, el cuerno de rinoceronte, el oro y algunas piedras preciosas. La magnitud y el largo historial del mercado de caparazones de carey en el mundo entero han influido fuertemente en el estado de supervivencia de la especie.

Llamadas bekko, carey, o concha de tortuga, las espesas placas que recubren el caparazón de la tortuga están compuestas de queratina, la misma sustancia que forma parte de las uñas, el cabello y el cuerno del rinoceronte. El carey es un material ricamente coloreado, que en manos de artesanos experimentados se puede soldar, modelar, cortar y convertir en infinidad de productos.

Fue el primer material plástico utilizado por el ser humano, y ya antes de la era cristiana se comercializaba internacionalmente. Los precios actuales de algunos artículos de carey hacen de este uno de los productos de origen animal más valiosos; el caparazón bruto, no trabajado, puede venderse en miles de dólares el kilogramo.

La tortuga carey está protegida por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) desde 1975, fecha en que entró en vigor este instrumento. En aquella época, la población del Atlántico estaba incluida en el Apéndice I de la Convención, y la del Pacífico en el Apéndice II. En 1977, la población del Pacífico pasó al Apéndice I.

La prohibición mundial del comercio internacional de tortugas marinas ha surtido efecto gradualmente, en la medida en que naciones que son fuertes importadoras y exportadoras cumplen las disposiciones de la CITES. No obstante, el comercio lícito de carey entre países signatarios de la Convención no cesó sino hasta finales de 1992. En ese año el principal país importador, Japón, que mantenía una reserva en cuanto a la inclusión de la carey en el Apéndice I, adoptó un cupo de importación cero. El comercio entre naciones que no firmaron sigue siendo legal, y en muchos lugares se venden productos públicamente, sobre todo a turistas internacionales.

A pesar de la prohibición del comercio internacional de tortugas carey bajo la CITES, el comercio doméstico y el tráfico ilegal internacional continúan ejerciendo presión sobre las diezmadas poblaciones de esta especie en el mundo. El comercio ilegal internacional a gran escala persiste en Asia e impide la recuperación de las poblaciones de tortugas (2004). Igualmente, en Centroamérica y en el Caribe persisten la explotación doméstica ilegal y el trasiego internacional de productos de tortuga carey (Fleming 2001; Chacón 2002a; TRAFFIC, 2002).